Sunday 8 Dec 2024 | Actualizado a 08:31 AM

La lección táctica de Van Gaal

Van Gaal sabía perfectamente que la dinámica del equipo de Jorge Sampaoli, necesitaba muchos destructores en la mitad del campo para ser aplacada, sobre todo para frenar las iniciativas individuales de Alexis Sánchez.

/ 24 de junio de 2014 / 04:35

Armó un catenaccio a la holandesa con el que apostó al desgaste de un rival necesitado del triunfo para eludir a Brasil en la siguiente fase, y lo hizo con las garantías que ofrece la velocidad de Arjen Robben para hacer del contraataque la herramienta del triunfo.

Los holandeses deben estar cansados de los homenajes periodísticos a su revolucionario aporte a la modernización del fútbol y de las recurrentes menciones a su pionero totalizador del juego, Rinus Michels, que irrumpió en Alemania 74 con la polifuncionalidad basada en los movimientos circulares de los grandes jugadores que dirigió, encabezados por Johan Cruyff, Willem van Hanegem y Johan Neeskens.  Su innovadora y agresiva propuesta los llevó a trasponer fronteras invadiendo la Ciudad Condal, para influir decisivamente en el Barcelona durante 19 temporadas, obviamente discontinuas, con los aportes del mismo Michels en el banquillo y luego el mismo Cruyff, Louis Van Gaal y Frank Rijkaard, quienes contribuyeron a una fusión de la cultura futbolística construida en los Países Bajos, especialmente en un laboratorio llamado Ajax, con los valores azulgranas. A esos cuatro fundamentales entrenadores se deben sumar nada menos que 18 futbolistas que formaron parte del equipo naranja y que vistieron la camiseta culé en las últimas cuatro décadas.

Si hay alguien que podría dar fe de esta archisabida historia, ese es Josep Guardiola que tuvo en Cruyff a uno de sus principales maestros para convertirse en el entrenador con los valores futbolísticos que ponen el acento en la tenencia de la pelota, el juego asociado, y la búsqueda sin concesiones del arco rival, pero Van Gaal ha salido de ese molde y ahora que tiene la irrepetible oportunidad de romper la chapa del mejor subcampeón de la historia en el mundial con mayor intensidad y calidad futbolísticas, y a menos de un mes de marcharse a dirigir el Manchester United —lo remplazará Gus Hiddink—, no está dispuesto a otorgar ni medio centímetro de ventaja para continuar en el empeño de superar los consoladores elogios sobre el “campeón moral” del 74, la tristeza del desafortunado equipo del 78 contra Argentina o el impotente secundón en todos los aspectos frente a España en Sudáfrica 2010.

Con la película clarísima, consciente de la necesidad de dosificar energías para octavos de final, y con la mitad de la potencia ofensiva fuera del campo por suspensión de Robin Van Persie, Van Gaal armó un catenaccio a la holandesa con el que apostó al desgaste de un rival necesitado del triunfo para eludir a Brasil en la siguiente fase, y lo hizo con  las garantías que ofrece la velocidad de Arjen Robben para hacer del contraataque la herramienta del triunfo tal como quedó demostrado con su escapada por izquierda, en el último minuto del partido, que lo llevó casi hasta la línea de fondo chilena para sacar un envío rasante que recibió Memphis Depay para nada más empujarla y con el 2-0 conseguir puntuación perfecta.

Van Gaal sabía perfectamente que la dinámica del equipo de Jorge Sampaoli, necesitaba muchos destructores en la mitad del campo para ser aplacada, sobre todo para frenar las iniciativas individuales de Alexis Sánchez, que además de soportar el buen trabajo de Eugenio Mena por la banda izquierda en la primera etapa, un par de interesantes movidas de pizarrón con pelota detenida, Chile terminó cayendo en la trampas que lo obligaron a tirar centros hacia un área en que los defensores holandeses salieron casi siempre airosos.

Con una selección chilena a la que le fueron cerrados todos los espacios para atacar de frente y por adentro, y una paciente como eficaz ejecución de un libreto resultadista de parte de Holanda, la Naranja Mecánica de hoy está demostrando cuan útiles pueden ser los dibujos concebidos para cada partido, en función de las características diferenciadas de sus adversarios, pues recuérdese que frente a Australia (3-2) hizo un partido abierto, muy ofensivo y frente a España se pronunció de manera muy parecida a la de ayer, minando las energías de los ibéricos para en la segunda parte liquidarlos de manera terminante, marcándoles cinco goles.

A 40 años del 1-2 frente a Alemania en Múnich, y luego de graduarse como los más grandes innovadores tácticos del juego, basado en una condición física que para esa época aparecía como sobrenatural, la Holanda del siglo XXI y de Louis Van Gaal es pragmática por donde se la mire, pues quiere ganar de una buena vez un mundial y si para ello se hace prioritaria la pulseta basada en maniatar al rival, sin correr los riesgos que implica el romántico juego ofensivo de ayer, se privilegiará tal cosa y las memorables gestas en que comenzó a sonar más fuerte eso de que el segundo es el primero de los últimos, quedarán para el recuerdo, o en el mejor de los casos, para la fundamentación histórica de por qué Holanda se merecía, hace mucho tiempo, ganar su primer mundial. Está por verse.

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Un hincha en la línea de cal

/ 30 de noviembre de 2024 / 06:02

La memorable escena de “El Secreto de sus ojos” (Juan José Campanella, Oscar a la mejor película extranjera 2009) basada en la novela de Eduardo Sacheri (La pregunta de sus ojos, 2003) explica la mentalidad del asesino de una mujer al que persiguen Benjamín (Ricardo Darín) y su ayudante Sandoval (Guillermo Francella). El autor del crimen es hincha de un club de fútbol y en ese contexto nos encontramos con la siguiente brillante conclusión: “¿Te das cuenta, Benjamín? El tipo puede cambiar de todo —le dice Sandoval, mientras se aproxima—: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar, Benjamín: no puede cambiar de pasión.”

Sandoval es un ayudante de juzgado presa de su afición por el alcohol que consume sin límites en un bar cualquiera de Buenos Aires, debilidad que no le impide desarrollar su lúcida capacidad deductiva y resulta que la pasión de la que habla se llama Racing Club de Avellaneda. De esta manera, Benjamín y Sandoval han detectado la pista perfecta que conducirá a atrapar al escurridizo asesino nada menos que divisándolo en la tribuna del estadio en el que está jugando el equipo de sus amores contra Huracán, esa pasión con la que un hincha de fútbol de pura cepa está dispuesto a ir hasta la tumba.

El asesino es de Racing, pero resulta que el actor que encarna a Sandoval es en la vida real también declarado hincha de la academia de Avellaneda, así como para los cultores de leyendas urbanas lo fue el Gral. Juan Domingo Perón, aunque la historia se encargó de aclarar que en realidad era de Boca, cosa que no impidió que el llamado Cilindro llevara el nombre del caudillo argentino que en su condición de presidente de la nación, fue el principal propulsor del estadio inaugurado el 03 de septiembre de 1950.

