Proyecto de cambio
Volver al pasado. Eso es —con algunas diferencias— lo que propone el expresidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Wálter Castedo, en su condición de actual secretario general de Destroyers —un club exliguero que juega en la Asociación Cruceña de Fútbol (ACF)—.
El objetivo es ayudar al fútbol nacional a salir del fondo. Bolivia está en el último lugar de Sudamérica a nivel de selecciones —tanto de la mayor como de las menores— y también de clubes. En el país se practica en un nivel mediocre y todo eso repercute. Además, no hay visos de que pueda nivelarse o siquiera acercarse a las inversiones que se hacen en otros países. Por tanto, el retraso es alarmante.
Castedo plantea —lo hizo en la más reciente reunión de la ACF la semana pasada— juntar a equipos ligueros con los de las asociaciones; es decir, volver a lo que era el fútbol boliviano antes de que naciera la Liga. Como detalles novedosos surge la inclusión de escuelas en categoría Sub-20 y equipos de provincia, tal vez buscando un punto de partida para que funcione de verdad la formación y promoción de nuevos valores, algo que escasea en el fútbol actual.
Ninguna propuesta está demás si la idea es aportar, tratar de salir del encierro en el que está el fútbol boliviano. Buscar —como dice la mayoría, aunque no hace nada— el cambio.
El expresidente de la FBF apunta además a otro detalle: evitar el sangrado económico de los clubes —los ligueros—, dizque porque hoy en día gastan y gastan en viajes un dinero que bien podría ser aprovechado de otra manera.
El proyecto está ahí. Es un poco complejo por todas las fases que involucra. Es un puñado de buenas intenciones, aunque uno tarde o temprano va a preguntar cómo hacer para lograr que —después de tantos años— clubes de Liga y de Asociaciones puedan ser compatibles.
Sin ir lejos: qué hacer, por ejemplo, para que The Strongest y Bolívar, que están de lejos en otro nivel, tengan competidores en igualdad de condiciones. Chaco, 31 de Octubre, Unión Maestranza, etcétera están lejos. Lo mismo pasa en los demás departamentos.
¿Los chicos podrían equipararse de alguna manera a los grandes para jugarles de igual a igual como ocurría antes? ¿Los grandes tendrían que retroceder y acomodarse a la mayoría?
La cuestión es mucho más amplia y compleja. Un proyecto debe tener tantas soluciones como el número de sus propuestas. Hacerlo por salir del paso nunca va a servir.