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Eurofútbol

El gran fútbol de hoy y sus grandes exponentes está concentrado en las grandes ligas europeas que nutren a las selecciones protagonistas que empiezan a jugar sus opciones en octavos de final. El fútbol hoy, en términos de calidad de jugadores, competitividad, fortaleza organizativa y proyección a mediano y largo plazo se está jugando, en primer lugar, donde fue concebido a fines del siglo XIX.

Las 32 selecciones que llegaron a Brasil 2014 presentaron futbolistas que actúan en 52 ligas nacionales. De los 736 jugadores solamente tres están libres, es decir, fueron convocados sin pertenecer a ningún equipo. Cerca de 400 profesionales, esto es, aproximadamente el 60 por ciento del total, prestan servicios nada más que en cinco ligas europeas con Inglaterra a la cabeza que tiene 120, seguida por Italia con 82 y España 63, mientras que en Alemania hay 80 y en Francia 53.
Peldaños más abajo en número de futbolistas, es decir, entre 30 y 20 aproximadamente por cada país, figuran Rusia, México, Turquía, Holanda, Estados Unidos, Portugal y Grecia,  lo que significa que solamente dos países americanos figuran en este segundo pelotón de selecciones, por cierto bastante más lejos en número de las cinco principales ya citadas.

¿A qué voy con estos datos? A reconocer con claridad y despojado de malentendidos patrioterismos que el fútbol hoy, en términos de calidad de jugadores, competitividad, fortaleza organizativa y proyección a mediano y largo plazo se está jugando, en primer lugar, donde fue concebido a fines del siglo XIX, con la llamativa contradicción de tener la liga más competitiva de clubes de primera división y un cuadro nacional con todos sus jugadores actuando en la Premier League, pero que no ha podido ser mejor que sus rivales en la fase de grupos, Costa Rica, Uruguay e Italia.

Los más destacados futbolistas sudamericanos, encabezados por Lionel Messi, Neymar Jr., Luis Suárez, James Rodríguez y Alexis Sánchez, nacieron en el sur y cruzaron hacia el norte para someterse a procesos de maximización de sus virtudes, ampliamente demostradas por el argentino, el uruguayo, el colombiano y el chileno, y en proceso de consolidación en el caso del brasileño. Suelo recurrir al mismo ejemplo para fundamentar lo que digo con respecto de este tema: Juan Sebastián Verón declaró hace un par de años que perfeccionó y potenció su profesionalismo en el Manchester United, que de no haber pasado por la Lazio primero y por el equipo de los diablos rojos después, difícilmente habría alcanzado los notables índices de rendimiento a los que pudo llegar y que la condición física alcanzada en Italia e Inglaterra le está permitiendo retirarse  a los 39 años, dos menos que su compatriota, Javier Zanetti, quien dejó la práctica hace unos meses, luego de vestir la camiseta como capitán del Inter de Milán durante casi dos décadas.

Basta con mirar la calidad de juego que en términos generales se produce en los torneos continentales sudamericanos para llegar a la sencilla conclusión de que la materia prima con valores muy jóvenes de gran proyección está aquí, pero que la calidad de trabajo que los clubes de primera división promueven en nuestra América del Sur dista muchísimo de lo que se hace allende los mares, con todo lo que implica en materia de beneficios y efectos perniciosos, el saltar a escenarios en los que la importancia del juego ha terminado siendo igualada con el merchandising que comienza con la brazuca y pasa por zapatillas, botines y chuteras que se renuevan de manera cada vez más acelerada porque se trata de vender la novedad fosforescente de turno o el nuevo par con el zapato izquierdo celeste y el derecho fuxia.

Ocho selecciones americanas, seis europeas, y dos africanas comienzan a jugar sus opciones hoy por octavos de final. Deberá quedarnos claro que los mejores futbolistas de todas ellas, han perseguido como principal objetivo en sus carreras profesionales, llegar a militar en algún club de liga europea, donde también se producen contradicciones como la del Real Madrid, que luego de ganar su décima Champions League, despidió a sus grandes figuras hacia las distintas selecciones nacionales de las que forman parte, y la gran mayoría de ellas fracasaron estrepitosamente en este mundial brasileño, lo mismo que los ingleses, luego de espectaculares exhibiciones de sus principales equipos en la última temporada, para nada reflejadas en la fracasada selección despachada a casa muy rápidamente, luego de formar parte del llamado “grupo de la muerte”.

El fútbol de América, los mejores exponentes de la élite mundial nacidos aquí, han perfeccionado sus trayectorias en el viejo mundo, y no ha sucedido al revés. Gracias a la solidez institucional y a los cuantiosos recursos económicos de que disponen ha sido posible que Lionel Messi haya mejorado su estatura unos cuantos centímetros y se haya convertido en el mejor futbolista del planeta en la última década, o que Luis Suárez mejore una barbaridad en velocidad, precisión y disparo, lo mismo que Angel Di María. Es cuestión de dinero en gran medida, ciertamente, pero no solo, porque éste no sirve si no llega sustentado por proyectos en los que futbolistas de aquí y allá se sienten arropados para llegar a rendimientos que ni ellos mismos jamás soñaron.

N.del Editor: Desde hoy y hasta la finalización del torneo, nuestro columnista Julio Peñaloza Bretel envía esta columna y otro material informativo y gráfico desde Río de Janeiro, ciudad en la que se juega hoy el partido por octavos entre Colombia y Uruguay, lo mismo que uno correspondiente a cuartos el próximo 4 de julio y la final  a disputarse el domingo 13 de julio, todos ellos en el estadio Maracaná.