Emoción, llantos, abrazos, estruendos de gritos, una verdadera explosión de alegría estalló tras el sufrimiento de 120 minutos sin goles, cuando Argentina se consagró finalista del Mundial de Brasil al batir a Holanda en los penales (4-2), tras 24 años de sequía de títulos.

«Brasil decime qué se siente, tener en casa a tu papá», cantaron al unísono como un himno a la alegría, los al menos 46.000 aficionados que se agolparon frente a una pantalla gigante en la plaza San Martín, en el centro de Buenos Aires, según el conteo de los organizadores.

El ya clásico cántico de las canchas, pero con letra adaptada al máximo rival futbolístico en la región, se volvió un himno de la afición albiceleste, que se repetía sin cesar… «Y Maradona es más grande que Pelé», seguían cantando mientras miles confluían en la zona del céntrico Obelisco, habitual destino del festejo futbolero.

Luego del angustioso silencio, en un país donde en un día feriado, todo, absolutamente todo, se paralizó desde que a las 17.00 locales se oyó la pitada inicial de la semifinal del Mundial disputada en Sao Paulo, la explosión fue mayor.

Bocinazos y gritos de alegría llenaron la ciudad en un instante mientras fuegos artificiales estallaban frente al Planetario, en el barrio de Palermo.

«Los chicos no fallan»

«Sabía que los chicos no me fallarían. Tengo 80 años y veré tres Copas», dijo a la AFP Alfredo, alias ‘El Lechuga’, feliz con su gorro albiceleste y un peluche en sus manos vestido de futbolista argentino.

Por su edad, Alfredo ya festejó las conquistas en el Mundial de Argentina-1978 y de México-1986, pero muchos otros que vibraron junto a él en el anochecer invernal son demasiado jóvenes para haber vivido esa emoción.

«Esto es lo más lindo que nos pasó en este momento. Y ahora vamos por Alemania a la que no le tenemos miedo. El domingo volvemos a celebrar en el Obelisco, el 1 a 0 a Alemania», pronosticó Rocío Ospina, de 25 años, quien con su apellido de arquero colombiano sueña con el título.

Los festejos y los cánticos se hicieron sentir en la misma proporción en la que crecía el sufrimiento durante el partido cuyo final incierto hizo temer lo peor, mientras sobrevolaba sobre el país el fantasma de la catastrófica goleada alemana a Brasil 7-1 en la otra semifinal del martes.

«No tuve dudas de que estos muchachos nos darían este regalo. Fueron de peor a mejor y yo sé que lo mejor va a ser el domingo (en la final frente a Alemania). El lunes tenemos a Leo Messi trayéndonos la tercera copa», afirmó Miguel Franco, 46 años, como si siempre hubiera conocido el resultado final.

El arquero Sergio Romero fue inmediatamente alzado a la categoría de héroe por haber atajado dos de los penales holandeses, mientras que el pilar del equipo Javier Mascherano fue considerado «un prócer» en el día patrio.

Hubo quien rezó e imploró que el Papa Francisco, reconocido futbolero argentino, haga lo suyo e intervenga ante Dios.

Los argentinos gritaron, maldijeron, sufrieron y lloraron de emoción en plazas, bares y hogares de todo el país, desde Ushuaia, en el extremo sur, hasta La Quiaca, limítrofe con Bolivia, para luego transformar la noche en una fiesta albiceleste.

«íOoooh no te puedo creer!», habían gritado frente a la pantalla gigante cuando primero Rodrigo Palacios y luego Maximiliano Rodríguez perdieron preciosas ocasiones frente al arco rival, en tiempo de alargue que marcaba el destino de penales.

«Los penales, en el baño»

También en el Parque Centenario, otro de los «puntos de encuentro» de hinchas en un barrio de clase media, el anfiteatro se llenó y centenares de personas que pretendían entrar debieron resignarse a bares del vecindario sin perder la pasión.

En en Parque Patricios, un popular barrio residencial, en el sur de la Capital, las calles estuvieron desiertas como en toda la ciudad, hasta que llegó el alivio.

«Es increíble. No sabés como sufrí. Vivó los penales en el baño. No podía», confesó a la AFP Carlos de la Rúa, de 62 años, que salió a la calle en pantalones cortos a pesar del frío en la noche del invierno austral.

«Es impresionante la fuerza que puso Argentina. El domingo gana cómodo argentina. Lo más difícil era vencer a Holanda», insistió este abogado y locutor de radio conocido como «El loco de la colina».

Javier Rodríguez escribió un «Vamos Argentina», frente a su casa sobre un afiche de publicidad.

«Estoy sorprendido. Pensaba que nos quedábamos en semifinal como Brasil. Ahora me da miedo Alemania», dijo este psicólogo de 25 años, recordando malas experiencias de otros Mundiales, pero «esta vez salimos victoriosos. Llegó el día de Messi», pronosticó.