Thursday 28 Mar 2024 | Actualizado a 11:14 AM

‘Hay cosas que mejorar’

El 3 de junio, en un amistoso frente a Japón previo al Mundial, Costa Rica perdió 3 a 1 y El País de Uruguay encabezó la nota con un duro “COSTA POBRE”. Ayer le llovieron cientos de mensajes al diario pasándole factura por la humorada.

HUMILLACIÓN MUNDIAL”, tituló el deportivo diario Marca a todo lo ancho de su página de internet, después de que Robben y Van Persie, Holanda toda, bah, carneara a España y la dejara con las vísceras al aire. Título del tipo “SE HUNDIÓ EL TITANIC”. Al día siguiente, en su edición impresa, sobre un fondo negro, también en letras descomunales, el mismo Marca pone, como si fuese cuestión de decidirlo nomás: “ARREGLAD ESTO”. Portada parecida a aquella célebre de El Gráfico cuando Colombia apaleó a Argentina 5 a 0, la que solo decía “VERGÜENZA”. Porque el 5-1 de Holanda, como aquel histórico 5 a 0, son golpes directos al orgullo, afrentan el nacionalismo.

Arreglad esto… Imperativo, simpático. Como si ahora se encerraran en una pieza el capitán Smith (Del Bosque) y seis o siete de sus oficiales (Casillas, Sergio Ramos, Piqué, Xavi, Iniesta, Busquets, Xabi Alonso) y se dijeran: “Bueno, señores, dejémonos de embromar y enderecemos este barco. ¡A ganar..!”.

Esto nos recuerda al Mundial de Alemania 74, cuando Argentina llevó un grupo fantástico de jugadores (Fillol, Kempes, Babington, Brindisi, Houseman, Ángel Bargas, Ayala, Heredia), todos con 22, 23 años, y se estrelló contra el Muro de Berlín, que aún existía. En la gira previa enfrentó a Holanda, la Naranja Mecánica, que era un arma ultrasecreta, todavía ignorada por las incautas selecciones del tercer mundo, sobre todo la más incauta, la nuestra. Ganó la Naranja 4 a 1 con una superioridad notable. Veinte días después, ya por el campeonato, volvieron a medirse y hubo otros cuatro naranjazos: 4 a 0. Pero esta vez el baile fue de escándalo, los argentinos no sabían dónde estaban parados. Entonces surgió una leyenda, muy graciosa; dice que, en el entretiempo, el técnico argentino Vladislao Cap, juntó a los jugadores y los arengó: “Bueno, muchachos, basta de moños y hagan goles”.

Algo así pide Marca: levantaos, ganad, traed de nuevo la corona… ¡Haraganes..! A propósito: Marca envió 13 periodistas a Brasil a cubrir el Mundial de punta a punta. ¿Los dejará..? ¿O vendrá la contraorden..? Volved…

Extra, un periódico popular de Río de Janeiro, publicó en tapa una gran foto de un gol de Robben con un título enorme y genial: “EX-PANHA”. Una inspiración de su editor. Y en los medios españoles aparecieron cientos de los clásicos “memes” después del partido. Uno de ellos, notable, decía: “Menos mal que tenemos a Iker, que si no, nos meten 4”. Realmente, Casillas tuvo el peor desempeño en sus 15 años de Primera División. Pero es tan hidalgo caballero que lo ha reconocido así.

Más cómico que todo ello ha sido el comentario de Xabi Alonso, muy flemático él, quien en conferencia de prensa ha dicho: “Hay cosas que mejorar”. Sí, por ejemplo, el planteo, la defensa, la delantera, el mediocampo… Sergio Ramos, por su parte, sentenció: “Hablar de fin de ciclo es una auténtica locura”. ¿Y cuándo terminan los ciclos… cuando mueren los jugadores..?  El presidente del Barça también ha dicho lo mismo: “Aquí no hay ningún final de ciclo”, pero ya han cambiado tres técnicos y ahora se disponen a vender diez jugadores y comprar nueve. 

