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Disputas políticas

El deporte paceño está en medio de las disputas políticas. Como el Gobierno central y el departamental —cada uno en manos de partidos políticos distantes— no comulgan, las diferencias se notan a leguas.

La Gobernación del departamento maneja el Servicio Departamental de Deportes (Sedede), por ende es el encargado de los escenarios deportivos paceños como es el caso del estadio Hernando Siles.

El anterior gobernador, que era oficialista, comandó algunos trabajos, por ejemplo, trajo el nuevo césped. Entre otras cosas también prometió el cambio de la pista atlética, sin embargo, se fue y esa labor la dejó a medias. Ahora no hay cuándo el Siles estrene otro piso para esa disciplina, que no tiene en dónde llevar a cabo sus actividades.

Desde hace unos días, la empresa —contratada por el oficialismo— que tenía a cargo los trabajos de refacción de la estructura en Miraflores agarró sus cosas y se marchó por fuertes diferencias con la gente de la Gobernación —que es de la oposición—, que le hizo algunas observaciones. A partir de ahí no hay quién garantice la reanudación de las obras.

Antes, el Siles era utilizado para un sinfín de actividades que tenían que ver con el partido de gobierno, a ratos hasta se abusaba del escenario. Ahora nada.

Sin ir lejos, dentro de unos días comenzará un torneo nacional de la categoría Sub-18 promovido por el presidente del Estado, Evo Morales Ayma, pero los equipos locales en vez de jugar en el Siles lo harán en el estadio Rafael Mendoza de Achumani, de propiedad del club The Strongest.

En ese mismo certamen, La Paz —mediante el Sedede— tendría que contar con sus selecciones representantes, no obstante, los celos políticos marcan otra cosa, a tal punto que los equipos paceños vendrán de los Yungas, donde Evo y compañía cuentan con sus aliados.

Lo que ocurre en el estadio (ojo, hay que cuidar esa estructura y no dejarla abandonada) y lo que pasa con las selecciones paceñas para un torneo que tiene la intención de promover valores, son apenas dos ejemplos de lo mal que va la cosa.

Hay que insistir en el asunto: no es bueno mezclar la política con el deporte. Que los políticos se maten si eso quieren, pero deben dejar vivir y crecer al deporte.