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Uruguay nunca se da por vencido

Uruguay se aferró a su ciclo para sobrevivir amarrado a las cualidades que protegen su fútbol y al carácter y la personalidad de una camada que no quiere terminar una racha histórica y una supervivencia de alegrías.

La amenaza del fin de un bonito recorrido asoma alrededor de Uruguay, que no da la sensación de ser capaz de exprimir más un equipo que ha rentabilizado hasta los extremos a una generación plagada de talento. Se vio ante Inglaterra.

El carácter uruguayo y el corazón es lo que ha mantenido a la Celeste hasta lugares impensables. Un equipo que parece que se agota y no se termina nunca.

Uruguay no se relaja y este plantel ha cumplido de largo con su afición, con sus entusiastas. Campeón de América en el 2011 en Argentina y cuatro años atrás, en el Mundial de Sudáfrica 2010, cuarto clasificado. Mucho más de lo que se esperaba que podría alcanzar.

En cualquier caso el final del ciclo ha de llegar. A pesar de que su técnico Óscar Tabárez no termina de asimilarlo. El preparador, lejos de abordar una paulatina pero necesaria regeneración ha recurrido para el Mundial de Brasil a los clásicos.

Y eso que el porvenir celeste está asegurado. Un ejemplo, Jose María Giménez; el central del Atlético de Madrid, con 19 años, fue titular. El hombre que ocupó el espacio del lesionado Diego Lugano.

Pero Uruguay confía y ha confiado porque arriba tiene lo que no tiene nadie. Luis Suárez y Edinson Cavani. Puede haber en Brasil una dupla igual. Pero no mejor. Dos perlas que se desmarcan del ocaso que afrontan la mayoría de sus compañeros. Aún hay fútbol en los dos, a los que probablemente les aguarda algún Mundial más.

Uruguay, donde siempre nacen jugadores a pesar de su reducida población, tiene un plus. El carácter. Se crece ante la adversidad.

Perdió ante Costa Rica, el rival más al alcance. Dejó ir el triunfo con el que todos contaban. Y enredó su situación. Pero lejos de decaer, dio la cara frente a Inglaterra.

Y dos acciones de su referencia, Luis Suárez, reavivaron a este cuadro charrúa, que sigue ahí lleno de opciones. Y que nunca muere.

El dato

Gesto

Después de marcar el primer gol de Uruguay, Luis Suárez abrazó a Wálter Ferreira, kinesiólogo de la selección de su país, quien supervisó la recuperación del delantero operado en mayo.