“¡Nos posamos en Marte!, oh, Dios mío”. Después de años de duro trabajo y siete minutos de terror, los trabajadores del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California (oeste de EEUU), lloraron de alegría.

“Llegada confirmada”, dijo un miembro de la misión de control en el JPL, mientras la sala estallaba en aplausos luego de que Curiosity, un vehículo robótico no tripulado de $us 2.500 millones, se posara en la superficie del planeta rojo, abriendo nuevos caminos en la búsqueda de indicios de vida extraterrestre.

Apenas unos minutos antes, en una pequeña y repleta sala de control, los especialistas de la misión esperaban, en angustiado silencio, que las imágenes en las pantallas confirmaran la llegada de Curiosity.

La NASA había denominado “Siete minutos de terror” a la sofisticada operación que precedió al momento mismo en que el vehículo robótico (“rover”) tocó suelo marciano. Una primera ronda de aplausos se produjo cuando Curiosity envió la primera señal antes de ingresar en la atmósfera marciana.

El segundo suspiro de alivio fue cuando la nave que transportaba al “rover” abrió su paracaídas. Pero faltaba la parte más difícil: la nave tenía que estabilizarse antes de que una grúa, utilizando cables de nailon, colocara suavemente a Curiosity en el suelo de Marte, una operación que nunca antes se había llevado a cabo. A las 22.32 hora local (05.32 GMT), esto se logró y gritos de alegría llenaron el JPL: “Demonios,… ¡lo hicimos!”. “Bienvenidos a Marte”, fue el saludo del director del centro responsable de la misión del Curiosity, Charles Elachi, según reportó El País, de Madrid.

Las primeras imágenes llegadas, en blanco y negro, y de escasa calidad, han sabido a gloria a las decenas de ingenieros y científicos de la misión. “Los siete minutos de terror se han convertido en los siete minutos de triunfo”, dijo el director científico de la NASA, John Grundsfeld. Mensajes de parte del presidente Obama a través de su asesor científico John Holdren, allí presente junto al director de la NASA, Charles Bolden, y una alegría incontenible en medio de un ambiente festivo en el JPL demuestran el éxito científico y técnico de EEUU, pero también su trascendencia política.

Tiempo. Las imágenes tomadas con una cámara de muy gran angular dejan ver el horizonte de Marte en el cráter Gale, en un entorno rocoso, donde ha llegado el robot, e incluso el perfil de éste o una de sus ruedas en otra de las imágenes. El vehículo tiene que desplegar sus equipos antes de enviar buenas fotografías en color, lo que puede tardar varios días. Además, los técnicos ya han avisado que, al ser una nave muy compleja, pasarán semanas antes de que empiece la misión propiamente dicha, tras comprobar exhaustivamente el funcionamiento de todos sus instrumentos.