El Vaticano ha dado una vuelta de tuerca en su lucha contra los curas pederastas y ha aprobado nuevas y más duras normas, entre las que destaca la ampliación de 10 a 20 años del tiempo para denunciar los abusos y la inclusión del delito de posesión de pornografía infantil.

Las normas presentadas ayer equiparan los abusos contra discapacitados psíquicos adultos a los cometidos contra menores y establecen que la Congregación para la Doctrina de Fe pueda juzgar, previa orden del Papa, a cardenales, patriarcas y obispos por delitos contra la fe, la costumbre y la moral, en los que se incluye la pederastia.  Se trata de la puesta al día del documento «De Delicta Graviora», del 2001, anexo al motu proprio «Sacramentorum santictatis tutela», de Juan Pablo II, sobre delitos más graves contra la moral y los sacramentos, entre ellos los abusos sexuales a menores por parte de clérigos.

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, subrayó que las normas demuestran la decisión de la Iglesia de actuar «con rigor y transparencia».