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Tras otro año brutal, en México crece el debate sobre la legalización de drogas

El robo del cadáver del capo de Los Zetas Heriberto Lazcano, sacado de una funeraria horas después de ser abatido por militares el 7 de octubre en México, ejemplifica el agridulce balance de la lucha antidroga en un continente donde crecen las voces en pro de la legalización.

Con la muerte de Lazcano, la Marina de guerra mexicana consiguió asestar un gran golpe al cártel de los Zetas, uno de los más poderosos y sangrientos de México, pero ni siquiera pudieron gozar de la victoria por el inesperado robo del cadáver, dejado en una funeraria de Coahuila (norte) cercana al sitio donde fue abatido.

El misterio del cadáver de Lazcano es una más de las sombras que rodearon la lucha antidrogas en América Latina, donde muchos capos fueron capturados sin que por ello se detuviera el tráfico hacia Estados Unidos.

Según expertos en seguridad, las muertes ligadas a la ola de violencia del narcotráfico en México superan los 60.000 en los últimos seis años, con macabras escenas de cuerpos desmembrados o colgados en puentes vehiculares.

De manera paralela, en la región se intensificó un debate sobre si es necesario modificar la estrategia antidrogas promovida por Estados Unidos e incluso se planteó su legalización.

La legalización deja de ser tema tabú

«Pienso que, a largo plazo, nos encaminamos hacia una legalización a gran escala, al menos de la mariguana, pero será a paso muy lento», comentó a la AFP David Shirk, director del Instituto Transfronterizo de la Universidad de San Diego, California.

Washington y Colorado fueron los primeros en Estados Unidos en votar, en noviembre, el uso de la marihuana con fines recreativos.

Luego de esta votación, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, contrario a la legalización, declaró a la revista Time que se abre un debate «acerca del curso que debe seguir el combate a las drogas».

El aparato militar de Estados Unidos se involucró este año más en la lucha antidrogas con el despliegue de buques y aviones en Centroamérica en la operación multinacional Martillo. También 200 infantes de marina fueron enviados a Guatemala para apoyar en comunicaciones.

Pero fue justamente el presidente guatemalteco Otto Pérez quien se convirtió en una de las voces líderes que critican la guerra contra las drogas y proponen su legalización.

La «guerra que hemos llevado durante los últimos 40 años no ha dado resultados, es una guerra que para decirlo con franqueza la estamos perdiendo», declaró a la AFP en una entrevista en abril pasado.

El 26 de septiembre, Pérez y sus contrapartes de México y Colombia abogaron por un replanteamiento de la estrategia mundial antidrogas en la Asamblea General de la ONU, subrayando en particular que no se ha conseguido detener el consumo.

Uno de estos tres presidente, el mexicano Felipe Calderón, concluyó el 1 de diciembre su periodo de seis años, marcado por una ofensiva militar antidrogas y sangrientas pugnas entre los cárteles.

Lazcano fue uno de los 25 capos más buscados, de un total de 37, abatidos o detenidos durante el gobierno de Calderón.   El cartel del Golfo se vio aún más debilitado tras la detención de su líder, Jorge Eduardo Costilla Sánchez, apodado «El Coss», en septiembre.

Pero Joaquín «El Chapo» Guzmán, el criminal más buscado de México y jefe del poderoso cartel de Sinaloa, sigue prófugo luego de escaparse, en enero de 2001, de una prisión de alta seguridad.

Al asumir el poder, Peña Nieto dijo que dará prioridad a reducir los niveles de violencia en México, aunque por ahora mantendrá el despliegue militar.

Mientras la cocaína, el cristal, las metanfetaminas, la heroína y la marihuana seguían fluyendo hacia Estados Unidos, los cárteles mexicanos continuaron su campaña de terror, mutilando a sus enemigos o colgando de puentes a hombres y mujeres semidesnudos y brutalmente asesinados.

La peor masacre se registró en mayo, cuando fueron hallados 49 cuerpos desmembrados en bolsas de plástico en una carretera de Monterrey, tercera ciudad del país. En el sitio se encontró una nota de los Zetas.

Reducción de la violencia y control territorial     

Según el Instituto Transfronterizo, los niveles de violencia bajaron en puntos clave del país, principalmente en la fronteriza Ciudad Juárez, hasta hace poco considerada la capital mundial del homicidio.

Pero esta disminución de la violencia podría estar más relacionada con un dominio territorial de los cárteles que con un logro de la policía, aclara Shirk.

«Sería grandioso decir que la justicia ha ganado la batalla en esos lugares. No parece ser así», añade al advertir que la disminución en el número de homicidios es difícil de estimar debido a que el gobierno suspendió este año la difusión de cifras de muertes ligadas al crimen organizado.

Y mientras más narcotraficantes y capos fueron detenidos, se multiplicaron las fugas carcelarias.

En septiembre, 131 reos salieron por la puerta principal de la cárcel de Piedras Negras, fronteriza con Estados Unidos, en lo que se presume fue una fuga organizada por los Zetas, grupo creado por militares desertores a mediados de la década de los 90.

También la policía federal, que Calderón reforzó para que sustituyera a militares en la lucha antidrogas, se vio envuelta en polémicas balaceras.

En junio, policías federales dieron muerte a tres de sus compañeros en plena sala del aeropuerto internacional de Ciudad de México. Dos sospechosos se dieron a la fuga y uno fue detenido.

Dos meses después, policías vestidos de civil y en autos particulares balearon un vehículo diplomático de la embajada de Estados Unidos en México, hiriendo a dos supuestos agentes de la CIA que eran conducidos a una instalación militar por un capitán de la Marina.

Catorce policías fueron acusados de intento de homicido y cinco más fueron acusados de ordenar a sus subalternos mentir en las investigaciones.