Un Balón de Oro a domicilio
Favorito El tema era ése, el Balón de Oro. Quién lo ganará. Messi, pues. Como dijo un lector meses atrás: ‘Deberían llevárselo a casa’ Futbolísticamente, es curiosa Sudamérica: produce los mejores jugadores del mundo, también los dirigentes más corruptos. Los primeros son extraordinarios; los segundos también. Tan extraordinarios son los futbolistas que surgen a pesar de estos dirigentes, que en lo último que podrían pensar es en la formación de nuevos valores. Mientras se lo llevaban esposado en Suiza, Napout (presidente de la Conmebol) seguía ensayando palabras como “transparencia”, “licitación”, “cambiaremos…”. Sergio Jadue se iba de Chile entre una nube de carabineros y manifestaba, con total serenidad, “me voy a tomar un tiempo de descanso con mi familia en Estados Unidos…”. Y mientras se los están llevando esposados o presos, incluso amenazan: “Cuidado con calentarme el sillón, sigo siendo el presidente de la Federación…”. Otros huían por los montes, a ponerse a salvo del FBI. Es innegable: son extraordinariamente inefables (aunque la fiscal Loretta Lynch fue contundente: “No podrán escapar ni esconderse”). Ahora les agarró un ataque de cooperación, todos quieren cooperar. Pese a tales personajes, dos de los tres candidatos al Balón de Oro son sudamericanos. Y debieron ser los tres.
El tema era ése, el Balón de Oro. Quién lo ganará. Messi, pues. Como dijo un lector meses atrás, “este año Messi no tendría ni que ir a la gala a buscar el Balón de Oro, Blatter debería llevárselo directamente a domicilio”. Pero Blatter tampoco estará, por otro detallito ético. Si no se queda dormido, como el jueves en su propia conferencia de prensa (nunca visto), deberá entregárselo Issa Hayatou, el interino presidente. Jamás hubo tantos interinatos en la historia como en el fútbol actual, en la Conmebol asume el interino del interino, en cualquier momento queda de presidente el portero del edificio.
“Siempre los mismos nombres”, se quejaba una señora al escuchar por Tv la terna finalista elegida: Messi, Neymar, Cristiano Ronaldo. Hay un cierto fastidio con este premio. Pero como diría un presidente de Conmebol mientras le ponen las esposas: “Puedo explicarlo”. Hay un nombre nuevo: Neymar. Y debieron ser dos si entraba Suárez en lugar de Ronaldo, como hubiese correspondido. El matador uruguayo tuvo un año espectacular, individual y colectivamente. En el lapso que cuenta para valorar el desempeño de los nominados, del 23 de noviembre de 2014 al 22 de noviembre de 2015, redondeó 40 goles y fue importante para conquistar el triplete barcelonés. Ronaldo marcó algunos tantos más, pero no ganó ningún título y su juego fue exasperantemente pobre, tanto que ya todos los analistas hablan de una declinación definitiva de su juego, reducido a simple pescador de área. A los 31 años podrá asegurar ingresos por marketing, pero ya no demostraciones futboleras.
La reiteración de nombres no agrada, pero es lógica: no siempre se da una época tan marcada por dos personajes rutilantes como Messi y Ronaldo. Es comprensible que acaparen una década, han signado una época. Hubo años en que no aparecían figuras, ni se sabía a quién darle el premio. Deberíamos preguntarnos al revés: si no son Messi, Ronaldo, Suárez, Neymar, ¿quién? No hay otros que den la talla para una distinción tan fuerte. Ribéry, Kroos, Robben, Ibrahimovic, Benzema, el mismo Iniesta, Wayne Rooney, todos los que en los últimos años han sido postulados como posibles triunfadores son muy buenos, pero indudablemente no como para alcanzar el trono. Y algunos ni para ser ternados, más allá de haber tenido algún gran año. Competir contra Messi y Ronaldo en la última década fue casi una misión imposible.
Cuando Messi asomó al fútbol ya se vio que estaría diez o doce años disputando el trono. Es un futbolista de todos los tiempos. Y ésta es su era. No nos asombremos si el año próximo vuelve a estar ternado. Tampoco es para sorprenderse que siempre sean elegidos jugadores del Barcelona y el Real Madrid, son los clubes más poderosos de la Liga más exigente. “La FIFA es una mafia”, dicen muchos al referirse a la votación. Error, la FIFA no elige, da a elegir. Luego publica el voto de cada elector. Es imposible mayor transparencia.
¿Por qué siempre se eligen delanteros?, preguntan muchos. Porque tienen el don más preciado del fútbol: el gol. “Lo más difícil del fútbol es hacer gol, todo lo demás se puede arreglar”, sentenció una vez Juan Ramón Carrasco. Por eso el Real Madrid paga 80 millones por James Rodríguez y 5 por Keylor Navas, un magnífico arquero. Es la diferencia entre marcar goles y evitarlos. Desde luego, los tantos solamente no pueden determinar un Balón de Oro, pero representan un buen argumento.
Neymar está haciendo su mejor temporada (es la tercera) desde que llegó a Barcelona. Durante la lesión de Messi se reveló como un interesante conductor de juego, además de sus goles y su habilidad desconcertante. Está en evolución y es muy merecido que integre por primera vez el tridente que aspira a las estatuillas.
En la temporada 2014-2015 Messi alcanzó nítidamente la dimensión de jugador total; que crea juego, asiste y convierte, arrancando desde el mediocampo para finalizar en el área. Ganará seguro su quinto Balón. Si subsistiera alguna duda acerca de sus merecimientos en esta temporada, vale repasar sus méritos acumulados en los últimos 365 días:
Elegido mejor jugador de la Liga de Campeones y máximo anotador; mejor jugador de la Copa del Rey y mejor jugador de la final; mejor futbolista del campeonato español y segundo goleador a 5 tantos del primero (43 a 48); líder en asistencias de la Champions League, de la Liga Española y de la Copa del Rey; Goleador de 2015 con 48 tantos hasta ahora (pese a estar dos meses lesionado). Mejor jugador de la final de la Supercopa de Europa. Su gol en la final de la Copa del Rey al Athletic de Bilbao es finalista para ganar el Premio Puskas de la FIFA. Su golazo al Bayern de Múnich fue proclamado el mejor del año por la UEFA con el voto de 199.910 usuarios (39%). Mejor jugador europeo 2014-2015 por 49 votos a 3 de Suárez y 2 de Ronaldo. Campeón de España, de la Liga de Campeones, de Copa del Rey y de Supercopa de Europa.
Impresionante. Lo que no miden los títulos, las distinciones ni las estadísticas es el juego. En ese rubro ha sido el curso más brillante de su carrera.