El episodio provocó conmoción mundial ya que numerosas cámaras de televisión se encontraban cubriendo las negociaciones con los huelguistas en la mina cuando se inició la operación, y las imágenes muestran a los agentes abriendo fuego contra los mineros manifestantes, que caen abatidos en medio de una nube de polvo.

El movimiento, considerado ilegal, se inició con una reivindicación de un grupo de mineros que exigía triplicar su salario, actualmente de 4.000 rands mensuales (unos $us 486). “El grupo de militantes cargó contra la Policía, disparando y blandiendo armas peligrosas. La Policía se replegó sistemáticamente y se vio forzada a recurrir a la fuerza máxima para defenderse. El balance es de 34 muertos y más de 78 heridos” y 259 detenidos, informó la jefa policial, Riah Phiyega.

“He dado instrucciones a los responsables de las fuerzas del orden para que hagan lo posible para retomar el control de la situación y para que los responsables de la violencia sean llevados a la Justicia”, dijo el presidente sudafricano, Jacob Zuma.

Caso. El jueves por la mañana, varios cientos de mineros armados con porras, barras de hierro y machetes se agruparon fuera de la mina de la empresa Lonmin, pidiendo mejoras salariales; la dirección de la mina los intimó a reanudar amenazando con despedir a los que se negaran a hacerlo.

Ante la negativa de los mineros a dispersarse, la Policía lanzó gases lacrimógenos y les disparó balas de goma. Sin embargo, no queda claro en qué circunstancias la entidad del orden pasó a usar balas reales. En declaraciones a una radio local, el ministro de la Policía, Nathi Mthethwa, dijo que “muchas personas están heridas y los números no cesan de aumentar”.

El funcionario deploró la explosión de violencia y recordó que la Policía había negociado durante tres días con los grupos huelguistas. “Esto no debería haber ocurrido. Habíamos insistido en que hay leyes en el país que permiten que las personas hagan huelga, reunirse o manifestarse, pero pensamos que nadie debe ignorar los pilares de nuestro sistema”, dijo y añadió que se trataba de “una situación terrible para todos”.

“Nunca hemos visto algo de esta magnitud” desde la caída del Apartheid. “Pienso que es una señal de una gran tensión social en Sudáfrica”, dijo el analista Daniel Silke. El domingo, violentos choques entre sindicatos adversarios ya habían dejado en la misma mina un saldo de diez personas muertas, incluyendo dos policías.

Las mujeres lloran a sus familiares

Unas 100 mujeres denunciaron ayer la violencia policial, con cantos y danzas usados hasta hace dos décadas para denostar al Apartheid. “La Policía ha venido aquí para matar a nuestros maridos, a nuestros hermanos ¡A nuestros hijos!”, clamaba Nokuselo Mciteni, de 42 años. AFP