Todos metimos la pata
Ni los que tiran las piedras se salvan. Todos metieron (o metimos) la pata en el “caso Cabrera”. Echarle la culpa —que efectivamente la tienen— solo a unos cuantos no es correcto.
El primer responsable, seguramente, es el presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF). No es cuestión de recibir la nómina de convocados que se la entrega un entrenador y darle curso. Hay que indagar si, por ejemplo, en ella hay un futbolista naturalizado. Tampoco el resto del Ejecutivo se salva: ni los vicepresidentes, menos el secretario general o el tesorero.
Buena bulla hicieron al anunciar su “renuncia” Marco Peredo (primer vicepresidente) y Clíver Rocha (tesorero), “avergonzados” y no dispuestos a ser parte de esta FBF que cada vez anda peor. A ver si su dimisión es tan cierta como la pintaron.
Nelson Cabrera, paraguayo, pero boliviano por naturalización, fue seleccionado para la Copa América Centenario y luego para dos partidos de las eliminatorias para el Mundial Rusia 2018. De acuerdo con la norma FIFA no estaba habilitado, debía tener cinco años de residencia en el país para ser elegible y no los tiene.
El horror (no el error) también lo cometieron los entrenadores, primero Julio César Baldivieso y después remató el asunto Ángel Guillermo Hoyos, ambos ignorantes de las normas. ¿Por qué no tendrían que saber ellos un Estatuto o un Reglamento que tiene que ver con su trabajo?
Los jugadores —que dicho sea de paso no son quienes para exigir la renuncia del presidente de la FBF— igual están obligados a conocer las normas. Si alguna vez uno de ellos jugó por otra selección lo mínimo es averiguar si puede ser parte de otra. Cabrera se lavó las manos afirmando que “todo el mundo sabía”. Si él hubiera sabido que no estaba habilitado no aceptaba la convocatoria de Bolivia.
Ni los periodistas nos salvamos. Si dirigentes, entrenadores y jugadores no indagaron, nosotros tampoco. Nos toca.
Ahora bien: así como en Bolivia metimos la pata, en Zúrich lo hicieron igual los de la FIFA al admitir una demanda de Chile y Perú fuera de plazo. El Reglamento de la Copa Mundial de Rusia 2018 otorga no más de 24 horas después de disputado un partido para presentar impugnación, denuncia o lo que sea; no un mes después.
Lo que corresponde ahora es luchar porque la FIFA le devuelva esos puntos a Bolivia. No se puede tolerar semejante aberración. El fútbol de por sí está mal para que la entidad que lo dirige lo arruine más.