A las patadas
Falta un año —días más o menos— para que la dirigencia del fútbol elija al ejecutivo de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), y mientras el actual presidente, Carlos Chávez, ya se ha animado a decir que podría ser candidato a la reelección, otros actores a nivel directivo, sus opositores, sólo hablan de una cosa: bajarlo del trono.
¿No sería bueno empezar a lanzar ideas (y parar los ataques) que lleven a pensar en la posibilidad de afrontar una reestructuración verdadera —más allá de las personas— para encaminar al fútbol nacional por mejores sendas?
Por si a alguna gente se le ha olvidado, ya ha pasado mucha agua por debajo del puente y una vez más —la quinta consecutiva— la Selección boliviana fue eliminada en una competición premundialista, en este caso para Brasil 2014, y nuestro fútbol está tan venido a menos que no hay dónde más siga cayendo.
Con motivo de los 20 años de la clasificación de Bolivia (1993) a un Mundial, el de Estados Unidos (1994), los buenos recuerdos de aquella gesta fueron manchados una vez más por este puñado de dirigentes, al parecer más abocados a la destrucción que a la construcción.
Guido Loayza, quien fuera presidente de la FBF entre 1993 y 1994, ha gastado buena parte de su tiempo y del que le han entregado radios y televisoras, y tinta y papel de los medios escritos, para rememorar aquel episodio de su exitoso corto ciclo en esa entidad, pero si uno escudriña en el fondo no hallará ni la más mínima idea de lo que debería hacer el fútbol para cambiar, salvo un deseo de mal político: “Mientras Carlos Chávez siga perpetuándose en la FBF, Bolivia no volverá a la Copa del Mundo”, como si fuera, vaya cosa fácil, cuestión de una persona.
Chávez no se ha quedado atrás y en cuanta oportunidad ha tenido ha devuelto dardos, el más venenoso fue ignorar a Loayza al no hacerlo partícipe de un acto, en Santa Cruz, para reconocer “a los verdaderos protagonistas”, cuerpo técnico y jugadores, que hace 20 años consiguieron el tan ensalzado logro futbolero. ¿Costaba mucho poner en la bolsa a quien tuvo la virtud de conducir ese momento histórico?
Como hace notar este par de ejemplos, de un lado y de otro, caballerosidad es lo que menos existe en un deporte donde, sobre todo a nivel dirigencial, debería ser lo primero, sin lanzar tantas patadas como lo hacen los jugadores en el terreno de juego. No es lo que queremos, pero es a lo que ellos nos conducen, lamentablemente.
El editor