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‘Bolívar está por encima de todo’

Es un dirigente que siempre está al pie del cañón. Javier Ortuño antepone por encima de cualquier cosa su amor por el club Bolívar. Han pasado varias generaciones de dirigentes y él sigue. En algún momento tuvo que marcharse, pero el regreso siempre se ha dado, como ahora.

Hace 43 años que, en esas idas y venidas, es dirigente celeste. Y hombre clave si se trata, sobre todo, de contrataciones. Gracias a él, a las gestiones que hizo, llegaron importantes figuras a la Academia.

— Si tuviera que elegir un peor momento, ¿cuál sería?

— Como bolivarista, el más triste que viví fue el de 1964, cuando Bolívar descendió a la Primera B del fútbol paceño. Aquél sábado perdimos la categoría faltando cuatro minutos para el final del partido. Hipólito Montenegro ejecutó magistralmente un tiro libre y decretó nuestra caída. Si empatábamos uno a uno, como hasta ese momento estaba el resultado, el que descendía era Univesitario y no-  sotros nos hubiéramos salvado.

— Usted dio varias vueltas olímpicas  pero, ¿cuál fue el momento de mayor gloria?

— Ese que llegó 40 años más tarde (2004), fue la alegría más   grande cuando fuimos finalistas de la Copa Sudamericana ante Boca Juniors. En esa misma gestión también disputamos con Boca partidos por la Copa Libertadores, aquí les ganamos   3- 0 y por la Sudamericana 1-0, con gol de Horacio Chiorazzo.

— ¿Por qué Bolívar no fue campeón de esa Copa?

— Fue una situación algo especial. Recuerdo que el partido definitorio debíamos jugarlo en  La Paz y no en Buenos Aires. Pero los (dirigentes) de la Confederación Sudamericana invirtieron la sede y hasta ahora no sé los motivos. Todo indica que los de Boca “muñequearon” bien porque tenían peso en la Conmebol. Perdimos en Buenos Aires 2-0, pero nos faltó suerte porque Rubén Tufiño estrelló una pelota en el palo.

— ¿Es cierto que ese partido usted lo vio parado?

— Es una anécdota linda. Recuerdo que no cabía ni un alfiler en el estadio; entonces vi a Evo Morales Ayma, quien en ese momento era diputado y estaba con Héctor Arce; así que le cedí mi butaca. Tanto los dirigentes como mis hijos me dijeron: “por qué haces eso”. Y entonces les respondí: “simplemente le cedo mi asiento al futuro Presidente de Bolivia”. Además, Evo está identificado con la Academia.

— ¿Cómo logró convivir con varias gestiones dirigenciales?

— Pasé lindos momentos en Bolívar, colaboré a presidentes como don Mario Mercado, Jorge Lonsdale, Luis Mercado y Mauro Cuellar, con todos ellos sacamos títulos. Con don Mario alcanzamos varios campeonatos formando lindos equipos, pues él conocía muy bien de fútbol, tenía buen ojo para las contrataciones y creo que aprendí mucho de él en ese aspecto.

— Si tuviera que elegir a un presidente, ¿con cuál se quedaría?

— Bolívar tuvo grandes hombres en la presidencia, que condujeron al club y lamentablemente algunos ya no están: don Mario Mercado fue un visionario, don Jorge Lonsdale aportó muchísimo, con don Mauro Cuellar el equipo hizo la mejor campaña de su historia. Guido Loayza ha tenido el acierto de incorporar a Marcelo Claure y emprender un proyecto que pronto rendirá sus mejores frutos.

Otra de las verdades es que ahora el equipo ya no sufre para cobrar sueldos, como sucedía en el pasado. Incluso en la etapa de Mercado, de Lonsdale, teníamos esos problemas y ni qué decir con Cuéllar, cuando yo tenía que ir a Tembladerani a apagar incendios. El fútbol es deficitario y muchas veces los dirigentes arriesgamos incluso nuestros patrimonios. Pero todos, en su momento, hacen lo mejor por el club y eso hay que reconocerle a cada uno.

— ¿Qué futbolistas vinieron por gestión suya?

— Los mejores. Hice gestiones por Erwin Sánchez, Fernando Ochoaizpur, William Ramallo, Marco Etcheverry, Leonel Trucco, Julio Baldivieso, incluso por Ramiro Castillo. Me acuerdo que don Luis Mercado tenía todo para traer al Magro Capria por 250 mil dólares; entonces le dije: “Luchito, para qué gastar tando si aquí lo tenemos al Chocolatín”, que había vuelto de  River Plate. Entonces pagamos 100 mil dólares y fue una gran inversión. Muchos de esos jugadores, además de ser seleccionados, se fueron al exterior y Bolívar tuvo también buenos ingresos.

— ¿Es cierto que usted le ‘capuja’ jugadores a The Strongest?

— Eso dicen muchos dirigentes y la hinchada de The Strongest, que Javier Ortuño siempre les saca a sus jugadores. No es así, ellos también se llevaron a nuestros futbolistas. Por ejemplo, Pablo Escobar fue jugador de Bolívar, lo trajimos de San José cuando terminaba el campeonato, nos reunimos, le dimos un adelanto de 5.000 dólares y acordamos todo; pero apareció Sergio Asbún en Jujuy y se lo llevó a The Strongest. Pablo fue muy caballeroso, nos comunicó el tema y nos devolvió el adelanto.

Lo propio sucedió con Álex da Rosa, con quien teníamos todo acordado y dirigentes del Tigre se lo llevaron a Achumani. Entonces no solamente Ortuño les sacó futbolistas, sino que ellos también lo hicieron.

— ¿Cuál fue su última gran contratación?

— Óscar Sánchez. Y tuve un anécdota bastante linda, porque hablé con él, acordamos todo y se incorporó a los entrenamientos cuando dirigía Vladimir Soria, pero no le quisieron dar ropa de trabajo. Subí a Tembladerani y le hice dar la indumentaria, entonces llegó Mauro Cuéllar, que era el presidente, se enojó tanto, que lo quiso sacar. Cuando preguntó quién lo trajo, respondí que yo, entonces me dijo: “tú le pagas todo”. Con Óscar sacamos varios campeonatos.

— ¿Qué hace de regreso en Bolívar?

— Recibí una invitación de don Guido Loayza y de Percy Luza, hay un lindo proyecto con BAISA, con don Marcelo Claure. Se ha iniciado un nuevo proceso y voy a colaborar en lo que sea necesario. Soy un bolivarista de siempre y es que Bolívar está por encima de todo.