Después del penal obsequiado por el juez Nishimura a Brasil, el diario Olé, de Argentina, en su edición digital, tituló fuerte: “Arrancó robando”. Hablaba de Brasil, claro. A la mañana siguiente, dio toda la portada al penal y tituló, más jocoso: “JUGÓ ROBINHO”.

Pero acaso más divertido que eso fue Fred, el centrodelantero que consiguió el célebre penal, cayendo como si le hubiesen pegado tres tiros a quemarropa. “Hay una conspiración contra Brasil”, dijo el atacante, refiriéndose a las críticas a Nishimura. Y no se inmutó.

El 3 de junio último, en un amistoso frente a Japón previo al Mundial, Costa Rica perdió 3 a 1 y El País de Uruguay encabezó la nota con un duro “COSTA POBRE”.

Ayer le llovieron cientos de mensajes al diario pasándole factura por la humorada.

El Mundial es un show en sí mismo, y la prensa en el Mundial, otro. Es tan gravitante su papel transmisor, su generación e interpretación de las noticias, la fabulosa repercusión que provoca, que nos preguntamos: ¿serían posible los Mundiales sin el periodismo..? ¿Los haría jugar igual la FIFA..? ¿Para quién? No tendría objeto alguno.

Decía Vicente Blasco Ibáñez, gigante de las letras españolas: “El destino del periodista consiste en dar noticias en estilo grato e impresionante. Cuando un padre llega a ver a sus niños, antes de que se acuesten, éstos le miran con ojos ansiosos y le dicen: ‘Papá, cuéntame un cuento’. Y esto es el periodismo: el niño, el eterno niño del público que pide la maravilla de un cuento nuevo todos los días. El editorial sesudo, la noticia impactante, el parte policial, la crónica de arte, todo ello obedece al más fuerte deseo humano después del hambre: la curiosidad”.

Los medios han alcanzado en este Mundial un protagonismo cumbre. Es tan importante mirar los partidos como leer o escuchar qué se dice después.

Ya podemos afirmarlo sin el menor reparo: nunca un mundial tuvo un inicio tan espectacular como éste. Por lo general, las primeras fechas son de juego conservador, los rivales se estudian. Ahora, en cambio, todos están convencidos de que el empate no sirve, los chicos no temen a los grandes y todos están nivelados y bien preparados. Por eso, más allá de la táctica que usen, todos buscan la victoria. Buen ejemplo es Costa Rica, la forma en que salió a ganarle a Uruguay es notable. Grandes partidos, lluvia de goles, juego de ida y vuelta, equipos atrevidos, velocidad, paridad. Es el fútbol actual.

Los más felices con este comienzo, más que los hinchas, son Dilma Rousseff y Joseph Blatter, quienes la tarde de la inauguración parecían acurrucaditos en sus butacas, sin moverse; ni se asomaron. Tan promisorio comienzo de Mundial ha cambiado el foco de la noticia. Ya nadie habla de los atrasos en las obras, las protestas sociales, el costo de los estadios… La fuerza huracanada de la pelota (bien jugada) dejó lado toda noticia que no sea el fútbol propiamente dicho.

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Nadie gana antes de jugar

Alemania ha jugado hasta aquí un Mundial excelente, coronado con el histórico 7-1 a Brasil, es claro favorito y juega más bonito que Argentina, que ha llegado con lo puesto a la final. Y si no es mil veces mejor, como asegura Zico, sí luce compacto, brillante.

Felicidades por el subcampeonato”, tituló a toda portada el Bild, el diario de mayor venta de Alemania, mofándose de Argentina. Es el más osado de una prensa ya festiva por el título que con toda seguridad, dice, quedará en manos de Klose, Kroos, Khedira y todos los muchachos del KKK. Más abajo dice: “Felicidades, Messi, con eso te basta para ser subcampeón”. A su vez Der Spiegel escribió: “Argentina consiguió ganar con suerte en la espantosamente débil semifinal ante Holanda. ¿Debe Alemania tener miedo de un rival así?”.  

