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Madrid echa a Benítez; Zidane es su nuevo DT

La salud del Real Madrid está en sus manos y el desafío es enorme: sin apenas experiencia, Zinedine Zidane fue el elegido ayer para sustituir al   cesado Rafael Benítez con la misión de salvar al club de una segunda temporada sin títulos.

Se trata de un bautizo de fuego para el ícono del fútbol francés, de 43 años, cuyos inicios como técnico en la élite habrían sido mucho más tranquilos al frente de cualquier otro club que el Real Madrid, un gigante planetario con diez Ligas de Campeones en su museo.

“Zidane es, sin ninguna duda, una de las figuras más grandes de la historia del fútbol. Sabe lo que significa estar al frente de la primera plantilla del Real Madrid. Es consciente de lo duro y apasionante de este banquillo”, declaró el presidente Florentino Pérez al anunciar el relevo en conferencia de prensa.

La designación es su consagración, aunque el calendario se haya precipitado por la marcha de Benítez, víctima de los malos resultados, goleado recientemente por el Barcelona (0-4) y tercero de la Liga a cuatro puntos del líder, el Atlético de Madrid.

“Es un día importante para mí. Estoy emocionado, más que cuando firmé como jugador. Voy a poner todo el corazón por este club para que salga todo bien”, declaró Zidane, acompañado por su esposa y sus cuatro hijos. “Tenemos al mejor club del mundo, a la mejor afición y lo que voy a intentar es hacerlo lo mejor posible para que este equipo gane. Lo importante es estar ya con el equipo y empezar a trabajar”, agregó.

El francés se hace cargo de un equipo de la dimensión del Real Madrid pese a que en noviembre reconocía no estar preparado para ellos. “Me falta mucho, un entrenador nunca está preparado. Estoy haciendo las cosas poco a poco y no tengo prisa”.

Aun así, ‘Zizou’ aparecía estas últimas semanas como el candidato ideal: la hinchada todavía lo adora y recuerda su antológica volea en la final de la Champions en 2002, conoce bien el club donde jugó de 2001 a 2006. Su tarea consistirá en redirigir el rumbo de un equipo confundido por la gestión de Benítez y desmoralizado por un 2015 catastrófico: ningún gran trofeo mientras el eterno rival, el  Barcelona, los ganó casi todos.