En una atmósfera festiva y sin incidentes, tuvo lugar en la capital de España la principal de las convocatorias encabezadas por el Movimiento 15-M de los «indignados», con seis grandes marchas confluyendo en la céntrica plaza de Neptuno, elegida como fin de la protesta por su cercanía al Congreso de los Diputados, la cámara baja del Parlamento español.

Según los organizadores, más 150.000 personas participaron en las marchas y la manifestación final en Neptuno, cifra que la Policía rebajó a entre 35.000 y 40.000 asistentes, y la empresa privada Lynce, que hace recuentos de participación en este tipo de eventos, situó entre 37.000 y más de 42.000 personas.

«¿Izquierda o derecha? Este país está envejecido. Busquemos una alternativa», «caminemos juntos contra la crisis y el capital, «pienso, luego me indigno», «democracia, ¿dónde estás?», «la patronal nos quiere esclavizar» o la clásica «el pueblo unido jamás será vencido», fueron algunas de las consignas coreadas o portadas en pancartas en las marchas de Madrid.

La múltiple manifestación, a la que asistieron personas de todas las edades, incluidos jubilados y familias con bebés, discurrió bajo un intenso calor y de forma pacífica, pues las redes sociales y las páginas web agrupadas en torno al Movimiento 15-M habían apelado contra la violencia y dieron consejos para evitar a provocadores.

En mente estaban los incidentes protagonizados por grupos de alborotadores el 15 de junio ante el Parlamento de Cataluña, en Barcelona.

El espíritu de este Movimiento y su nombre se remonta al 15 de mayo, cuando comenzó la acampada popular que convirtió la plaza más céntrica y emblemática de Madrid, la Puerta del Sol, en el foco de estas protestas irradiadas al resto de España y a muchas ciudades extranjeras.

Además del cambio de sistema político y social que, según los «indignados», ha nutrido la dura crisis económica en la que está sumida España, el 15-M ha reclamado cambios en la ley electoral, ha arremetido contra los bancos y la corrupción, y ha denunciado el llamado «Pacto por el euro», alcanzado en marzo por la UE.

El pacto europeo criticado
El «Pacto por el Euro», impulsado por Alemania y Francia a favor de la «competitividad», esconde, según sus críticos, numerosos recortes y puntos oscuros, al aumentar la edad de jubilación, vincular los salarios a la productividad y flexibilizar más el mercado laboral. EFE