El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos parte en campaña este jueves, fortalecido por su buena actuación en el debate del miércoles contra Barack Obama, quien intenta tranquilizar a sus seguidores después de una presentación decepcionante.

Romney consiguió en este primer cara a cara el urgente buen resultado que necesitaba, con las primeras encuestas que le dan un triunfo sobre Obama, estimulando las expectativas de los republicanos para las elecciones del próximo 6 de noviembre.

Obama iniciará este jueves con un mitin al aire libre en Colorado, antes de viajar a otro campo de batalla, el estado de Wisconsin, donde el lidera las intenciones de voto con siete puntos porcentuales por encima de Romney, según el promedio de RealClearPolitics.com

Por su parte, Romney se reunirá con su compañero de fórmula Paul Ryan, para tratar de conquistar Virginia, otro estado clave, que algunos analistas creen podría ser el campo de batalla decisivo en 2012, y en donde Obama lo aventaja en alrededor de tres puntos.

En el primer debate, mientras que Obama se mostró irritado y pasivo, Romney tuvo un desempeño enérgico, analizando minuciosamente las decisiones de la Casa Blanca, y atacando la política económica, que dijo había «aplastado» a la clase media estadounidense.

En esta primera contienda televisada, Romney pareció mucho más claro que el presidente, quien a su vez dio sensación de cansado después de 4 años agotadores en la Casa Blanca, afrontando las secuelas de la peor crisis económica en décadas.

«No hay duda en mi mente de que si el presidente fuera reelegido continuaremos viendo a una exprimida clase media, con ingresos más bajos, pero con precios más altos. Voy a conseguir que esos ingresos suban de nuevo», dijo Romney.

«(Con Obama) verás el desempleo crónico. Hemos tenido 43 meses consecutivos con un desempleo por encima del 8%. Si soy presidente, crearé, o ayudaré a crear 12 millones de nuevos empleos en este país y a aumentar los ingresos».

Obama, por su parte, devolvió el golpe, sugiriendo que Romney haría recortes del orden de los $5.400 millones de dólares orientados a las clases altas, y que no había sido claro en decir qué lagunas cerraría en el sistema tributario.

«El gobernador Romney tiene una perspectiva basada en que si cortamos los impuestos a los ricos, y recortamos algunas regulaciones, vamos a estar mejor. Tengo una visión diferente», dijo Obama, pidiendo «patriotismo económico».

Romney desafió esas afirmaciones de Obama con respecto al tema de los impuestos, el único ámbito que provocó un fuerte enfrentamiento en un debate que podría calificarse de baja intensidad, y que fue seguido en directo por televisión por decenas de millones de estadounidenses.

«Prácticamente todo lo que él (Obama) dijo sobre mi plan de impuestos es incorrecto», dijo Romney.

A pesar de la inestabilidad en Oriente Medio, tema de fricción entre ambas campañas, este debate se centró estrictamente en las cuestiones económicas. La política exterior tendrá su turno, según se ha establecido, en el último de los tres debates presidenciales que se realizará a finales del mes de octubre.

«No creo que haya alguna duda de que Romney ganó», dijo a la AFP Terry Madonna, director del Centro de Política y Asuntos Públicos del Franklin and Marshall College.

«Él (Romney) fue más agresivo sin ser provocador o combativo. El presidente parecía un poco apagado. El parecía, no voy a decir que molesto, pero por momentos, desconectado, algo incómodo».

La campaña de Romney por supuesto, reclamó la victoria de su candidato en el debate. «Si esto hubiera sido un combate de boxeo, se le habría puesto fin a la hora de haber comenzado», dijo Eric Fehrnstrom, principal asesor de Romney, aludiendo a la hora y media de duración del debate.

 David Axelrod, estratega de Obama, reconoció que «el gobernador Romney es un candidato ambicioso y dispuesto a dar la pelea».

Romney, de 65 años, un multimillonario exempresario, esperaba ser objeto de escrutinio sobre sus complejos arreglos fiscales en el extranjero, que los demócratas han enfatizado para presentarlo como alguien indiferente a los problemas de la clase media.

Sin embargo, Obama, de 51 años, no mencionó esto, ni a Bain Capital, la polémica empresa de Boston que Romney cofundó y sobre la que se basa su enorme riqueza, ni tampoco sus recientes errores electorales, como la filtración de un video filmado en secreto en el que afirmaba que el 47% de los estadounidenses se cree «víctima», no paga impuestos y depende del gobierno para su bienestar.

Varias encuestas nacionales publicadas antes del debate muestran una reñida competencia, con una ventaja de Obama de unos pocos puntos. Otros sondeos realizados en estados que serán clave para definir la elección, le dan al presidente demócrata una clara ventaja.