El Gobierno de Rusia, uno de los principales aliados del presidente Bashar al Asad, consideró por primera vez una posible victoria de los rebeldes en Siria, donde la caída del régimen sólo es “cuestión de tiempo” para la OTAN.

El Gobierno sirio, que perdió en los últimos meses mucho terreno frente a los insurgentes, desmintió por su parte que disparó misiles Scud, como afirmó un funcionario de EEUU, viendo en tales “rumores” un “complot”.

“Es necesario mirar las cosas de frente. El régimen y el Gobierno sirios pierden cada vez más el control del país”, declaró ayer el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Mijail Bogdanov, afirmando que “no descarta” una victoria de la oposición siria.

Según una fuente de la embajada rusa en Damasco, esta sorprendente declaración se explica por el hecho de que Rusia está cada vez más exasperada por el rechazo a cualquier compromiso de parte del régimen, que cree siempre estar en condiciones de ganar militarmente. Además, Rusia y EEUU están en negociaciones para lograr una salida a la crisis.

La caída del régimen podría ser sólo asunto de “semanas”, declaró por su parte el ministro iraquí de Finanzas, cuyo país ha evitado hasta ahora cualquier toma de posición pública sobre Siria.