Wolfgang Niersbach, presidente de la Federación Alemana de Fútbol, señaló con frescura: “Argentina gana los amistosos, nosotros los de competición”. (¡Menos mal que los arrogantes son los argentinos…!). Thomas Muller declara: “Nunca he perdido un partido oficial contra Messi”. Lahm analiza: “La experiencia que tenemos es una ventaja, sabemos lo que tenemos que hacer”. Y Beckenbauer, garantiza: “En la final solo puede ganar Alemania”.
Zico, por su parte, analizó el partido y sentenció: “Alemania es mil veces mejor que Argentina”. El diario Marca, de Madrid, hizo una encuesta sobre quién ganará: el 59,8% contestó Alemania. Diarios y analistas brasileños no le dan ninguna chance al equipo de Messi. Uno se pregunta: ¿Por qué no entregar la Copa directamente al capitán alemán…?

Alemania ha jugado hasta aquí un Mundial excelente, coronado con el histórico 7-1 a Brasil, es claro favorito y juega más bonito que Argentina, que ha llegado con lo puesto a la final. Y si no es mil veces mejor, como asegura Zico, sí luce compacto, brillante. Además, hay un antecedente válido: con muchos de estos jugadores en ambos bandos, Alemania aplastó 4-0 a Argentina en Sudáfrica. No obstante, este clima de superioridad absoluta no es buen consejero. Recuerda la flemática orden del capitán Smith al piloto del Titanic: “A toda máquina”.

Desde luego, Argentina no es un iceberg, pero en el choque frente a Holanda mostró una frialdad táctica, un orden, una disciplina de marca y algunos atributos viriles que a la tropa alemana no le convendría subestimar. Los medios brasileños dijeron que ante Holanda fue una semifinal sosa, sin fútbol, soporífera. No vieron el partido. Fue un duelo ajedrecístico, jugado con altísima intensidad y velocidad, apretando las marcas a fondo, cuidando el más mínimo detalle ante el otro para no perder. El que se distrae un segundo, como le pasó a Carlos Sánchez —de Colombia— ante Brasil en el primer gol brasileño, se va del campeonato. Eso hicieron Holanda y Argentina, no desconcentrarse un instante porque sabían que se lo facturaban con la eliminación.

En el otro campamento, Sabella dijo algo cierto: “Necesitamos hacer el partido perfecto”. Con menos que eso, posiblemente pierda. No es un descubrimiento decir que es un equipo que no lució, que necesitó de Messi para que lo ubicara prácticamente él solo en cuartos de final, y que fue de menos a más. Ahora está subido a un envión anímico importante después de haberse sentido compacto ante Holanda, y luego de haber cumplido sus dos primeros objetivos: uno era jugar los 7 partidos, otro llegar a la final, y el tercero todos lo saben, sería conseguir el tricampeonato.

Una cosa es segura: Argentina no le va a regalar un centímetro a su rival, nada, cero. Si Alemania viene con un cigarro y le pide fuego, Argentina le va a decir “no fumo”. Si alguna pesa de la balanza se inclina a favor de Argentina es que lleva enfrentados a 4 europeos: Bosnia, Suiza, Bélgica y Holanda. Los cuatro fueron complicados, luchadores, muy aplicados en la marca, no le dieron espacios a Messi. El cerco que tejió Hitzfeld (DT de Suiza) sobre Leo fue perfecto. A su vez, Bélgica y Holanda, que arrasaban a sus rivales, tuvieron nulo lucimiento ante la Celeste y Blanca, lo que indica que a ellos tampoco les fue cómodo enfrentarla. Argentina, se comentó hasta la saciedad, circuló por el camino fácil, pero cuando haya terminado el torneo habrá medido a cinco selecciones europeas sobre siete salidas al campo, no es una ruta tan cómoda.

Alemania, desde luego, parte con la ventaja de su mejor juego, de sus grandes jugadores, de su armonioso funcionamiento. Argentina intentará repetir su producción de la semifinal, lo más convincente suyo hasta aquí.

