Referente de ‘los indignados’, José Luis Sampedro muere a los 96 años
El intelectual falleció en la madrugada del lunes, pero la noticia sólo se conoció después de su incineración este martes dado que así lo había querido, explicó su viuda Olga Lucas.
Defensor de una economía solidaria y convertido en sus últimos años en referente intelectual del movimiento de ‘los indignados’, el escritor, economista y humanista español José Luis Sampedro, autor de obras como «La sonrisa etrusca», falleció a los 96 años en Madrid.
Sampedro «ha muerto», declaró a la AFP una fuente de la editorial Random House Mondadori, en la que publicó libros como «Economía humanista» (2009) con los que habían encendido, junto al franco-alemán Stéphane Hessel, otro nonagenario fallecido en febrero, movimientos de protesta juvenil en varios países.
Partidario de una sociedad «más humana, más solidaria», Sampedro era «un hombre moral y humanamente comprometido con el mundo que le tocó vivir, algo que demostró en todas y cada una de sus obras», ya fueran novelas o ensayos de economía, afirmó el editor.
El intelectual falleció en la madrugada del lunes, pero la noticia sólo se conoció después de su incineración este martes dado que así lo había querido, explicó su viuda Olga Lucas.
«Él pidió morir sin publicidad», dijo a la emisora de radio Cadena Ser. «Él entendía la muerte como una parte de la vida, como el último acto vital, y con toda naturalidad, y por eso no le gustaban nada todas las parafernalias», agregó.
«Quiero que recuerden su vitalidad, su dignidad y su espíritu de lucha», afirmó Lucas.
Nacido en Barcelona en 1917, el escritor había pasado su infancia en Tánger, en el norte de Marruecos, y desde entonces el mestizaje marcó una vida que actualmente dividía entre Madrid y el sur de España.
De rostro enjuto, mirada viva y blanca barba, pese a su avanzada edad Sampedro se había convertido en los últimos años en referente intelectual de los jóvenes ‘indignados’ españoles por su crítica de los excesos del capitalismo. Horas después de conocerse su muerte, ésta era uno de los principales temas mundiales en las redes sociales.
«Hay dos tipos de economistas: los que trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que trabajamos para hacer menos pobres a los pobres», había dicho en una ocasión el intelectual que en 2011 escribió el prólogo a la edición española de «íIndignaos!», el libro de Hessel que inspiró movimientos de protesta en todo el mundo.
«Nuestro tiempo es para mí, esencialmente, un tiempo de barbarie», había afirmado Sampedro en una entrevista con el diario El País en junio de 2011. «Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe», consideraba.
Sampedro «estaba convencido de que con sólo recortes no se sale de la crisis», que «sin medidas de fomento del empleo ni nada lo único que hacíamos es empobrecernos cada vez más», recordó Lucas. «Los últimos meses se los han amargado los acontecimientos», en un país con más de 25% de desempleados en el que a la recesión se fueron sumando durísimas políticas de austeridad.
Nombrado senador en 1977 en las primeras Cortes democráticas tras el fin de la dictadura franquista (1939-1975), Sampedro compaginó durante años su trabajo como catedrático de Estructura Económica de la Universidad Complutense de Madrid con una pasión por la escritura que en 1991 lo llevó a ser miembro de la Real Academia Española.
Su novela más leída, «La sonrisa etrusca» (1985), le vino inspirada por el nacimiento de su único nieto, Miguel. Y su protagonista, el abuelo Salvatore Roncone, un viejo agricultor calabrés que se va a vivir a la grande y moderna Milán, «se parecía bastante» al propio Sampedro, consideró Lucas.
«La vieja sirena» (1990), «El amante lesbiano» (2000) y «La densa del drago» (2006) son otras de sus novelas.
Pero Sampedro escribió también numerosos tratados de economía como «El mercado y la globalización» (2002), «Conciencia del subdesarrollo» (1973) o «Las fuerzas económicas de nuestro tiempo» (1967), traducido a seis idiomas recuerda su editor.
En 2011, reconocido como «referencia intelectual y moral de primer orden en la España de la segunda mitad del siglo XX», fue galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas por una carrera «prolífica, desarrollada al margen de las corrientes literarias».
Su «sobresaliente trayectoria literaria» y «su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo» le habían valido poco antes la Orden de las Artes y las Letras de España.