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Pétalos caídos del Mundial

La grandeza es de Alemania, con ocho finales del mundo (récord) y cuatro coronas. Siempre lo busca, siempre está preparado. No sería extraño que vuelva a coronarse en Rusia, esta generación tan buena tiene edad para otra Copa en el máximo nivel.

Ha terminado el Mundial Brasil 2014. El siguiente es un resumen con las emociones aún frescas. Ahí va…

EL GOL. De Mario Gotze. No solo por tratarse de la final, sino por la concepción brillante de la jugada. Definir una Copa del Mundo con semejante gol es para contárselo a los hijos, los nietos y los bisnietos.

EL GOLAZO. De James Rodríguez a Uruguay. Para la historia por belleza, determinación y precisión en la maniobra, toda llena de clase. Pese al golazo de Gotze en la final, el de James sigue arriba.

LA SELECCIÓN IDEAL. Keylor Navas (Costa Rica); Vlaar (Holanda), Garay (Argentina), Hummels (Alemania), Yepes (Colombia); Kroos (Alemania), Mascherano (Argentina), James Rodríguez (Colombia); Robben (Holanda), Messi (Argentina), Muller (Alemania). Ponemos una línea defensiva con cuatro centrales porque no hubo laterales destacados. Algunos medios dieron a Lahm (Alemania) como lateral derecho y a Rojo (Argentina) como izquierdo. Y lo hicieron discretamente bien, aunque no para integrar una selección ideal.

EL PAPELÓN. De Brasil en el 1 a 7 con Alemania. Si el “maracanazo” duró 64 años, esto durará 128. Nunca visto. Tuvieron que levantar el pie del acelerador los rivales para no hacerle 12 o 13. Causó un terremoto en el país do futebol.

LA MANCHA. Los arbitrajes. La FIFA los calificó de excelentes. Fueron muy pobres en general. Es el único punto del fútbol que nunca mejora. Y va a seguir así, no hay buenos jueces en ninguna parte.

EL TÉCNICO. Muchos excelentes, sobre todo el entrenador campeón, Joaquin Low, pero elegimos al colombiano Jorge Luis Pinto por la sensacional actuación de Costa Rica. Cuando un equipo luce ese estado mental y físico, ese deseo de jugar bien la pelota, el técnico tiene todo que ver.

LA ATAJADA. De Ochoa ante Brasil. Todavía parece increíble que le haya sacado ese cabezazo a Neymar.

EL FENÓMENO. De los arqueros. Hubo una docena de notables. Y del resto, varios buenos. El mencionado Ochoa, Navas, Neuer, Tim Howard (EEUU), Ospina, M’Bolhi (Argelia), Claudio Bravo (Chile), Romero (Argentina), Cillessen (Holanda), Enyeama (Nigeria), Domínguez (Ecuador), Courtois (Bélgica)… El puesto que más avanzó en el fútbol, cada vez son mejores. Ahora no es fácil meter goles como hace 50 años.

LA LOCURA. La sanción a Luis Suárez. No se discute el castigo sino la desproporción. Ni a un delincuente lo sacan de ningún lado como lo deportaron de Brasil. Ahora la FIFA le prohíbe al Barcelona presentarlo como su nuevo fichaje. Una vez más preguntamos: ¿no es demasiado?

EL GIGANTE. Costa Rica. Una actuación inolvidable por táctica, técnica, físico y mentalidad, con varios jugadores sobresalientes: Campbell, Bryan Ruiz, Bolaños, Celso Borges, Óscar Duarte, Keylor Navas… Llegó como Pulgarcito, se fue como Ulises…

LA REVOLUCIÓN. No fue táctica, sino de actitud: no hay temores como antes, todos salen a ganar, grandes, medianos y chicos.

EL AUSENTE. Cristiano Ronaldo. Igual que si no hubiera venido.

LA DECLINACIÓN. Del fútbol brasileño. Perdió completamente su identidad de juego. Irreconocible. Y eso lo hace vulnerable.

EL AVANCE. De Colombia. No solo hizo su mejor Mundial, llegando a cuartos de final, mostró buen fútbol, personalidad para imponerlo y algunos grandes jugadores como James Rodríguez, Yepes, Ospina, Cuadrado. Muy positivo.

LA GRANDEZA. De Alemania, 8 finales del mundo (récord) y 4 coronas. Siempre lo busca, siempre está preparado. No sería extraño que vuelva a coronarse en Rusia, esta generación tan buena tiene edad para otra copa en el máximo nivel.

EL JUEGO. De bueno para muy bueno. Unos lo hacen mejor que otros, pero todos saben jugar, hay intensidad, emoción, goles, táctica, preparación, competitividad. En ese sentido, muy buen Mundial.

LA COINCIDENCIA. De Tostao con Teófilo Cubillas, dos estrellas de México ’70. El ‘Nene’ nos confesó que este Mundial lo había deleitado y que todo era mejor que en aquel, considerado siempre como irrepetible. Tostao, por su parte, escribió en Folha de Sao Paulo: “Esta Copa fue espectacular, inolvidable”.

EL REGRESO. De Argentina a una final, después de 24 años. Buen Mundial. Revalorizó su fútbol, fue de menos a más. Vino con la etiqueta de gran ataque y mala defensa. Fue al revés. Pero mostró la fuerza mental del jugador argentino, que no se achica.

LA CRÍTICA. De Lothar Matthaus a los jugadores brasileños, en una nota publicada en el Jornal du Dimanche, de París. “No entiendo por qué un jugador de fútbol llora. Los brasileños siempre lloran. Tocan el himno, lloran; eliminan a Chile, lloran; pierden con Alemania, lloran. Ellos tienen que mostrar que son hombres y son fuertes. Nunca vi nada tan nefasto como el lenguaje corporal de ese equipo”. Duro, pero adherimos en que el llanto no es propio de este juego.

EL ELOGIO. Del propio Tostao: “La Argentina merece aplausos por haber enfrentado, al mismo nivel, a Alemania, y por haber tenido chance de vencer”.

LA PENA. Que no hayan podido avanzar más de tres jugadores notables, que dieron muestras de su extraordinaria jerarquía: Modric (Croacia), Pirlo (Italia) y Benzema (Francia). Les pasó un poco lo que a Messi: estaban solos para jugar. No obstante, Modric tuvo en Rakitic un buen socio de medio campo y Benzema contó con el interesante Valbuena en ataque, pero no son tocadores de pelota. Tienen otras características.

EL DESPRESTIGIO. De la FIFA. Cada vez es mayor. Antiguamente parecía una organización sino perfecta, muy seria. Ahora está todo el tiempo pateando la pelota afuera, lejos; en cualquier tema. Parece querer arreglar todas las cuestiones con dinero, componiendo, tapando situaciones en lugar de darlas a luz. Tiene un producto excepcional llamado Mundial, da la impresión de no estar a la altura. Que su presidente no haya podido dar la cara en la inauguración y en el cierre del torneo dice mucho de la imagen que se ha ganado la entidad.

LA UNIVERSALIDAD. Del fútbol. El domingo, durante las dos horas de la final, gran parte del mundo quedó paralizado. Y va en aumento.