Lo interesante del fútbol es que los partidos, por fáciles que parezcan, hay que jugarlos, nadie gana de antemano.

LA FUERZA DE LA HISTORIA. Alemania batirá esta tarde el récord de finales mundialistas disputadas: 8. Le sigue Brasil con 7, Italia con 6 y Argentina con 5. La estadística demuestra el peso notable de la tradición en los mundiales. Siempre está la revelación, el tapado, la sorpresa, no obstante la grandeza tiene un plus que decide.

CUARTO OSCURO. Si el fútbol es el deporte donde todo puede suceder, hasta lo más inimaginable e inverosímil, esta actuación de Brasil supera todos los límites. Que con este equipo haya logrado el cuarto puesto es un hecho tan excepcional como inexplicable, hay que buscarlo por el lado de la localía. Y que finalice su participación con dos derrotas y siendo la valla más vencida del torneo —de su propia Copa— es más de lo que podíamos suponer. Pero un dato adicional es tremendo: en 20 mundiales de fútbol, es la selección anfitriona con más goles en contra, 14. Nunca, ni Suiza en 1954, ni Suecia en el ‘58, ni Chile en el ’62, ni México en el ’70 o el ’86, locales no muy fuertes, recibieron la andanada de goles que le propinaron a Brasil aquí. Lo curioso es que, para muchos observadores, antes del Mundial la verdeamarilla aparecía como la mejor defensa de la Copa.
Pero a nadie se puede culpar de haber errado; esto es fútbol.

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¡Supermessi y Superklose al rescate..!

Aún sin perder, el 0-0 frente a Irán era un ridículo mayúsculo para Argentina, que compuso, quizá, su peor actuación en los casi tres años de Sabella como entrenador argentino. El polaco-alemán Miroslav Klose representa al antiguo “9” tipo tanque, bien de área, y demuestra que la función está viva si se tienen las condiciones.

¿Es un pájaro…?, ¿es un avión…? ¡No, es Messi..! El avión de Argentina, con los motores en llamas, se estrellaba irremediablemente contra el suelo, pero apareció, una vez más, el superhéroe, atajó el aparato y lo depositó con suavidad en tierra firme. No todos salieron ilesos; el técnico Sabella quedó chamuscado, el libreto del equipo se incendió, varios jugadores presentan quemaduras.

Aún sin perder, el 0-0 frente a Irán era un ridículo mayúsculo para Argentina, que compuso, quizá, su peor actuación en los casi tres años de Sabella como entrenador argentino. Hasta el minuto 91, el equipo albiceleste fue un páramo futbolístico, ni una idea ni el oasis de dos pases seguidos, ni una patriada individual. Nada, cero. Lo único, como siempre, Messi, intentando alguna buena jugada, pero totalmente abandonado a su soledad. Todos dicen querer a Messi, pero nadie le devuelve un pase ni se le ofrece para triangular.

Los futbolistas tienen olfato canino: cuando ven que el de enfrente no es nada, se le van encima. Eso sucedió con Irán. Se habían situado los 11 atrás previendo un vendaval argentino. Sin embargo, en un momento dado se percataron de la insólita flojedad adversaria y comenzaron a sopesar un plan, hasta ahí impensado: atacarlo. Lo hicieron. Y convirtieron al arquero Romero en figura tapando tres pelotas con claro destino de gol.

Siempre se puede estar peor. La pavorosa presentación ante Irán obró un milagro: que la desabrida faena frente a Bosnia pareciera aceptable. De lo visto hasta ahora, Argentina no alcanza el nivel de candidato. Está en octavos de final porque tiene a Messi (a quien le debe quedar cada vez más claro que será difícil ser campeón del mundo con esta selección). En un momento del primer tiempo, el numeroso público argentino en Belo Horizonte calificó lo que estaba viendo con un canto: “Ooolé, olé, olé, olááá… Irán, Irán…”

El gesto adusto, contrariado de los jugadores albicelestes graficaba su deso- rientación. No hay alegría en su juego ni en sus rostros. No aparece la armonía, que es la madre de todo funcionamiento, de todo sistema o estilo. De la armonía parte el convencimiento y de éste la ilusión. A propósito de ello, el diario Marca, de Madrid, acertó con el titular del partido: “El sistema es Messi”, puso, no hay más. Al menos de momento. Ojalá logre levantar en lo que viene.

