La mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, tiene hasta hoy, un mes antes de la Cumbre del desarrollo sustentable de la ONU Río+20, para definir si veta el Código Forestal, bajo una fuerte presión popular y de los ecologistas que entregaron 2 millones de firmas pidiendo un “veto total” al proyecto que creen provocará una nueva ola de deforestación.

El Código Forestal, aprobado hace semanas por un Congreso con fuerte lobby agropecuario, define qué parte de bosque tienen que preservar los dueños de tierras en la Amazonía y otras selvas.

“Si el código queda como está, como mínimo provocará 22 mil km2 de deforestación”, el tamaño de California o Suecia, sostienen los ecologistas.