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Un final salido de contexto

Por cómo transcurrió el partido y porque virtualmente no quedaba nada para su finalización, el empate destila un cierto dejo de sinsabor. Sin embargo, no corresponde perder de vista el valor del resultado (gol de visitante incluido) y, sobre todo, la superioridad de juego que The Strongest supo establecer en el Santa Laura.

He ahí una de las grandes diferencias. El aurinegro, a diferencia del dueño de casa, la tuvo clara. En más del noventa por ciento del trámite —que arrancó con una amonestación previa a los diez segundos y dejó a un expulsado tras el epílogo—  propuso e impuso su idea de fútbol. Es decir, manejó un ir y volver sumamente ordenado, a lo largo y ancho, factor que en una cancha de dimensiones mínimas adquiere particular trascendencia.

Una de las virtudes que Farías le ha otorgado es el adecuado aprovechamiento de los espacios. Además, claro, de la personalidad —y los atributos técnicos necesarios— para accionar de modo muy parecido en La Paz, Montevideo o Santiago.

En cambio, Unión Española careció de argumentos para asumir protagonismo. Palermo pensó que con tres delanteros de buen porte físico (Churín, Jaime y Salom) la cuestión se simplificaría y no hizo más que facilitar los rechazos de Maldonado y Marteli. El trío vivió desamparado hasta que bastante avanzado el cotejo fue deshecho por el entrenador argentino, que no sólo sufrió debido a lo señalado, sino por el desequilibrio de un mediocampo flojo a la hora de contener y aún menos solvente en función de crear.

El Tigre exhibió, asimismo, pericia individual y colectiva para emplear la pelota, aspecto que se acentuó luego de que Chumacero abriera la cuenta. Escobar reiteró su impronta, bien secundado por el resto.

Seguramente el desenlace hubiera sido otro si Sánchez no conjuraba un espléndido zapatazo de Veizaga sobre el final de la primera parte. El arquero, más tarde, volvió a evitarlo frente a un empalme de Jara.
Era victoria, pero Pinares —de lo más rescatable del local junto al meta— se le escapó a Ballivián, y Churín, en tiempo agregado, firmó la paridad.

De lo ideal se pasó a lo bueno. Que no es lo mismo, pero el próximo jueves el balón comenzará a circular con el aurinegro en fase de grupos. Y por cierto que no se trata de un dato menor.