El fútbol es pasión en todas partes, pero en Argentina es un rasgo distintivo que se reconoce en sus impresionantes hinchadas que saltan y cantan durante los noventa minutos de cada partido. Se han erigido en una expresión socio cultural que ha llevado a muchos a concluir que no hay mejor público para cualquier espectáculo de muchedumbre en América Latina que el argentino y, en este caso, con el añadido de que la camiseta de la academia de Avellaneda que adoptó los colores de la enseña patria, sirvió de inspiración para que la selección nacional copiara el diseño albiceleste con franjas verticales. 

El recuerdo de la película de Campanella se conecta con la manera en que se comporta en la línea de cal, Diego Simeone, el Cholo, entrenador del Atlético de Madrid desde hace trece años. Grita, gesticula, se lleva las manos a la cabeza, putea al árbitro, festeja los goles como un descosido. Otra coincidencia: resulta que el Cholo Simeone terminó su carrera como futbolista en Racing (2006) e inició su andadura como técnico en el mismo club una semana después de haber colgado los botines.

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Pero si el Cholo es tan sanguíneo a la hora de saltar al Wanda Metropolitano para dirigir los partidos del Atlético de Madrid, Gustavo Costas ha superado en fervor y pulsaciones a todos sus colegas del planeta entero. Se para en la línea de cal, en el rectángulo previsto para uno de los entrenadores en el campo de juego, pero aguanta quieto apenas unos segundos, porque lo suyo es correr, gritar, saltar, taparse la cara cuando uno de los suyos no la emboca y extender los brazos con vista al cielo cuando Juan Fer Quintero, Adrián Maravilla Martínez, Gastón Martirena o Roger Martínez anotan. Costas es un hincha más que contagia a su equipo como una fiera suelta al borde del campo de juego. Vive los partidos como uno más de los racinguistas instalados en las tribunas. Su pasión —bendita pasión dirían los creyentes— emociona, contagia y confirma una autodefinición en que la euforia parece no conocer límites: “Primero soy de Racing, después soy argentino”, es decir la patria es la camiseta antes que la bandera.

Para poder darse la ilimitada licencia de ponerse en escena como el primer hincha del club (mascota, jugador, entrenador del club en distintos tiempos, toda una vida), Gustavo Costas tiene que ser tranquilo, cerebral y medido tal como lo atestiguan jugadores como Maximiliano Salas que cuentan lo distinto que se muestra en las prácticas durante la semana. Lo confirman sus hijos, Gustavo y Federico que forman parte del cuerpo técnico de la academia y subrayan que su padre es un profesional que trabaja la táctica con el rigor y la experiencia que le han dado los años dirigiendo en Paraguay, Ecuador, Colombia, Perú, Chile y Arabia Saudita.

En un video de principios de año, se escucha a Costas junto a su equipo de trabajo decir cómo y con quiénes jugará el equipo. Transcurridos diez meses, Racing jugó como lo había concebido su conductor y así acaba de ganar la Copa Sudamericana. Qué lección esclarecedora: Como el Sandoval de la película de Campanella hay que cultivar la pasión, pero para que esa pasión pueda desembocar en felicidad, pensar primero y hacer las pausas necesarias para las acciones futuras, son condiciones previas e imprescindibles. Pareciera que en Gustavo Costas, corazón y cabeza son una misma cosa.

Julio Peñaloza Bretel es periodista.

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La bendición católica del golpe de 2019

Una crónica sobre cómo la Conferencia Episcopal Boliviana y políticos opositores facilitaron la asunción de Jeanine Áñez.

/ 23 de noviembre de 2024 / 22:02

¿Quién convenció a Jeanine Áñez para que no se le pasara por la cabeza que su temeraria decisión de asumir la presidencia del Estado no tendría consecuencias jurídico legales? ¿Quién le hizo creer que su llegada al Palacio Quemado no le acarrearía con el transcurso del tiempo las consecuencias que hoy está sufriendo? Hay dos posibles respuestas: 1) Una sola persona con enorme capacidad persuasiva le aseguró que estaba en la línea de la sucesión constitucional, cosa que ella, como Senadora, tenía que saber que no era cierta. Esa misma persona pudo convencerla que con el comunicado de prensa respaldado por la Declaración Constitucional 0003/01 del 31 de julio de 2001 que viabilizó legalmente la sucesión de Jorge “Tuto” Quiroga al Gral. Hugo Banzer Suárez, se tenía la jurisprudencia necesaria. 2) Un conjunto de actores políticos tenía claro que la segunda vicepresidencia del Senado ejercida por Áñez la situaba como la posibilidad “más cercana” a la legalidad para asumir la presidencia del Estado, como lo dijera en su momento el ex Rector de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Waldo Albarracín, aunque en los pasillos de la Asamblea Legislativa Plurinacional se sabía que quién se sentía en capacidad y disposición para ser presidente era su colega Oscar Ortiz. “Cercano a la legalidad” debe entenderse como ilegal.

Para que toda la estructura político partidaria opositora al gobierno del MAS-IPSP pudiera operar con éxito el derrocamiento de Evo Morales es imprescindible recordar que entre las decisiones del líder del partido de gobierno y las del Tribunal Supremo Electoral (TSE) se habían cometido dos garrafales errores, uno estratégico y el otro táctico.

El error estratégico consistió en la forzada habilitación de Evo Morales en noviembre de 2017 a través de la decisión del Tribunal Constitucional de considerar la candidatura presidencial como un “derecho humano”, decisión cuatro años después (agosto, 2021) rebatida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos con el antecedente de un referéndum realizado el 21 de febrero de 2016 en el que la ciudadanía se manifestó mayoritariamente en sentido de negar una tercera repostulación al entonces mandatario en las elecciones a escenificarse en 2019. Conclusión: Si Evo Morales decidía no forzar su candidatura presidencial las probabilidades de una conspiración golpista habrían quedado neutralizadas o por lo menos pospuestas hasta nuevo aviso.

El error táctico, ya en el desarrollo de los comicios del 20 de octubre de 2019, fue interrumpir la publicación de la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), la noche de ese mismo 20 de octubre hasta el 21 de octubre por la noche, lo que generó una rápida reacción de los observadores internacionales, especialmente los de la Organización de Estados Americanos (OEA) encabezados por el costarricense Manuel Gonzáles, quién sin ningún elemento objetivo a su disposición se atrevió a rayar la cancha para generar el clima propicio que desatara la indignación de una buena parte de la ciudadanía convencida de que estaba en marcha un fraude electoral.

Gonzáles afirmó que “la Misión de la OEA manifiesta su profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares conocidos tras el cierre de las urnas”. Conclusión: “La mujer del Cesar no sólo debe ser honrada, sino que también debe parecerlo” es la mejor expresión para explicar que el conteo preliminar no oficial (TREP) a cargo del Tribunal Supremo Electoral (TSE) no debió ser interrumpido en su publicación en momento alguno, y de esa manera eludir los argumentos para que los adversarios políticos de Evo Morales y el MAS-IPSP pasaran a operar durante tres semanas –21 de octubre al 10 de noviembre de 2019—una estrategia que lograría finalmente la renuncia de Evo, no sólo a ser candidato, sino a dejar la presidencia del Estado dos meses antes de la conclusión formal de su mandato.

