Nafissatou Diallo, la empleada del Sofitel de Nueva York que acusa al exdirector del FMI Dominique Strauss-Kahn (DSK) de agresión sexual, ha dado, por primera vez públicamente, su versión de lo ocurrido el 14 de mayo en la suite 2806.

Después de las dudas que los abogados del político francés han proyectado sobre ella, al acusarla de haber dado diversas versiones, inconsistentes, de la sucesión de hechos ocurridos aquella tarde y por haber mentido a las autoridades de EEUU sobre su pasado en Guinea, Diallo se defiende en una extensa entrevista en la revista Newsweek, manteniendo que DSK la intimidó y la agredió en la habitación que ella debía limpiar.

«Por su culpa me llaman prostituta», lamenta, «quiero que vaya a la cárcel. Quiero que sepa que hay algunos sitios en los que uno no puede usar su poder, no puede usar su dinero».

El violento encuentro duró nueve minutos. Ella logró huir y se quedó en el pasillo, aturdida. «Estaba allí, escupiendo. Me sentía totalmente sola. Estaba asustada», dice. Luego, Strauss-Kahn salió de la habitación. «No sé cómo se vistió tan rápido, y sin equipaje», añade. La miró de reojo, y siguió caminando, sin decir nada.

Según revela Newsweek, los fiscales tienen pruebas de que, la noche antes, Strauss-Kahn hizo proposiciones sexuales a una recepcionista del hotel y han identificado a una empresaria norteamericana que le acompañó al ascensor a la 01.26 y con quien tuvo relaciones sexuales.