Los tres entrenadores argentinos en este Mundial (Pekerman, Sampaoli, Sabella) han disputado dos partidos cada uno. Y ganaron los seis. No obstante, los dos primeros parecen tener las ideas clarísimas respecto al juego, a sus equipos. A Sabella se lo ve confundido, y el plantel parece captar esa turbación.

“Lo bueno es que hizo autocrítica”, comentó un periodista en la sala de prensa. “Sí, pero con autocrítica no salís campeón del mundo”, le respondió otro.
De cómo ha cambiado el fútbol, habla este partido. En décadas anteriores, jugando igual de mal, Argentina de todos modos hubiese ganado 4 a 0. Esta vez apenas lo rescató el milagroso zurdazo de Messi, que llevaba tanto efecto que parecía irse lejos del arco y finalmente terminó colándose incluso sin tocar el palo. Irán, aún metido atrás, lució mejor, fue más ofensivamente y mereció llevarse algo. Incluso hubo un penal de Zabaleta a Dejagah que el juez serbio Mazic no vio. Pareció que el marcador había despejado la pelota, pero nunca la tocó, sí le pegó al atacante iraní. Mazic estaba detrás de ambos, por eso no lo vio.

La película argentina tuvo idéntico libreto en las dos primeras presentaciones: diálogo pobre, guión insulso y bostezos hasta que aparece el superhéroe, arranca las únicas sonrisas de la platea y The End.

EL VIEJO “9” DE ÁREA. En tiempos en que se valoriza el “9” y medio, o centrodelantero tirado atrás, Miroslav Klose iguala el récord de goles en Mundiales de Ronaldo con 15. Y con enormes posibilidades de aumentarlo. El polaco-alemán representa al antiguo “9” tipo tanque, bien de área, y demuestra que la función está viva si se tienen las condiciones. Ratificación de que el estilo lo marca el jugador. Lo verdaderamente impresionante de Klose es su condición física a los 36 años, impactante. Luce ágil, fuerte, veloz. Tras marcar el gol dio una vuelta carnero… y sobrevivió. Klose logró empatar para Alemania ante Ghana.

Benzemá, Luis Suárez, Neymar, Müller, Messi, Robben, Van Persie, Mandzukic… A excepción de Cristiano Ronaldo, todos los grandes artilleros del mundo de quienes se esperaban anotaciones, las han conseguido. Cuando el fútbol muestra tendencia ofensiva, los delanteros lo agradecen.

¿UN PICHÓN DE SPENCER…? También Enner Valencia se quitó los anteojos, la corbata, el saco, se puso el ajustado traje de superhéroe y voló a tiempo para salvar a Ecuador del abismo. El 2-1 final sobre Honduras es casi todo mérito suyo, de su notable olfato de gol. Está siempre con las antenas paradas, listo para picar al vacío, pescar el rebote o conectar el centro. Enner es una bendición para el fútbol ecuatoriano, tan árido últimamente en materia de figuras.

En el primer gol pareciera que apenas tuvo que empujarla, pero no es así, hay mucho mérito: venía siguiendo la jugada, anticipó a la marca y definió bien. Otro tal vez la tira afuera; otro no primerea. Eso revela su astucia, su innata condición de artillero. Y en el segundo ratifica su viveza para colocarse en el área, saltar en el momento exacto y darle de pique al suelo, lo que más descalabra a los arqueros.

Y hubo un tercero, para nosotros válido, pues la mano de Antonio Valencia fue casual y la jugada valía. Ahí la definición de Enner fue notable, rápida, de gran precisión, al ángulo alto, inatajable. Vale considerarlo pues para él la jugada seguía y lo hizo espontáneamente. Un talento inmenso para hacer red.

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