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Oviedo: militar y caudillo paraguayo que alternó la cárcel con el exilio

Preso en una cárcel militar, condenado por intentonas golpistas y otros procesos penales, Lino Oviedo, muerto el domingo al caer su helicóptero, fue un caudillo que irrumpió en el escenario político paraguayo en 1996, siete años después de derrocar al dictador Alfredo Stroessner (1954/89).

El exjefe del Ejército, de 69 años, de orígenes campesinos, fue el hombre que logró personalmente la rendición del exdictador el 3 de febrero de 1989 -hace exactamente 24 años- provocando la caída de su régimen que marcó 35 años de poder omnímodo.

El respeto que se granjeó por ese hecho lo marcó como un hombre temible, una fama que le empujó a realizar una carrera meteórica de coronel a jefe del Ejército, hasta llegar a candidato a presidente por el partido Colorado -hoy en la oposición- en las elecciones de 1998.

Carismático y de permanente protagonismo en la política paraguaya, pronunciaba sus discursos en guaraní; la lengua hablada por la mayoría pobre de Paraguay.

En las afueras de Asunción, mando construir en un parque un espacio conocido como «Linódromo» en donde congregaba a sus seguidores.

Hacia las elecciones de 1998 figuraba al frente en los sondeos, pero dos meses antes de los comicios el entonces presidente Juan Carlos Wasmosy (1993/98), lo acusó de haber intento un golpe en 1996 y una corte marcial lo condenó a 10 años de prisión.

Desde entonces alternó su vida entre la cárcel, el poder y el exilio.

Cárcel y exilio

Con Oviedo preso y bajo el lema «Cubas al gobierno, Oviedo al poder», Raúl Cubas, su delfín político, triunfó en los comicios de 1998 con 54% de los votos.

Cubas asumió en agosto de 1998 y liberó a su mentor al asumir el poder.

El 28 de marzo de 1999, Cubas entregó el poder acusado junto a Oviedo por la muerte de Argaña y de 7 manifestantes antigubernamentales. Oviedo fue autorizado a salir de la cárcel y marchó a la Argentina.

El 9 de diciembre de 1999, un par de días antes de la asunción presidencial de Fernando de la Rúa, quien había prometido expulsarlo de Argentina durante su campaña electoral, Oviedo huyó de ese país. Reapareció en junio de 2000 en Foz de Iguazú, Brasil, donde fue capturado por la policía brasileña.