A Jeanine Áñez que se encontraba en Trinidad, Beni, la contactaron por celular desde una reunión celebrada en instalaciones de la Universidad Católica Boliviana de La Paz, con Monseñor Eugenio Scarpellini, Obispo de la ciudad de El Alto, como anfitrión, lo que evidencia, en primer lugar, cómo la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) había dado lugar a que la Iglesia Católica asumiera un rol político partidario en el desarrollo de la crisis política que derivaría en crisis de Estado. Fue a partir de ese llamado que se consumó la decisión de quién llegaría a suceder en el cargo a Evo Morales. A Scarpellini lo acompañaron en dichas oportunidades, el líder de la CEB, Aurelio Pesoa; el Obispo Auxiliar de El Alto, Giovani Arana; el Secretario Adjunto, José Fuentes, y Juan Carlos Núñez de la Fundación Jubileo, quienes posteriormente serían recibidos por Áñez en el despacho de la Presidencia del Senado, cuando todavía ni siquiera se había producido la puesta en escena de su doble “autoproclamación” como Presidenta de la Cámara Alta y Presidenta del Estado.

Utilizo a continuación la información acerca de las reuniones realizadas en la Universidad Católica para graficar roles y responsabilidades de quienes convirtieron una sala de reuniones de un recinto académico en una sala de guerra política para definir el destino de las elecciones del 20 de octubre que finalmente serían anuladas y objeto de una auditoría a cargo de expertos enviados por la Organización de Estados Americanos (OEA), procedimiento aceptado por Evo Morales y operativizado por sus entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Diego Pari y de Justicia, Héctor Arce Zaconeta.

Los operadores políticos que propiciaron la asunción de Áñez a la Presidencia de Bolivia les comunicaron a tres representantes del Movimiento al Socialismo (MAS) que estuvieron presentes en las reuniones de la Católica –la Presidenta del Senado, Adriana Salvatierra; la Presidenta en ejercicio de la Cámara de Diputados, Susana Rivero; y la directora de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF), Teresa Morales—que prácticamente las decisiones habían sido tomadas, y que con la venia o no del MAS-IPSP serían ejecutadas.

En honor a la verdad es absolutamente falso como declararan en marzo de 2021 representantes de la Iglesia Católica, que lo que allí se había decidido fue en concertación con las representantes masistas en dichas reuniones en las que el embajador de la Unión Europea (UE), León de la Torre, jugó un papel de coordinador trasladándolas desde la residencia de la Embajada de México donde se encontraban refugiadas, hasta la Universidad Católica.

 Debido a que Salvatierra, Rivero y Morales estuvieron en esas decisivas reuniones, posteriormente el país tuvo la posibilidad de acceder a la información de cómo jugaron sus cartas todos los golpistas que se dieron cita para definir qué sucedería con el país y con el supuesto “fraude electoral” que estaba por terminar con el gobierno del MAS-IPSP.

Las reuniones realizadas en la Universidad Católica Boliviana (UCB) entre el 10 y el 12 de noviembre fueron decisivas para que a continuación se consumara la imposición de la banda presidencial a Jeanine Áñez. Conviene detallar el quién es quién de dichas reuniones para dejar registrado que todos los actores allí reunidos para ejecutar el derrocamiento de Evo Morales tienen como denominador común el haber formado parte o tener alguna relación con candidaturas y partidos gubernamentales que fueron parte de la llamada democracia pactada vigente en Bolivia entre 1985 y 2005 y con políticos y militares producto de las dictaduras de los 60 y 70.

Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz no estuvo en las reuniones de la Católica, pero envío a su abogado de confianza Jerjes Justiniano (hijo), quién fungió de moderador de las discusiones. Camacho tuvo una objetiva actuación político militar callejera durante los 21 días en que se paralizó el país, a través de la movilización de activistas en Santa Cruz de la Sierra que bloquearon calles y avenidas, y suspendieron actividades laborales con el objetivo de buscar la renuncia a la presidencia de Evo Morales. Camacho es hijo de José Luis “Papi” Camacho, quién había sido en los años 90, presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), pero 20 años antes participó en el golpe de Estado que hizo dictador al entonces Cnl. Hugo Banzer Suárez.

Por confesión registrada en celulares a gente de su confianza (27 de diciembre de 2019) y que luego saltó a las redes sociodigitales y a los medios de comunicación, Camacho que llevó una carta hasta la Casa Grande del Pueblo pidiendo la renuncia de Morales en el momento de mayor tensión, días previos al derrocamiento, dijo en tal oportunidad que fue su padre el que convenció a policías y militares para ponerse de su lado con el fin de que la conspiración alcanzara los resultados previstos. En otro libro (“Democracia interrumpida, gobierno de facto y crisis de Estado en Bolivia”, dos ediciones, 2021 y 2024) este periodista ha escrito que Camacho se erigió en el macho alfa del golpe de Estado encabezando bloqueos, marchas y cabildos alrededor del Cristo Redentor de la avenida Banzer (hoy Monseñor Rivero) y que con la estrategia de la llamada “Revolución de colores” basada en la combinación estratégica del activísimo en las redes y la agitación callejera logró consolidar la caída del MAS.

Jerjes Justiniano, que representaba a Camacho en las reuniones de la Católica, fue nombrado por la presidenta Áñez, Ministro de la Presidencia, cargo al que se vio obligado a renunciar a los veinte días de haber asumido, (02 de diciembre de 2019) por su involucramiento en el caso “La Manada”, en el que había asumido defensa de uno de los cinco autores de un caso de violación grupal contra una joven de 18 años en Santa Cruz de la Sierra y en el que quiso gravitar haciendo uso de su flamante poder político.

Carlos Mesa Gisbert, candidato presidencial por Comunidad Ciudadana (CC) podría considerarse como un perjudicado por el golpe de Estado, debido a que la anulación de los comicios del 20 de octubre, impidió como en principio se pensaba, llegar a una segunda vuelta en el entendido de que Evo Morales como primero en las preferencias no habría logrado la diferencia mínima del 10 por ciento sobre su inmediato seguidor para obtener el triunfo en primera vuelta. Si en lugar de anular dichos comicios se pensaba en la imposición de una segunda vuelta, Mesa tenía altas probabilidades de conseguir el triunfo, considerando que Morales no superaba el 50 por ciento de los votos (habría logrado el 47 por ciento) como lo consiguió en todos los procesos electorales en los que triunfó desde 2005.

En una inocultable fijación contra el MAS-IPSP, Mesa declaro en el momento más caliente de la crisis que ningún parlamentario del partido de gobierno debía sustituir a Morales en un explícito desconocimiento a la Constitución que señala que en la sucesión presidencial, el elegido o elegida debe surgir de la bancada mayoritaria como lo disponen la propia Constitución a partir de su artículo 169 y de los reglamentos camarales.

