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El corazón de la Copa do mundo

Corazones acelerados con el movimiento de gente y turistas por la cercanía del Mundial de fútbol en Brasil crean millones de latidos, se escuchan como una fiesta de tambores, tenues, grises y fuertes que van creando diferentes ritmos.

Para latir junto a ellos es preciso llegar a la pulsación del corazón que nace en Rocinha, una favela con una población de 56.338 habitantes, que la convierte en la más grande de Río de Janeiro.

Siento una emoción muy grande al saber que podré quedarme en casa de Soca, que es un articulador cultural en la favela. Se trata de un personaje muy carismático para su gente, ésta le agradece traer artistas de la talla de Gilberto Gil, entre otros.

Soca y su familia viven hace mucho tiempo en la favela. En su rostro veo una gran preocupación por su gente y es evidente que él prefiere evitar que muestre algunos lugares peligrosos. Yo no siento miedo, la gente es amable y me confunde con una gringa, quizás sea su forma de decirme turista.

Dos veces al día ingresan los grupos de Favela Tours, estos sí son gringos, caminan inseguros y sorprendidos. Para sus países debe ser como ver la miseria. Sin embargo, yo la paso bien, hay todo tipo de comida muy rica y barata; como también existen los lugares de comida cara. Para la señora Nasaret, que tiene su puesto de artesanías, es una alegría la llegada del Mundial, porque la favela —dice ella— se llenará de visitantes extranjeros.

El Mundial es muy comentado en cada charla, algunos piensan que será emocionante, que ganará Brasil; en cambio, otros creen que se está gastando demasiado dinero y que éste podía haber servido para mejorar las condiciones, por ejemplo, de la favela.

Ninguno de los habitantes de aquí podría asistir a ver un partido de fútbol de la próxima Copa de la FIFA, menos soñar con ir a la inauguración; es que los precios de las entradas son muy caros y para la gran mayoría de habitantes de este lugar —que ganan unos 800