En el mundo existen unos 52 millones de empleados domésticos —de los cuales casi 20 millones están en América Latina y El Caribe— y en su gran mayoría (83%) son mujeres con protección social insuficiente.

Así lo señala el primer estudio sobre la materia publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Estas cifras se basan en estadísticas oficiales de 117 países y territorios, pero excluyen a los 7,4 millones de niños que trabajaban hasta 2008 como empleados domésticos.

La gran mayoría de los trabajadores domésticos, “vulnerables a la explotación y el abuso”, están en la región Asia-Pacífico (21,4 millones), 19,6 millones en América Latina (casi la mitad en Brasil), 5,2 en África, 3,2 millones en los países desarrollados y 2,1 millones en Oriente Medio. Por países, Brasil es el que más trabajadores domésticos tiene, con 7,2 millones, seguido por India (4,2 millones), Indonesia (2,4) y Filipinas (1,9).

Según la OIT, se trata de “estimaciones prudentes, que probablemente subestiman la verdadera magnitud del trabajo doméstico”. Los especialistas consideran que el total de empleados podría superar con creces los 100 millones en todo el planeta, ya que se trata muy a menudo de un trabajo disimulado y que no está registrado.

Casi el 30% de esos trabajadores carecen de protección legal; el 45% no tienen derecho a ningún día de descanso, ni semanal ni anual; y la tercera parte de las empleadas domésticas no tiene derecho a ninguna protección en caso de embarazo. En América Latina, en estados como Bolivia (que ya cuenta con una ley de protección para este sector) o Ecuador, la media de horas semanales está entre 40 y 50, más que en Brasil (36,8), México (34,9) o Argentina (26,9).