Alemania vibra como nunca apoyando a la «Nationalmannschaft», que sueña con ganar el domingo por la noche en Brasil ante Argentina su cuarto título mundial, el primero después de la reunificación del país en 1990.

«80,8 millones de corazones laten hoy por ustedes», titulaba este domingo por la mañana el diario germano Bild, el más popular del país, consagrando su portada y otras 54 páginas a esta gran final en Rio de Janeiro.

Se espera que millones de alemanes salgan a las calles del país por la noche para seguir el acontecimiento, ya calificado de «histórico», incluso para la canciller Angela Merkel, que estará presente en las tribunas del Maracaná para empujar a los jugadores de Joachim Löw.

Cerca de 200.000 hinchas se reunirán principalmente delante de la Puerta de Brandenburgo, en pleno centro de Berlín, donde las banderas negro-rojo-oro han copado la escena desde el inicio de la competición.

En las tiendas, las vidrieras exhiben la fiebre mundialista: frutas oscuras, rojas y amarillas decoraban los mostradores con los colores nacionales.

Piel de gallina

«íQué día! íPara tener la piel de gallina! Hoy (domingo) Alemania puede consagrarse campeón del mundo por cuarta vez. (…) Nuestro once ha conquistado la tierra entera con sus siete goles contra Brasil (en semifinales). Aun los brasileños desean nuestra victoria», exclamó Bild.

Esa semifinal, seguida por 32,57 millones de telespectadores en Alemania, se convirtió en el acontecimiento más observado de la historia de la televisión germana. Y un nuevo récord podría caer el domingo por la noche.

Los alemanes, para quienes sólo la victoria es bella, han acumulado frustraciones estos últimos años, ubicándose entre los primeros lugares en torneos importantes de fútbol, pero jamás ganando desde la Eurocopa-1996. Y un título mundial se espera desde hace 24 años.

En 1990, el país estaba en curso de reunificación cuando conquistó el trofeo del Mundial de Italia, justo frente a Argentina (1-0 en la final).

Esta larga espera es considerada como una injusticia para un país que tiene el récord de finales disputadas (8) en Copa del Mundo.

Para el diario berlinés Tagesspiegel, es tiempo de que Alemania sea recompensada: «Alemania no es sólo la iglesia cristiana, el islam y el judaismo, en cuarto lugar está también el Dios fútbol. Y en un momento u otro, el Dios fútbol debe mostrar reconocimiento hacia nosotros por haberlo puesto en el mundo».

El tabloide berlinés «BZ» también apelaba a la metáfora religiosa, desafiando a los argentinos: «Usdes son el Papa, pero nosotros somos Dioses», con una fotoa de los once titulares de la Mannschaft y una del papa Francisco.

Tras el recital (7-1) frente a los míticos brasileños en su casa en semifinales, los alemanes se ven favoritos.

Lo importante es ganar

«Somos la mejor selección, pero eso no es garantía de título», juzgaba el campeón mundial de 1974, Günter Netzer. «Igual soy optimista, no vamos a dejarla escapar ahora (la Copa). íHoy vamos a ser campeones del mundo!», añadió.

«Seguramente no va a ser fácil», estimó Angela Merkel, en una entrevista que debía ser difundida el domingo por la tarde. «Jamás una selección europea ganó (la Copa del Mundo) en Latinoamérica, por lo que cruzamos los dedos, aunque creo que la posibilidad (de una victoria) está ahí», comentó, rechazando dar un pronóstico de resultado: «para mí es lo mismo, lo importante es ganar».

En cambio, para el fabricante alemán de indumentaria deportiva Adidas la victoria ya es segura, porque entrega su ropa a los dos finalistas.

Y a nivel de ventas, los dos millones de camisetas de la «Nationalmannschaft» compradas durante la competición ya le aseguraron suceso, aunque si Alemania gana la final del Maracaná nuevos pedidos podrían llegar, pero ya con camisetas con cuatro estrellas.

Más allá del resultado deportivo, el Spiegel analizó el torneo como un verdadero éxito para Alemania.

«La Copa del Mundo llega a su fin y hemos visto una selección alemana que juega con madurez y a veces con elegancia», escribió el semanario en su edición que saldrá a la calle el lunes. En un país marcado por su pasado nazi, que se cuestiona siempre su imagen en el extranjero, «estas últimas semanas (…) han mostrado otra Alemania, un país abierto y optimista», señaló.