Lo feo del espectáculo en la Villa Imperial
Una vez más,los violentos empañaron una jornada que comenzó auspiciosa

Parecía el brote de algún tipo de afección cutánea. Este domingo Potosí amaneció con puntos amarillo y negro en sus principales calles y, ya de noche, mientras los brotes desaparecían a la par de la salida de una caravana de buses con destino a La Paz, Cochabamba y Oruro, los locales comenzaron a sanar de la comezón que les produjo el partido que dio a luz al primer tricampeón de la Liga.
El asunto pudo haber quedado ahí, pero lamentablemente dejó cicatrices que al final afean la imagen del fútbol boliviano. Los responsables: los energúmenos que se hacen llamar “hinchas” y la ineficiente planificación del operativo de seguridad para un espectáculo de esa envergadura.
La jornada comenzó con escenas que anticipaban un emocionante encuentro deportivo. En principio los stronguistas se pintaban como locales porque, tras llegar a esta capital, comenzaron a tomar las calles en busca de algún refrigerio antes del partido. Los locales se hicieron sentir sólo hasta que comenzó el encuentro. Los puestos de venta de pasajes en la terminal se abrieron a las 08.30 y en minutos acabaron con su oferta. Las colas obligaron a las empresas a habilitar más buses.
Desde las 09.30 miles de seguidores del cuadro paceño comenzaron a concentrarse en inmediaciones del estadio Víctor Agustín Ugarte y una treintena de ellos, no más, anticipaba su protagonismo en las escenas de violencia que luego se registraron en las graderías y, más tarde, fuera de la cancha.
Hincha de Real Potosí que pasaba era insultado y, en algún caso, agredido físicamente por este grupo, que se encontraba en claro estado de ebriedad. El consumo de alcohol era a vista de todos y los pocos policías que rondaban por el lugar se hacían de la vista gorda. Al final este grupo de “hinchas” ingresó al estadio como si se tratase de una cantina y protagonizó actos de violencia como el destrozo de la red de seguridad.
En el otro frente el panorama fue igual. “Hinchas” de Real Potosí en estado de ebriedad, que no llegaban a la media centena, se dividieron en grupos y esperaron con botellas de alcohol en la mano la salida de los stronguistas. Como al principio, los uniformados no cumplieron con su obligación de garantizar la seguridad ciudadana y el festejo se transformó en peleas y pánico para los verdaderos hinchas del fútbol.
Otro punto en contra. Había más gente que asientos en la curva sur, lo que obligó a que mucha gente observe el partido de pie.