Señor Fútbol me ha pedido un imposible, que yo lo hago posible a mi manera. No se olviden que soy hombre de radio más que de prensa. Claro que trabajé arduamente en la revista Panorama y periódicos como La Razón de antes, dirigida por José Luis Corujo, gerentada por don Carlos Nielsen Reyes y Eduardo Berdegue, y con Wálter Villagómez (Villita), con los que supe compartir momentos muy felices. Además, en          La Nación, El Diario, Presencia y el semanario La Voz del Pueblo.
1963 es el año de la única epopeya del fútbol boliviano. Y todas las selecciones futbolísticas del país, desde esa época, no han podido superar y ni siquiera igualar la actuación de aquellos titanes, que desde el empate ante Ecuador 4-4 hasta el triunfo final en Cochabamba ante Brasil (5- 4) provocaron entre el público aficionado la reacción más insólita jamás vista.

La gente en el estadio Félix Capriles de Cochabamba, primero, luego la inmensa multitud congregada en el aeropuerto del valle rodeando la máquina que conduciría a toda la delegación hasta la sede de gobierno, después, brindaron un gran homenaje a los vencedores.

El aeropuerto de La Paz se llenó en horas insólitas de tal cantidad de gente que con sus vítores y gritos quería expresar su alegría convertida en inenarrable demostración de bolivianidad. Fue cuando las sílabas del Bo-bo-bo, li-li-li y via-via-via retumbaron por toda la geografía nacional a donde llegaban las ondas corta y media de La verdad desde la cancha, que a través de radios Illimani, Nueva América, Méndez y la Cadena Nacional del Circuito OPB, transmitieron las incidencias de lo que ocurría en la celebración.

Las gargantas de los relatores y comentaristas de entonces como Cucho Vargas, Lorenzo Carriquiriborde, Héctor Ormachea, Miguel Velarde, Julio Lazarte Lazo, Méndel Urbach, Tito de la Viña, Heriberto Aramayo, Saúl Abdelnur y otros periodistas, se alternaban para describir el acontecimiento del siglo a lo boliviano, porque no todos los días se logra un campeonato invicto de un torneo sudamericano.

Esta hazaña convertida en epopeya era repetida una y otra vez por las agencias de noticias de todo el mundo, así UPI, APA, EFE, ANSA, etc., difundían por todo el orbe lo que ocurría en una nación tan pequeña y que estaba situada en el corazón más céntrico de Sudamérica.

Voy a mencionar los nombres de los jugadores del 63, que a pesar de haber pasado los 50 años no los olvidaremos jamás: Arturo López, Roberto Caínzo, Eduardo Espinoza, Jesús Herbas y Eulogio Vargas construyeron una defensa compacta que nadie se atrevía a superar. Hubo un medio campo con dos gladiadores como el gran capitán Wilfredo Camacho y Max Ramírez, los artífices de todo el plantel; y una delantera de oro puro con Ramiro Blacut, el maestro de siempre Víctor Agustín Ugarte, Ausberto García y Máximo Alcócer.

Y claro, alternaban otras grandes figuras como Fortunato Castillo, Alberto Tórrez, Renán López, Tony Aguirre, Carlos Cárdenas, y hubo quienes no actuaron pero que estaban listos a suplir con eficacia a los titulares, como Isaac Álvarez, Abdul Aramayo, Hugo Palenque, Oswaldo Villarroel, Édgar Quinteros y Mario Zabalaga. Todos estos valores estuvieron bajo la dirección técnica de Danilo Alvim.