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La obsesión con la ‘altura’

Ahora que vino Boca Juniors a jugar con Bolívar el pasado jueves y que vendrá River Plate para hacerlo frente a The Strongest pasado mañana, la altitud de La Paz (3.600 metros sobre el nivel del mar) ha cobrado fuerza una vez más debido a una clara intención de un sector del periodismo argentino por hacer ver a ese factor como una excesiva influencia en el juego en contra de los equipos visitantes y a favor de los locales.

Boca, muy inteligente, jugó un buen segundo tiempo en el Siles, apareció la figura de Carlos Tévez —desaparecida en la “bajura” bonaerense—, y el famoso club argentino se llevó un empate de Miraflores y les tapó la boca a los detractores —porque ya son eso— de la altitud.

Fox Sport, la cadena que tiene los derechos de televisación de la Copa Libertadores, tiene una especial obsesión para referirse al asunto. Pareciera que está en un libreto cualquiera sea el periodista a cargo de transmitir un partido con origen en La Paz: “la altura por aquí, la altura por allá”.

Ayer, el diario Clarín, uno de los más prestigiosos medios impresos de Argentina, publicó y tituló —nos parece de manera malintencionada— una nota de algo que ocurrió hace cincuenta y tantos años: “De eso no se habla: morir en La Paz” y contó —a su manera— lo que en 1959 le sucedió al futbolista Roberto Bassignani (29 años), de Central Córdoba: “La historia olvidada del jugador argentino que murió a 3.600 metros de altura”, rotuló.

Su equipo vino a jugar unos partidos amistosos. “Al día siguiente del segundo sufrió una bronconeumonía fulminante. Unas horas después falleció en una clínica de la ciudad. Su sorpresiva muerte generó muchas dudas e incluso en el ambiente del fútbol comenzó a circular que había que tener más recaudos para jugar en la altura de La Paz”, según el periodista Oscar Barnade.

No había por qué meter en el asunto a los 3.600 metros ni a ningún sitio con altitud. La bronconeumonía es una inflamación de los bronquios debido a una infección y se la puede contraer en el llano o en la altitud. Más bien, fue un descuido traer a un jugador que estaba enfermo y someterlo a la alta competencia.

Afuera sigue la clara intención de poner en tela de juicio el hecho de jugar en La Paz. Clarín dice, en el párrafo final —a manera de ponerle un poquito de verdad a lo escrito— que “su muerte no estuvo relacionada y no tuvo que ver con el hecho de jugar en la altura”, aunque lo deja como “un cambio de paradigma para los equipos argentinos”, equipos que, como Boca, cuando vienen a jugar de verdad, no necesitan de un tubo de oxígeno para superar al rival.