La piscina de Alto Obrajes
Construida a medias para albergar la disciplina de natación de los Juegos Deportivos Bolivarianos de 1977, la piscina de Alto Obrajes va camino a ser finalmente concluida ¡35 años después! y ser útil para lo que fue concebida.
Una inversión de 36,2 millones de bolivianos, que están siendo desembolsados por la Gobernación del Departamento, permitirá —de acuerdo con el proyecto— que ese monumental escenario abra sus puertas y ojalá que no las cierre más, como ha ocurrido otras veces.
Las entrañas de ése que durante los primeros años era llamado el ‘monumento a la madera’ —en alusión a la estructura que la rodeaba para su construcción y que fue abandonada por larguísimo tiempo—, están marcadas por una historia negra de lo que jamás debió ocurrir, con un pasado que revela una gama de actos de corrupción que desencadenaron en un sinfín de negociados a cargo de autoridades que, a su turno, sacaron tajada con el pretexto de intentar concluir la obra.
La piscina ha sido objeto de ‘reaperturas’, que fueron actos meramente políticos a cargo de gobernantes sin escrúpulos, que lo único que hicieron fue ‘maquillarla’; sin embargo, hicieron importantes inversiones de dinero que no está comprobado que fueron efectivamente a cubrir las necesidades para ponerla a punto.
Cuando esté concluida pasará a la historia como el escenario deportivo más caro, seguramente con varios ceros agregados al presupuesto inicial, que de por sí era una meta demasiado alta para la realidad que en ese entonces vivía el país, y que se refleja hoy mismo.
Las autoridades actuales parecen haber entendido el verdadero sentido de lo que significa ponerle punto final a esa amarga historia y a partir de haber tomado con seriedad la necesidad de proceder a una apertura definitiva, con el consiguiente beneficio para los deportistas, el escenario ha comenzado a cambiar de cara para, dentro de poco, constituirse en un verdadero orgullo del deporte boliviano. Que sea una realidad.