Más tarde, cuando Jeanine Áñez decidió pasar de presidenta transitoria a candidata presidencial (enero de 2020), Mesa dijo que esa candidatura impediría a Áñez ser una buena presidenta. Al respecto la ex presidenta declaró el 4 de junio de 2021 ante una Comisión de Fiscales en el juicio “Golpe de Estado 2”: “Jeanine Áñez acaba de vincular a Carlos Mesa con su sucesión y develar que éste impidió que Adriana Salvatierra u otros senadores del MAS asuman el poder en noviembre de 2019. Entonces, el expresidente se convirtió en el factor clave de la transición” (diario La Razón).

Mesa, ex vicepresidente y sucesor en la presidencia de Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003 estuvo acompañado por Carlos Alarcón y Ricardo Paz en las reuniones de la Católica. Alarcón había sido candidato vicepresidencial para las elecciones de 2002 haciendo binomio con el abogado René Blattmann, ministro de Justicia de Sánchez de Lozada (1993 – 1997) en representación del Movimiento Ciudadano para el Cambio, obteniendo el décimo lugar con el 0.63 por ciento de los votos, en tanto que Ricardo Paz formó parte de la cúpula de Conciencia de Patria (CONDEPA), fundada por el comunicador y músico Carlos Palenque Avilés en 1988, partido que dejó de existir el año 2002.

Otro ex vicepresidente, y también sucesor presidencial, Jorge “Tuto” Quiroga”, se constituyó sin representación formal alguna, en articulador de la salida de Evo Morales del gobierno y del país. Su larga relación con la Embajada de los Estados Unidos y su coordinación con el entonces Comandante de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), Gral. Gonzalo Terceros, fueron determinantes durante los días en que el golpe fue consumado. Quiroga tenía claro que si Evo permanecía en el país, la situación podía agravarse hasta niveles incontrolables de violencia, por lo que fue el primer interesado en facilitar el exilio del Presidente renunciante junto al Vicepresidente Álvaro García Linera y a la Ministra de Salud, Gabriela Montaño. En la actualidad, Quiroga tacha de cobarde a Morales por haber “huido del país”.

“Tuto” Quiroga que le abrió la puerta a Jeanine Áñez en 2006 para que fuera asambleísta de la Constituyente en representación de su agrupación ciudadana, Poder Democrático y Social (PODEMOS) fue nombrado representante internacional del gobierno de Áñez para explicar fuera del país, en la OEA, en el Mercosur y ante medios de comunicación internacionales, lo acontecido en octubre-noviembre de 2019,cargo al que renunció el 08 de enero de 2020. Más adelante, Quiroga consideraría su candidatura presidencial para las elecciones de octubre de 2020, de la que finalmente se bajó porque los números le eran adversos: Según una encuesta llegaba apenas a un uno por ciento de las preferencias ciudadanas.

El que fuera vicepresidente del Gral. Banzer, jugó un papel fundamental para el éxito de la conspiración civil, eclesial, militar y policial contra el gobierno del MAS-IPSP. “Tuto” Quiroga concurrió a las reuniones de la Universidad Católica junto a su mano derecha, el abogado Luis Vásquez Villamor que había sido el primer Alcalde de la ciudad de El Alto por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) elegido por voto popular en 1987, y que más adelante ocuparía el Ministerio de Justicia (2001) y la presidencia de la Cámara de Diputados (2002) que a 17 años de haber tramado y ejecutado la expulsión del diputado Evo Morales de la Cámara, se encontraba con la posibilidad de volver a expulsarlo, esta vez de la Presidencia del Estado. Vásquez es el estratega de la figura del ipso facto para que Áñez se hiciera presidenta del Estado.

Samuel Doria Medina es el “metepata” al que se le salió lo del “Plan B” en tono de advertencia dirigido a Salvatierra, Rivero y Morales en una de las reuniones realizadas en la Universidad Católica, poniendo en evidencia que ya todo estaba cocinado para que Jeanine Áñez asumiera la presidencia. Empresario cementero hasta hace algunos años y ahora inmobiliario y agente autorizado de una transnacional de trash food, Doria Medina ha jugado un papel bastante más notorio del que le otorgan los medios de comunicación con respecto de su actuación para el derrocamiento de Evo Morales. Para quienes no lo saben, fue el ahora propietario del rascacielos más alto de La Paz, el Greentower, quién invitó a participar en política a Arturo Murillo en su partido Unidad Nacional (UN), al que años más tarde apodaría el “Bolas” y que sería el Ministro de Gobierno, dueño y señor del poder durante la presidencia de Áñez.

Fue el mismo Doria Medina que sello acuerdo seguramente con la mediación de Oscar Ortíz, la alianza con el Movimiento Demócrata Social (MDS) del gobernador Rubén Costas. No será casual por ello, que Doria Medina hiciera nombrar en la Vicecancillería a quién ese momento era uno de sus asesores, Manuel Suárez Ávila, que en realidad fue puesto allí para, a través de encuestas coordinadas con el propietaro del diario Página Siete, Raúl Garafulic Lehm,medir la popularidad de Áñez con el objetivo de hacerla candidata presidencial. “¿Y si fuera ella?” era la pregunta que surgió de Doria Medina y sus cercanos, Murillo y Ortiz, autores operativos en la Asamblea Legislativa Plurinacional de la autoproclamación de Áñez primero como presidenta del Senado y pocos minutos después como presidenta del Estado.

Samuel Doria Medina fue anunciado como candidato a la Vicepresidencia del Estado, cuando Jeanine Áñez pasó de presidenta que debía permanecer en el cargo transitoriamente durante tres meses, a candidata presidencial. En 2021 muy suelto de cuerpo declaró públicamente: “Yo no estuve en el gobierno de Jeanine Áñez”.

A las decisiones tomadas en la Universidad Católica Boliviana le siguieron las acciones desarrolladas en la Asamblea Legislativa Plurinacional en la que los senadores Oscar Ortiz y Arturo Murillo comandaron un operativo en el que primero se impidió el ingreso de los asambleístas del MAS-IPSP y luego, cuando los cordones de seguridad conformados por “pititas” (1), policías y militares lograron evitar que las mismas Adriana Salvatierra, presidenta del Senado y Susana Rivero, presidenta en ejercicio de Diputados, pudieran pasar del edificio que fuera propiedad del Banco Minero en el que se encuentran comisiones parlamentarias, (calle Comercio esquina Colón) a la Asamblea Legislativa. En un forcejeo con efectivos militares, Rivero evitó que uniformados del Ejército se llevaran detenida a Salvatierra, mientras en esos momentos se preparaba la “posesión” de Añez como Presidenta: No hay imágenes de medios y redes sociales acerca de este incidente.

