El ‘Chupa’ Riveros fue quien lo inmortalizó
‘Cuando me muera lo gritaré desde el más allá’, decía el hincha número 1
Cada que hoy en día se escucha el estribillo de guerra de The Strongest se lo asocia a la memoria de quien más sentía cuando lo gritaba: Raúl Ernesto Riveros Gonzales, más conocido como el Chupa Riveros, el desaparecido hincha número uno gualdinegro, quien hacía un ritual antes de cada partido.
“¡K’alatakaya (rompe la piedra) huarik’asaya! (tiembla la vicuña)”, gritaba el Chupa, y toda la hinchada en el estadio le respondía “¡hurra, hurra!”, “¡Viiiva el Strongest!”, volvía a gritar el N° 1, y toda la tribuna le seguía: “¡Que viva carajo!”. Algunos años antes de su partida, el Chupa sostuvo: “Cuando muera lo gritaré desde el más allá”.
Riveros dejó una imagen singular como hincha número 1 del club, gracias a que lucía toda su vestimenta con los colores amarillo y negro, y como él mismo alguna vez bromeó, hasta su calzoncillo era de esos colores. Además se ponía un sombrero de ala ancha, una chalina y una chamarra que eran su típica vestimenta.
El Chupa no sólo convirtió en un ritual el grito de guerra del Tigre en el estadio, sino que para irlos domingos al estadio se preparaba de manera especial: iba por la mañana a misa, almorzaba con su familia y se vestía con su atuendo gualdinegro: “Tengo que ir a disfrazarme para ir al estadio y alentar al Tigre”, les decía a los más cercanos, y se acompañaba cantando una letra especial propia de los hinchas aurinegros de los 60 y 70: “Ternito negro me he de comprar, corbata amarilla. Por stronguista me han de llevar a la Policía”.
Jaime Oblitas recordó que cuando el Chupa estaba vivo no sólo se gritaba el estribillo antes del partido, sino que lo hacía cada que el equipo anotaba un gol y eso acrecentaba el festejo. “Además, no sólo era en el estadio, sino en reuniones privadas entre stronguistas, o en algún evento público donde se mencionaba al club. Es nuestra otra identidad”, ratificó el exdirigente.
Lo que vale es la acepción
El significado
El exdirigente Germán Azcárraga dice que el grito de guerra traducido del aymara al español puede involucrar una palabra diferente, sin embargo, se basa en la acepción de la frase (rompe la piedra, tiembla la vicuña), o sea el sentido que se le da a la expresión. Cuenta que la población indígena de antes fue la que le otorgó ese significado y que incluso la utilizaba.
Falta motivador
El directivo e historiador de fútbol, Iván Aguilar, manifiesta que el grito de guerra, si bien está vigente en la hinchada, empero, en el primer plantel dejó de ser utilizado desde hace por lo menos un par de años. “No hay nadie que motive a los jugadores para gritarlo”, expresa.
En Achumani
Hace un año, un pastor evangélico visitó Achumani, donde repartió pequeñas biblias y habló de Dios al plantel durante algunos minutos. Al final de la charla se emocionó tanto que, siendo bolivarista, él gritó el tradicional estribillo y los jugadores le respondieron.
Otros símbolos
El exdirigente Jaime Oblitas destacó que el club tiene muchos símbolos como la chayñita (pajarillo del altiplano con pecho amarillo y alas negras), el cóndor, la vicuña y el tigre. Además de un himno y recordadas personalidades como Marina Azcárraga.