Las principales ciudades argentinas permanecían ayer  con fuerte custodia policial tras los saqueos a supermercados y comercios del jueves y viernes que dejaron dos muertos y cientos de detenidos. 

En la provincia de Buenos Aires, el Gobierno reforzó con unos 3.000 uniformados el patrullaje en la poblada periferia de la capital argentina, donde el viernes se produjeron violentos incidentes en San Fernando, Zárate y Campana (zona Norte), cuando centenares de personas saquearon comercios y supermercados.

Los incidentes dejaron dos muertos en Rosario, la tercera ciudad de país a 300 kilómetros al norte de Buenos Aires, donde una mujer murió desangrada por las heridas que le provocó el estallido de una vidriera y un joven falleció por herida de bala, mientras hay dos heridos graves, según los reportes policiales.

Un policía permanece en coma tras sufrir hundimiento de cráneo al ser golpeado por saqueadores en San Fernando.

Muchos comerciantes optaron por cerrar sus locales ante el temor de nuevos ataques, pese a estar en los días de mayor venta por las fechas navideñas.

El gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, instruyó a su ministro de Seguridad, Daniel Casal, para “intensificar el patrullaje y la presencia de efectivos en toda la provincia”.

Los saqueos se producen en medio de un clima de malestar de varios sectores sociales y sindicatos enfrentados con la presidenta Cristina Kirchner, que se han movilizado en los últimos meses en reclamo de mejoras salariales. La Mandataria permanece en la Patagonia y no se ha pronunciado sobre los sucesos.