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Obama llama a Corea del Norte a detener su «actitud agresiva»

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó el jueves a Corea del Norte a detener su «actitud agresiva», en ocasión de un encuentro en la Casa Blanca con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

«Nadie quiere ver un conflicto» con Corea del Norte, dijo Obama, quien sin embargo destacó que Estados Unidos está listo para tomar las medidas necesarias para protegerse, «Estados Unidos dará todos los pasos necesarios para proteger a su pueblo y cumplir nuestras obligaciones en virtud de nuestras alianzas en la región», sostuvo el presidente durante un breve discurso desde el Despacho Oval.

«Ambos (él y Ban) estamos de acuerdo en que ahora es el momento de que Corea del Norte ponga fin al tipo de actitud agresiva que ha estado teniendo», expresó Obama.

Si bien el presidente estadounidense enfatizó que Washington continuará tratando «de trabajar para resolver algunos de esos asuntos de manera diplomática», dejó claro que su país estará listo para enfrentar cualquier eventualidad y defender a sus aliados.

De acuerdo con el mandatario, «es importante para Corea del Norte, como cualquier otro país del mundo, observar las reglas y normas básicas».

Por su parte, Ban dijo estar «profundamente preocupado (…) por las tensiones en curso en la península coreana» y llamó «a los países vecinos, incluyendo China, que podrían tener influencia sobre Corea del Norte, a ejercer su influencia para que la situación se resuelva de manera pacífica».

El secretario general de la ONU saludó además «la respuesta comedida» de las autoridades estadounidenses a las amenazas de los norcoreanos.

Más temprano este jueves, el grupo de cancilleres del G8, incluido el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, condenaron duramente al régimen de Pyongyang por su programa nuclear, advirtiendo que sería objeto de más sanciones en caso de lanzar un misil.

Corea del Norte ha amenazado con lanzar ataques nucleares contra territorios de Estados Unidos y sus aliados en el noreste de Asia, en represalia a las sanciones impuestas por la ONU a raíz del ensayo nuclear que llevó adelante el pasado diciembre.