El papa Benedicto XVI rindió ayer homenaje a la poderosa “luz” que irradian los frescos de la Capilla Sixtina durante una ceremonia para conmemorar el 500 aniversario de la inauguración de la célebre bóveda pintada por Miguel Ángel, de 1508 a 1512, y considerada una de las obras de arte más importantes y bellas del mundo.

“No se trata sólo de la luz que proviene del uso sabio del color y sus contrastes, o del movimiento que anima esa obra maestra, sino de la idea que recorre la gran bóveda: la luz de Dios que ilumina los frescos y a toda la Capilla Sixtina”, dijo el Papa. Visitada por unos cinco millones de turistas al año, la célebre capilla (que está dentro del palacio apostólico en el Vaticano) corre el riesgo de deteriorarse por los efectos que causa tal muchedumbre.