El que fuera senador potosino por el Movimiento de Organizaciones Populares (MOP), Edwin Rodríguez contó en el programa radiofónico “Al límite” de radio Illimani-Patria Nueva (20 de marzo de 2021) que había quedado abierta la posibilidad para que el 12 de noviembre de 2019, a través de un acuerdo con la mayoritaria bancada del MAS-IPSP pudiera asumir la presidencia del Senado y de ese modo dar paso a la sucesión constitucional una vez renunciados Evo Morales, Álvaro García Linera, Adriana Salvatierra y Víctor Borda. Se debe recordar que Rodríguez era candidato vicepresidencial formando binomio con Oscar Ortiz por la alianza Bolivia dice No, y este decidió renunciar a la misma, convencido de que para ganarle a Evo era necesaria la unidad a través de una sola candidatura. Con la agilidad que exigía el momento, se hicieron los trámites para habilitar como senadora a Reyna Isabel Villca Huayllani, suplente de Rodríguez, quién en su momento le pidiera al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump que invadiera Bolivia. La indebida inhabilitación de Rodríguez le impidió el ingreso en la Asamblea Legislativa, lo mismo que había sucedido con senadores y diputados del MAS-IPSP.

En uno de los pasillos de la Asamblea Legislativa Plurinacional, Aldo Camacho, responsable de Comunicación del Senado tuvo la templanza para encarar al Senador Arturo Murillo, al que le dijo que lo que estaban a punto de consumar era ilegal. Murillo respondió terminantemente: “Sabemos que es ilegal, pero tenemos el apoyo de la calle”.

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La Selección de los cielos

/ 15 de noviembre de 2024 / 23:44

Cuando quedó claro y en oportunidades reiteradas que en el Hernando Siles de La Paz, argentinos, brasileños y ecuatorianos aprendieron a ganarnos, superando la barrera imbatible de la altitud de los 3600 metros sobre el nivel del mar, una astuta decisión marketera medioambiental emergida de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) nos condujo a seguir viajando hacia el cielo: Como La Paz ya no es el fortín inexpugnable que tuvimos siempre instalado en nuestro imaginario, se hacía necesario trepar y de esta manera la selección boliviana ascendía hacia los cuatro mil metros de la ciudad de El Alto para que “nadies” nos ganara otra vez.

Hasta ahora, la aplicación de esa máxima universal de jugar donde uno vive ha tenido resultados incuestionables. Aunque ninguno de los futbolistas de la Verde viva en El Alto y sólo acudan a jugar al estadio de Villa Ingenio para enfrentar a Always Ready por el torneo nacional, Bolivia le ganó rotundamente a Venezuela (4-0), cuando la Vinotinto había exhibido un interesantísimo rendimiento en la Copa América jugada en los Estados Unidos y se situaba en la cuarta ubicación de las clasificatorias-eliminatorias sudamericanas que conducen hacia la Copa del Mundo de 2026.

La idea de persistir aferrados a la muleta de la altura había funcionado en ese partido contra los venezolanos y en términos de resultados también sucedió frente a Colombia (1-0), aunque nadie dijo esta boca es mía para reconocer, si nos atenemos estrictamente al trámite del partido, que Bolivia pudo perderlo fácilmente por los menos 1 – 3. Como el golazo de Miguel Terceros fue tan extraordinario, futboleras y futboleros hicimos de ese momento el punto de inflexión que nos señalaba el camino hacia un puesto de clasificación y ya no miramos los últimos quince minutos en que los colombianos nos pelotearon sin cansancio (dos postes incluidos) y la línea de fondo hizo milagros para evitar la caída de la portería del siempre sacrificado Guillermo Vizcarra.

Otro factor que nos llevó hacia el final del túnel del autoengaño fue el triunfo frente a Chile en Santiago. Por fin Bolivia, después de treinta años, ganaba un partido en cancha ajena. A pesar del resbalón y lesión de Lampe que facilitó el empate transitorio de la roja a cargo de Vargas, Bolivia como casi nunca sucede se rehízo y anotó a poco de mover la pelota producto del contraste. 2 -1 frente al equipo de Gareca (otra vez Terceros) y a comenzar a soñar en serio con llegar a México-Estados Unidos-Canadá.

Soñar no cuesta nada dice el lugar común y cuando estábamos en lo alto de nuestras ilusionadas expectativas, había que viajar a jugar a Buenos Aires en el Monumental contra el campeón del mundo que en el partido de ida nos había azotado (0-3) en Miraflores, y ahora agregaba media docena a sus estadísticas con un Messi en estado de gracia encabezando una albiceleste que más parece un equipo de champions europea que una selección sudamericana.

Perder de visita, y por goleada, nos sitúa en la horrible estadística de haber soportado en esta eliminatoria cinco de los diez resultados más abultados en contra, añadiéndole, por supuesto, el 0 – 4 soportado en el Isidro Romero de Guayaquil contra Ecuador. Si Bolivia había logrado ganar a domicilio después de treinta años, con esta derrota sumó dos goleadas consecutivas en contra y desnudando nuevamente su nula capacidad de competir en la realidad dominante del fútbol mundial que consiste en jugar al nivel del mar.

Ecuador se había impuesto (2-1) en el Hernando Siles en el partido de ida (2023) y ni siquiera por este antecedente, el seleccionador Oscar Villegas se detuvo a pensar que armar dos equipos distintos para esta fecha resultaba equivocado. El razonamiento tiene que ver con la prioridad que Bolivia le asigna a ganar en El Alto y para ello resultaba conveniente no arriesgar a los futbolistas titulares que se decidió, permanecieran en el país, para preparar el partido contra Paraguay a disputarse el martes 19 de noviembre. Lo que parecen no considerar relevante, la Federación y el cuerpo técnico de Villegas es que a los suplentes que perecieron en cancha ecuatoriana estaban siendo utilizados como carne de cañón. Los mandaron al frente a sabiendas de la catástrofe que finalmente se produjo.

Armar un equipo de conejillos de indias es una vergüenza para un fútbol que se precia de un cierto profesionalismo. Y el desatino se torna más erróneo si se considera que Bolivia, gane o pierda contra una Paraguay entonada con su triunfo ante Argentina (2-1), llegará a la cancha de Villa Ingenio con ganas de comerse al mundo sin miedo a la Cordillera de los Andes.

Si Bolivia se impone contra Paraguay, alcanzará 15 puntos y en el mejor de los casos permanecerá en el séptimo puesto de la tabla sudamericana. Seguirá por lo tanto el autoengaño de ganar con el expediente de la altura y que cuando salgamos de nuestras fronteras sigamos resignados a los papelones de goleada, y más grave todavía, descuidando la autoestima y el futuro de unos “suplentes” que deben ponerle el pecho a las balas en nombre de una delirante estrategia para llegar al Mundial.

Julio Peñaloza Bretel es periodista.

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La falacia del vacío de poder

A cinco años del Golpe de Estado, Julio Peñaloza cuenta la historia y explica por qué fue inconstitucional la presidencia de Jeanine Áñez.

