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El proceso de paz en Afganistán, al borde del abismo

Dos meses después de un acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes de Afganistán con vistas a una retirada de las tropas extranjeras, la violencia sigue en aumento y el proceso de paz entre los insurgentes y Kabul está al borde del abismo.

Aunque ya no atacan a los estadounidenses, uno de los puntos del acuerdo, los insurgentes multiplicaron sus asaltos contra las fuerzas afganas.   También desoyen los llamados a un alto el fuego de Kabul o de Estados Unidos, en plena propagación del nuevo coronavirus en el país.

El proceso de paz «no está muerto pero necesita respirador artificial», observa Ashley Jackson, investigadora en el Overseas Development Institute.

«Nadie sabe cuánto tiempo queda antes de que [el proceso] empiece a colapsar definitivamente», agrega.

Desde la firma del acuerdo con Washington el 29 de febrero, los talibanes lanzaron una media de 55 ataques diarios y mataron o hirieron a 15 civiles, según un responsable de seguridad afgano.

Las fuerzas afganas mataron por su parte a casi el doble de niños que los talibanes, en especial con bombardeos aéreos, en el primer trimestre de 2020, informó la ONU el lunes.

Un repunte de la violencia previsible, incluso inevitable, debido al lenguaje ambiguo usado en el texto del acuerdo y a las muchas concesiones hechas por los estadounidenses, señalan analistas.

El «Acuerdo para traer la paz a Afganistán» prevé una retirada total de las tropas extranjeras del país sin pedir a cambio un alto el fuego ni tampoco una reducción de la violencia.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no deja de repetir que quiere repatriar cuanto antes al conjunto de las tropas estadounidenses. Y los talibanes entendieron que podían continuar su guerra contra el gobierno afgano, mientras no ataquen a las tropas extranjeras, según estos investigadores.

(29/04/2020)