Cosas que pasan

El regreso de Alcides Peña pasará casi inadvertido, tal vez porque nos hemos acostumbrado a esta clase de frustraciones. En su mejor edad, 24 años, con ocho años en Oriente Petrolero y 12 actuaciones en la Verde, Peña se entusiasmó con una gran oportunidad y una buena diferencia económica en Arabia Saudí, pero luego de muchos días de noticias contradictorias fue obligado a volver a un equipo donde jugaba a desgano y donde no tiene un lugar de titular.
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Francisco Antonio Argüello, paraguayo de nacimiento (32 años), decidió gestionar y obtuvo la nacionalidad boliviana. Es un caso de sinceridad y cariño por esta tierra que lo recibió hace más de 15 años; fuerte de cuerpo y de espíritu superó una grave lesión y volvió a jugar. Sabe que difícilmente conseguirá un sitio en la selección (ilusión que animó a muchos extranjeros naturalizados) y que en la Liga —a raíz del malhadado artículo de la Federación— seguirá ocupando un lugar entre los extranjeros, en Blooming o donde actúe en el futuro inmediato. La suya es una actitud distinta, y no creo que deba pasar como una noticia cualquiera.
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Al contener un penal ante William Ferreira, Sergio Galarza sumó su novena atajada de penas máximas. Su padre, Luis Esteban, frustró más de 20 penales adversarios, y no hay duda de que de tal palo, tal astilla.
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Sigue sorprendiéndome el caso de San José, que con jugadores como Saucedo, Gomes y Diego Cabrera es un equipo de pocos goles a favor (16 en 11 cotejos). Uno creyó que resolvería muchos partidos con mayor facilidad; y, en cambio, lo que tiene es una defensa de sorprendente seguridad (ocho goles en contra, la menos batida de los ligueros y seis choques con la valla invicta).
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Y no deja de tener razón el presidente de Bolívar, Guido Loayza, cuando habla de los altibajos celestes. Si bien este Clausura tiene varios casos de equipos contradictorios, los celestes, siempre favoritos, y ganadores del 85% de los puntos, todavía necesitan convencer.
El autor es periodista y estadístico.