/ 9 de noviembre de 2024 / 23:17

La primera presidenta de Bolivia, Lidia Gueiler Tejada, llegó al cargo por sucesión constitucional. Era presidenta de la Cámara de Diputados. Gracias a la resistencia popular contra el golpista y responsable de la masacre de Todos Santos (noviembre, 1979), Gral. Alberto Natusch Busch, quien había sido ministro de Asuntos Campesinos y Agropecuarios de la dictadura del Gral. Hugo Banzer Suárez (1971-1978), Gueiler asumió el gobierno de Bolivia luego de una dilatada trayectoria: primero en el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), más tarde en el Partido Revolucionario de Izquierda Nacional (PRIN) de Juan Lechín Oquendo, para luego volver a su casa de origen, a la que había representado en el apogeo de la revolución nacional de los 50 como diputada nacional. También fue representante diplomática en Alemania, lo que completa una carrera pública caracterizada por la militancia, la lucha política y la responsabilidad pública.

La segunda presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez, hizo carrera política luego de hacerse conocida como presentadora de televisión en su natal Trinidad (Totalvisión). Haber sido asambleísta constituyente representando a Poder Democrático y Social (PODEMOS), liderizado por el delfín del dictador Banzer, Jorge «Tuto» Quiroga, marca el inicio de una vida pública (2006) vinculada a la actividad partidaria opositora al gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), que continuó con su candidatura a Senadora por el departamento del Beni en representación de Plan Progreso para Bolivia-Convergencia Nacional (PPB-CN), encabezado por Manfred Reyes Villa (2009-2014).

En las siguientes elecciones, cuando Bolivia ya se había convertido en Estado Plurinacional, Áñez continuó en la actividad parlamentaria como Senadora, esta vez (2015-2020) en representación de Unidad Demócrata (UD), coalición electoral encabezada por el entonces gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas (Movimiento Demócrata Social MDS, «demócratas» o «verdes»), y el empresario Samuel Doria Medina (Unidad Nacional UN).

En su condición de Senadora por el Beni, Áñez ejercía la segunda vicepresidencia de la Cámara de Senadores, cargo que le corresponde a la minoría parlamentaria. Su perfil político se fue labrando en función de una rabiosa retórica cargada de adjetivos y odio contra Evo Morales y el Movimiento al Socialismo (MAS). A diferencia de Lidia Gueiler, que militó en el partido de la revolución del 52, Áñez circuló en reductos desde los que se había edificado un sistema político de pactos, sustentado en un programa neoliberal que tuvo vigencia entre 1985-2005, tiempo político en que los revolucionarios del MNR de los 50-60 terminaron sellando acuerdos y sociedades políticas de distribución del poder con quienes se colaron por la puerta de la democracia a la política luego de haber encabezado dictaduras militares (1964-1982). De esta manera, tenemos como único caso en el continente a un militar como Banzer que pasó de dictador de los 70 a demócrata desde los 80.

A partir de esta cronología se puede comprender que el ala movimientista jefaturizada por Víctor Paz Estenssoro (el MNR se fragmentó en varias facciones a lo largo de su vigencia de por lo menos cuatro décadas) hizo sociedad política con líderes militares con los que gobernó en dictadura (Frente Popular Nacionalista FPN, conformado por el propio MNR, Falange Socialista Boliviana FSB y las Fuerzas Armadas) y también en democracia, participando en el golpe de Natusch Busch del 79, que generó dos centenares de muertos y 125 desaparecidos (James Dunkerley, «Rebelión en las venas», 1987) y la renuncia del mismo a los quince días de haber asaltado la presidencia de la República y utilizado efectivos militares y tanquetas en la plaza San Francisco de La Paz para acabar con las vidas de trabajadores que salieron a combatir el golpe asestado contra el Presidente Wálter Guevara Arce.

El MNR de Paz Estenssoro y Acción Democrática Nacionalista (ADN) de Banzer, fundada precisamente en 1979, sellaron en 1985 el Pacto por la Democracia, que consolidaría la dictación del Decreto Supremo 21060 con el que se regiría la política económica de Bolivia en las siguientes dos décadas. Fue el primer y único acuerdo entre partidos de la nueva era política boliviana que no supuso cuoteo de cargos o repartición de la administración del aparato público. Paz Estenssoro había respaldado al Banzer dictador (1971-1974) y el Banzer demócrata, en reciprocidad, devolvía gentilezas para apuntalar un programa diseñado desde afuera, desde el Consenso de Washington, con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) tutelando la economía nacional. Diez años después, cuando Banzer ingresaba a la presidencia en democracia, consta en archivos de prensa que el representante del FMI en Bolivia, Eliahu Kreis, participaba de las reuniones de ministros en el gobierno «democrático» del ex dictador (1997-2001).

En síntesis, la política boliviana con el tutelaje e injerencia de los Estados Unidos y los organismos crediticios multilaterales estuvo marcada por la influencia ejercida por Paz Estenssoro-Banzer desde la Revolución de 1952 hasta 2001, cuando el exdictador reciclado a demócrata falleció por cáncer y generó la sucesión constitucional de Jorge «Tuto» Quiroga, quien luego de militar en ADN terminó fundando su propia agrupación, Poder Democrático y Social (PODEMOS), de la que formaría parte Jeanine Áñez, quien en 2006 como asambleísta constituyente trabajó incesantemente por evitar la consolidación de un proyecto que conducía a la puesta en vigencia de una nueva Constitución Política del Estado promovida por el MAS y las organizaciones sociales que en primer lugar fundaron el Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (IPSP), finalmente aprobada a través del voto popular a principios del año 2009 y que dio lugar a que Bolivia adoptara la nueva cualidad de Estado Plurinacional con la incorporación y reconocimiento de derechos ciudadanos a las naciones y pueblos indígena originario campesinos.

Jeanine Áñez es políticamente el producto de lo que Carlos Montenegro llamaría la antinación («Nacionalismo y coloniaje», 1944), caracterizada por la sumisión y el entreguismo a la geopolítica imperial de los Estados Unidos, y es por ello mismo declarada enemiga ideológica de Evo Morales y el Movimiento al Socialismo-Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) que hasta 2019 ya llevaba gobernando durante tres lustros consecutivos y había desmontado el aparato de poder de la democracia de pactos partidarios y el neoliberalismo.

De los 90 presidentes que Bolivia ha tenido desde su fundación en 1825, solamente dos han sido presidentas: Lidia Gueiler Tejada (1979-1980) por sucesión constitucional y, 39 años después, Jeanine Áñez (2019-2020) a través de una sucesión inconstitucional que en términos clásicos se llama Golpe de Estado y que tanto ella, como todos quienes fueron parte del derrocamiento del presidente Evo Morales, niegan terminantemente, argumentando que ante un fraude electoral perpetrado en favor de la candidatura oficialista del MAS-IPSP, lo que correspondía era una sucesión transitoria que abriera las puertas hacia un nuevo proceso electoral que debía llamarse en un máximo de noventa días, pero que finalmente se dilató durante once meses y 25 días.

