Francia y China decidieron hoy abrir «una nueva página» en sus relaciones, tras varios meses de tensiones en torno al Tíbet y al Dalai Lama, en el primer día de la visita de Estado del presidente francés Nicolas Sarkozy a China.

Sarkozy, acompañado por su esposa Carla Bruni, inició su segunda visita oficial a China entrevistándose con su homólogo Hu Jintao.

«La visita del presidente Sarkozy a China abre una nueva página en las relaciones sino-francesas. Estamos determinados a construir una asociación global estratégica con Francia, que sea duradera, sana, estable y abierta al mundo», afirmó Hu en una declaración conjunta con Sarkozy ante la prensa al terminar el encuentro.

De su lado Sarkozy insistió en la importancia del papel que juega China a nivel mundial.

«Tengo la convicción de que el crecimiento no se reanudará sin la estabilidad mundial, y esa estabilidad no es posible sin una implicación más fuerte de China» en la escena internacional, afirmó Sarkozy.

«Necesitamos una China que asuma todas sus responsabilidades, que ocupe todo su lugar» en el mundo, añadió el presidente francés.

Con estas declaraciones, tanto París como Pekín mostraron su determinación a dejar atrás sus disensiones de fines de 2008 y comienzos de 2009, relacionadas con el asunto del Tíbet.

En ese contexto apaciguado, Nicolas Sarkozy preconizó la mesura en torno a los asuntos que dividen a China y a sus socios comerciales, como el asunto de la subevaluación del yuan.

«La convicción francesa es que es perfectamente improductivo acusarse mutuamente. Es mucho más inteligente preparar la evolución necesaria del orden monetario del siglo XXI», declaró el mandatario francés.

Estados Unidos, la Unión Europea, pero también los países emergentes, estiman que la subvaluación de la moneda –que hace bajar los precios de los productos chinos– le da una ventaja competitiva injusta a China.

«Vamos a trabajar muy anticipadamente para preparar la presidencia francesa del G20, reflexionando en un nuevo orden mundial monetario multipolar», afirmó Sarkozy, añadiendo que Francia y China van a «reflexionar sobre la regulación de los precios de las materias primas».

El mandatario francés estará en el país hasta el viernes. En su último día visitará la Exposición Universal de Shanghai.

«La visita de tres días del presidente francés Nicolas Sarkozy muestra que las dos partes han enterrado el pasado y podría verse como un anuncio oficial de un retorno a la normalidad de la relación China-Francia», resumió el miércoles el diario oficial China Daily.

El mandatario francés espera por otro lado convencer a los dirigentes chinos de la necesidad de imponer nuevas sanciones contra Irán, por su programa nuclear.

China, muy dependiente de Irán para su abastecimiento en petróleo, es uno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, y el más reacio a esas sanciones.