Las críticas al menguante compromiso de los países más ricos con la lucha contra el VIH centraron ayer la Conferencia Internacional Sida 2010. Una de las voces que con más claridad ha expresado su decepción es la de Julio Montaner, presidente de la conferencia que reúne a 25.000 expertos, cooperantes y afectados por la epidemia.

Montaner responsabilizó directamente a los países del G-8 de la previsible caída de ingresos, por ser estas naciones las que encauzaron la creación del Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, que cuenta con unos recursos de $us 10.000 millones para combatir esta epidemia.

Onusida, el programa de las Naciones Unidas para el sida, calcula que se requieren $us 25.000 millones para que todos los enfermos accedan al tratamiento. En la actualidad, alrededor de 5 millones tienen acceso a los antirretrovirales, pero otros 10 millones no.

«Tenemos un caso de negligencia criminal por omisión que bordea el genocidio, porque si no-    sotros hicimos la promesa de poder parar potencialmente la epidemia, ahora resulta que los señores (los países ricos) dicen ‘no me interesa todo esto’», criticó.