Para que Jeanine Áñez llegara a la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia se violó el artículo 169 de la Constitución Política del Estado que dice expresamente: «En caso de impedimento o ausencia definitiva de la Presidenta o del Presidente del Estado, será reemplazada o reemplazado en el cargo por la Vicepresidenta o el Vicepresidente y, a falta de ésta o éste, por la Presidenta o el Presidente del Senado, y a falta de ésta o éste por la Presidente o el Presidente de la Cámara de Diputados. En este último caso, se convocarán nuevas elecciones en el plazo máximo de noventa días. II. En caso de ausencia temporal, asumirá la Presidencia del Estado quien ejerza la Vicepresidencia, por un periodo que no podrá exceder los noventa días.»

A partir de esta disposición constitucional, Áñez no tenía posibilidades de acceso legal a la presidencia debido a que era la segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores en representación de la minoría parlamentaria y esto queda terminantemente confirmado con el artículo 35 del Reglamento de la misma Cámara Alta: «Composición y Elección de la Directiva Camaral. Para cada legislatura, la Cámara elegirá de entre sus miembros una Directiva, conformada por un presidente Electivo, dos Vicepresidentes y tres Secretarios. Esta elección se realizará en votación secreta y por mayoría absoluta de los presentes. La directiva así constituida durará en sus funciones un año y se reunirá obligatoriamente por lo menos cada quince días para conocer, coordinar y resolver los asuntos de régimen interno de la Cámara […] Para asegurar la participación y pluralidad política, la Directiva de la Cámara estará conformada, mínimamente, por dos miembros del Bloque de la Minoría Camaral. El Presidente, el Primer Vicepresidente, el Primer y Tercer Secretario corresponderán al Bloque de Mayoría; el Segundo Vicepresidente y el Segundo Secretario al Bloque de la Minoría.»

Correspondía entonces que ante la renuncia de Adriana Salvatierra a la presidencia del Senado se eligiera una nueva directiva, para que de ella surgiera constitucional y reglamentariamente el presidente o presidenta que sustituiría en la presidencia a Evo Morales. Eso nunca sucedió. No se instaló la que debía ser ineludible sesión para tratar las renuncias del propio Morales, del Vicepresidente Álvaro García Linera y de la también renunciante Salvatierra, y se procedió en una irregular sesión que no contaba con el quorum correspondiente a elegir, sin la participación de los senadores de la bancada mayoritaria, la del MAS-IPSP, a Jeanine Áñez como presidenta del Senado y de inmediato a «designarla» presidenta del Estado, cargo que asumió en un salón del Palacio Quemado, recibiendo la banda presidencial de un oficial de las Fuerzas Armadas. Ni siquiera se había intentado cuidar las formas protocolares que exige el Ceremonial del Estado: los presidentes democráticamente elegidos habían jurado desde 1982 (Hernán Siles Zuazo) en el hemiciclo del antiguo edificio del Congreso Nacional.

Un segundo argumento con el que los golpistas a la cabeza de Áñez han querido justificar la toma de facto de la presidencia del Estado es que se producía un vacío de poder debido a que Evo Morales había renunciado, lo mismo que el Vicepresidente Álvaro García Linera y que por instrucciones del mismo Evo, obraron de la misma manera Adriana Salvatierra, presidenta del Senado (también lo hizo Rubén Medinacelli, primer Vicepresidente), y Víctor Borda, presidente de Diputados, quien había sido amenazado y la casa de su hermano en Potosí había sido incendiada por agitadores del Comité Cívico a la cabeza de Marco Pumari, que fueron parte de las movilizaciones empeñadas en la defenestración del Presidente Constitucional. El criterio de Evo estaba basado, precisamente, en la idea de que los golpistas «se quedaran con su golpe».

Debido a ese supuesto vacío de poder, el servicial abogado de «Tuto» Quiroga, Luis Vásquez Villamor, recordado por haber expulsado a Evo Morales de la Cámara de Diputados en su condición de Presidente (2002), inventó la figura de la sucesión ipso facto valiéndose de un comunicado de prensa emitido por el Tribunal Constitucional que, como bien afirmó oportunamente el Magistrado Petronilo Flores, «no tiene valor legal y no es vinculante». El comunicado con el que se «habilitó» la presidencia de Áñez pretendía sustentarse en la jurisprudencia de la Declaración Constitucional 0003/01 del 31 de julio de 2001 con la que Jorge «Tuto» Quiroga sucedió constitucionalmente al fallecido Gral. Hugo Banzer Suárez.

Para quienes no están informados o solamente suelen leer los titulares de las noticias debe quedar claro que no hubo vacío de poder en Bolivia entre el 10 y 12 de noviembre de 2019 debido a que la Presidenta en ejercicio de la Cámara de Diputados, Susana Rivero, que sucedió al renunciante Víctor Borda, decidió permanecer en el cargo como presidenta en ejercicio a pesar de la instrucción terminante de Evo. Rivero consideraba que con su presencia era necesario tener el argumento para rebatir con los hechos la versión-pretexto del vacío de poder con la que se iba a tomar la presidencia por la fuerza, omitiendo la Constitución y el procedimiento camaral para la recomposición de las directivas de la Asamblea Legislativa Plurinacional. Acerca de estos hechos, la Red Compañera Mundo, entre otros medios de comunicación, publicó la siguiente noticia en marzo de 2021:

La Paz, 26 de marzo de 2021 (RC). – El presidente del Estado, Luis Arce, indicó la mañana de este viernes que fue un error el haber reconocido que el gobierno de Jeanine Áñez era constitucional y que desconocía las normas de cómo tendría que haber sucedido y sostuvo que Susana Rivero del MAS debió asumir la presidencia interina […] «A mí particularmente, como a muchos, nos han hecho creer que era un gobierno constitucional […]. No soy todólogo, entonces puedo cometer errores, no tengo ningún problema en reconocer que nos podemos equivocar en dar alguna precisión, que tal vez a insistencia de los propios periodistas, porque yo di mi respuesta muy clara esa noche, está en los videos que lo demuestran así», argumentó Arce.

Arce explicó que junto a juristas, especialistas y constitucionalistas evaluó aspectos que «no había tomado en consideración», como «el reglamento de debates de la Cámara de Diputados que se debería haber optado (utilizado) para la designación de quien debería haber sido el ‘sucesor’ dada la renuncia del presidente (presidenta) del senado».

«Yo no conocía ese reglamento, no conocía esas normativas como muchos de los bolivianos; y nos damos cuenta de que debería haber presidido la hermana Susana Rivero, que estaba en la Cámara de Diputados. Y cosas así que cuestionan profundamente lo que hasta ese momento los medios de comunicación nos habían informado», agregó.

