El ministro japonés de Economía, Comercio e Industria, Yoshio Hachiro, dimitió ayer a su cargo al referirse como la «ciudad de muerte» a los alrededores abandonados de la central nuclear accidentada de Fukushima.

Nombrado hace apenas una semana por el nuevo primer ministro de centro izquierda, Yoshihiko Noda, Hachiro fue objeto de violentas críticas por la oposición conservadora.

En conferencia de prensa el exministro había declarado: «Desgraciadamente, no hay alma viviente en las calles de las aglomeraciones vecinas a la central. Esto hacía pensar en una ciudad de muerte».

Al calificar a la zona cercana a la planta de «ciudad fantasma», los miembros de su partido también consideraron que la definición fue «inapropiada», señaló la agencia local Kyodo.

Noda había pedido a su ministro se excusara por sus versiones. Los ataques continuaron y Hachiro cedió ayer, afirmó Kyodo y la televisión pública NHK. El Primer Ministro, por su parte, aceptó su renuncia.

De 63 años, Hachiro, considerado un experto en cuestiones laborales y agrícolas, juró su puesto la pasada semana junto con el resto del nuevo gabinete encabezado por el Primer Ministro, que llegó al poder en sustitución de Naoto Kan.

«Pido disculpas por haber molestado al pueblo japonés y a la población de Fukushima», dijo públicamente Hachiro.

Una reconstrucción por más de 180.000 millones de euros, más de 270.000 viviendas por levantar y 23.000 toneladas de escombros por retirar, son algunas de las cifras que, seis meses después del gran terremoto de marzo, dan idea del desafío que aún afronta Japón.