Pakistán afirmó haber recibido unos 300 millones de dólares de ayuda internacional para los millones de víctimas de las inundaciones, pero muchos seguían sin techo ni comida, lo cual agudizaba las críticas contra la ineficacia del Gobierno.

Las inundaciones han barrido pueblos, tierras cultivables e infraestructuras, y se han convertido ya en la peor catástrofe de la historia del país. Más de 650.000 familias siguen sin tener el alojamiento más básico, según la oficina de coordinación de asuntos humanitarios de Naciones Unidas (OCHA).

Cerca de Multan, en el sur de la provincia de Punyab,  3.000 refugiados, la mitad de los cuales son niños, estaban luchando contra un calor agobiante, nubes de mosquitos y problemas de salud.

La ONU pidió la semana pasada 460 millones de dólares de ayuda para evitar que la falta de alimentos y las enfermedades provoquen una «segunda oleada de muertos», y ayer dijo haber recibido el 50% de esa cantidad, incluyendo promesas que aún deben convertirse en dinero efectivo.

La Unión Europea anunció ayer que aumentaba su ayuda en 30 millones de euros, hasta un total de 70 millones. El lunes, el Banco Mundial había otorgado al país un préstamo de 900 millones de dólares.

Zamir Akram, embajador de Pakistán ante la ONU en Ginebra, dijo que su país ha recibido una ayuda de 301 millones de dólares a través de Naciones Unidas y mecanismos bilaterales directos.