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Entre el miércoles 13 y el jueves 14 de noviembre, cuando Áñez ya se había autoproclamado presidenta y se había instalado en el despacho del antiguo palacio de gobierno, cumpliendo con su anuncio televisivo (Unitel) del domingo 10 hacia el final de la tarde desde Trinidad, un poco después de que Evo Morales hiciera pública su renuncia, la presidenta en ejercicio de la Cámara de Diputados, Susana Rivero (1), conforme al reglamento correspondiente, dirigió y concretó la recomposición de la directiva con Sergio Choque elegido como Presidente y había sucedido lo mismo con la Cámara de Senadores, en la que Eva Copa asumió la presidencia. En los dos casos, luego de vulnerarse la Constitución y los reglamentos parlamentarios para consumar la autoproclamación presidencial de Jeanine Áñez, se cumplía con lo estipulado reglamentariamente: los presidentes de ambas cámaras surgían de las bancadas mayoritarias del MAS-IPSP que se vieron obligadas a lidiar con el gobierno de Áñez durante casi todo el año 2020. En determinado momento corrió la versión de que el gobierno de facto tenía pensado cerrar la Asamblea Legislativa Plurinacional. El vicecanciller, Manuel Suárez Ávila, le dijo categóricamente a este periodista: «Jamás haríamos algo así».

  • Susana Rivero formalizó su renuncia a la directiva de la Cámara de Diputados como Vicepresidenta el 20 de noviembre de 2019 y renunció a su diputación el 06 de enero de 2020, aduciendo que no continuaría en el cargo durante la gestión de un gobierno golpista. A través de la ley Nº 1270 del 20 de enero de 2020 se promulgó la “Ley excepcional de prórroga del mandato constitucional de autoridades electas hasta la posesión de nuevas autoridades para el período 2020 – 2025”. De esta manera, senadores y diputados que debían concluir sus mandatos el 22 de enero de 2020, fueron prorrogados en sus cargos hasta noviembre de 2020 cuando se produjo la posesión de nuevas autoridades democráticamente elegidas, producto de los comicios realizados el 18 de octubre.

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Tuto, el golpista melindroso

/ 2 de noviembre de 2024 / 00:31

En tiempos de desconcierto e incertidumbre, de degradación de la política, de malversación del bloqueo como instrumento de lucha, no se debe perder el foco en el enemigo principal hoy que honramos a nuestros deudos y ayer que recordamos 45 años de la Masacre de Todos Santos, golpe de Estado respaldado por Victor Paz Estenssoro y Hugo Banzer Suárez, y materializado por el Gral. Alberto Natusch Busch, en el que fue protagonista el Gral. Arturo Doria Medina, entonces comandante del Regimiento Tarapacá. Resultado: aproximadamente 100 muertos, quinientos heridos y un régimen que hizo aguas en 14 días por su altísimo grado de ilegitimidad, producto de un despiadado uso de la violencia uniformada.

En momentos en que masistas de uno y otro bando van por la vida arrancándose los ojos, la derrotada derecha neoliberal en cuatro elecciones presidenciales consecutivas vuelve a mostrar las pezuñas en el propósito de sacarle rédito a la división en el partido de gobierno y ha arremetido instando al presidente Arce a desbloquear la carretera que une-separa a Cochabamba de Santa Cruz por un lado y de Oruro-La Paz por el otro. Se trata de un burdo intento de instrumentalización en  que además entran en juego actores mediáticos como el execrable operador-persecutor de Arturo Murillo en 2019, Alejandro Entrambasaguas, que desde España busca reactualizar el morbo acerca de la conducta sexual de Evo Morales y Martín Sivak, que 16 años después de escribir “Jefazo” (2008), publica recientemente otro libro (“Vertigos de lo inesperado, el poder, la caída y el reino”, 2024) en el que, según sus propias afirmaciones, “Evo es un señor de 65 años con algunas cosas infantiles.”(Diario El Deber, 22 de octubre, 10:11 AM).

El enemigo principal de la soberanía y la autodeterminación de la Bolivia nacional popular es la derecha neoliberal nacida en las dictaduras militares y ese enemigo principal, después de su decisiva participación en el golpe de Estado de 2019, se activa nuevamente para ser agendado en los programas televisivos en los que sobre todo se hace un limitado periodismo declarativo de unos contra otros, y muy poco de contextualización e interpretación en el que debiera predominar el debate de ideas con potencia para orientar a las audiencias.  En ese contexto, Tuto Quiroga emerge como el gran portavoz de un obsesivo antimasismo y en su tour de medios no duda en calificar de repugnantes a los alcaldes de Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra, Manfred Reyes Villa y Jhonny Fernández, otrora socios políticos en un artefacto llamado Megacoalición —del que fue parte el propio Tuto (1997-2001)— tal como lo exhibe una histórica fotografía que no deja de circular en el mundo digital en la que aparecen de izquierda a derecha Jaime Paz Zamora, el propio Jhonny Fernández, el Gral. Banzer al centro, el propio Tuto Quiroga, Oscar “Motete” Zamora Medinacelli, Remedios Loza y detrás de Banzer y Tuto, ¿adivinen quién? El capitán Manfred Reyes Villa, por hoy exitoso y bien posicionado en las encuestas, Alcalde de Cochabamba. 

Si a Tuto le hacen ascos sus exsocios políticos Fernández y Reyes Villa, todo porque hoy serían socios encubiertos del gobierno de Arce, ¿qué podríamos decir de todo lo que fue capaz este señorito que en su juventud jugaba básquet en el Nonis de Santa Cruz?

Como se trata de un personaje que hace gala de su rencor y pontifica desde la adjetivación moralista, es imperativo recordar que fue Tuto quien urdió la salida de Evo Morales del país en 2019 con el comandante de la Fuerza Aérea, Gral. Gonzalo Terceros, porque estaba convencido que, si el líder cocalero permanecía en el territorio nacional, el país ardía y Áñez no consolidaba su presidencia. Fiel a su doble discurso, hoy día Tuto califica de cobarde a Evo por haber huido.

¿Pero quién era Tuto en los días del golpe? ¿A quién representaba? ¿Qué institución lo envío a las reuniones de la Universidad Católica? ¿A nombre de quién marcaba territorio en la plaza Murillo el sábado 09 de noviembre por la mañana? Respuesta: Tuto estaba allí con el beneplácito de la Embajada de los Estados Unidos, de la internacional de la derecha latinoamericana, de la heredada militancia del banzerismo. Tuto es una criatura de la dictadura de Banzer que pontifica sobre la dictadura de Maduro. Tuto es el agente del imperialismo norteamericano dos veces derrotado por Evo Morales del que recibió, seguramente para su cabeza, dos traumáticas palizas electorales: 53 por ciento contra 28 en 2005, 61 por ciento contra 9 en 2014, y aquí la yapa:  renuncia a su candidatura en 2020 porque una encuesta le otorgaba un generoso uno por ciento de posibilidades de triunfo.

Finalmente: Tuto llevó a su abogado y compinche Luis Vásquez Villamor para genera el mecanismo “constitucional” que viabilizará la presidencia de Jeanine Áñez. Es uno de los autores intelectuales de la violación a la sucesión constitucional que generó la presidencia de facto de 2019. Pero claro, como cree que los desmemoriados son mayoría, ahora quiere persuadirnos que Reyes Villa y Jhonny Fernández son repugantes. Para decirlo sin vueltas, Tuto es el gran pichón de la dictadura. Cambio y fuera.

Julio Peñaloza Bretel es periodista.

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