El papa Benedicto XVI llegó ayer a Barcelona, segunda etapa de un viaje de dos días a España, donde consagrará hoy en una ceremonia religiosa el templo de la Sagrada Familia, construido por el artista y arquitecto Antonio Gaudí.
Antes de dirigirse al Palacio del Arzobispado, el Papa fue recibido por el presidente del Gobierno regional catalán, José Montilla, y el alcalde de esta ciudad, Jordi Hereu, entre otras autoridades.
Numerosos ciudadanos llegaron a la plaza de la catedral de Barcelona para recibir al Papa. Muchos exhibían los colores vaticanos en la cara y el número ‘XVI’ en la frente. Cuando la pantalla gigante que hay junto a la Catedral mostró las imágenes de la llegada al aeropuerto de El Prat del avión en el que viajaba el Papa, se produjo una cerrada ovación al son de «Sí, sí, sí, el Papa ya está aquí».
El único incidente ocurrió poco antes de la llegada del Pontífice, en un balcón frente a la catedral, con la bandera gay. Sus ocupantes colgaron una pancarta con el lema: «Yo no te espero».
Ya en el Palacio del Arzobispado, Benedicto XVI salió a uno de los balcones para saludar a los concurrentes, que entonaban el lema «Benedicto, Benedicto».