El Gobierno sirio respondió con la promesa de reformas a la oleada de revueltas que tomó las calles tras la sangrienta represión de las fuerzas de seguridad, que el miércoles abrió fuego contra cientos de jóvenes que marchaban en la ciudad de Deraa y dejó al menos 37 muertos (grupos proderechos humanos elevan la cifra a un centenar).

Ante los miles (20.000 según testigos) que ayer avanzaron en los funerales por varios manifestantes muertos, coreando consignas en las que reclaman libertad y en medio de un fuerte despliegue militar, el Ejecutivo de Bachar el Asad prometió que subirá los sueldos de los funcionarios, mejorará el sistema de toma de decisiones del Gobierno y estudiará la anulación de la ley de emergencia, vigente desde hace 48 años y que da luz verde a las fuerzas de seguridad.

De poco sirvieron las promesas. Horas después, miles de manifestantes se congregaron ante la mezquita de Deraa, donde sucedieron los incidentes, empezaron a corear «¡libertad!, ¡revolución!», según informa Reuters.

La promesa de reformas fue anunciada por la asesora de medios del presidente sirio, Buthaina Shaaban, en una conferencia de prensa retransmitida por la cadena Al Jazira. «El Presidente no quiere que se derrame ni una gota de sangre», aseguró la portavoz. Y añadió que el Gobierno reconoce que «se han cometido errores» en materia de seguridad nacional.