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Que Bolívar siga adelante

Bolívar ha hecho hasta ahora una magnífica Libertadores. Solo perdió un partido, el primero —cuán lejano, hasta anecdótico, resulta ese tropiezo—, luego fue en constante ascenso y ya lleva ¡nueve! seguidos sin caer. Se convirtió en algo así como la sensación del certamen y ojalá que siga por el mismo camino. Sería lindo.

Esta semana vuelve a escena el principal torneo de clubes de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) con la puesta en escena de las semifinales. En dos llaves, los cuatro mejores del torneo —entre ellos el nuestro— reanudarán su lucha, esta vez por el sueño de alcanzar la finalísima y de alzar la Copa. Ninguno de ellos lo consiguió antes.

No deja de ser un perjuicio para todos que tras jugarse los cuartos, la Conmebol hubiera parado el certamen para dar lugar a la Copa del Mundo en vez de permitir que se siga jugando; había tiempo para ello. Sin embargo cuando la decisión fue tomada nadie pensó (los directivos jamás lo hacen) en el daño deportivo.

Cuando pasado mañana Bolívar salte a la cancha del Nuevo Gasómetro para afrontar la semifinal de ida, difícil que sea el mismo que aquél que venía embalado y en racha. Lo mismo les va a pasar a los otros en esta fase definitiva, la que, lamentablemente ya sin el ritmo que traían los equipos, definirá al campeón. Así no es lo mejor.

Más allá de ese detalle que no es menor, habrá que ver cuán diferente resulta Bolívar, si acaso le afecta o no la partida de William Ferreira (emblemático, goleador) y en qué medida los nuevos (si Azkargorta está pensando en poner por lo menos a algunos de ellos) ayudan.

“Con o sin Romagnoli, el rival será San Lorenzo”, decía el vasco tratando de minimizar el reclamo tan fuera de lugar que hizo la dirigencia bolivarista en su intento por hacer ver que el argentino estaba siendo favorecido por la Conmebol, perfectamente amparada en una norma FIFA para corregir una decisión disciplinaria arbitral a la que todos los clubes están en su derecho de apelar si se sienten afectados. Quizás los dirigentes celestes no lo sabían y se mandaron tamaño papelón a tan poco de que el equipo regrese a la cancha para afrontar tan importante fase copera.

Que en lo deportivo los aciertos de Bolívar sigan (a otros niveles no hay caso de decir lo mismo) y que el bolivarismo continúe celebrando. Nunca nada es fácil, pero en la cancha ellos, los celestes, ya han demostrado que se puede.