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Juego, goles y voracidad

El fútbol exige desparramar virtudes, individuales y grupales, para disfrutar del éxito. Sin embargo, también demanda capitalizar las fallas del adversario. Una simbiosis de ambos aspectos es lo que aconteció anoche en Miraflores.

Y no hubo nada que moviera a la extrañeza en el lapidario cinco a cero. The Strongest no hizo más que ratificar —esta vez con un resultado generoso— la superioridad de hace una semana en Santiago. Bajo la batuta de Escobar y Chumacero, adecuadamente secundados por Veizaga y Castro, desnudó las manifiestas falencias de Unión Española en todos los sectores del campo.

El dueño de casa se apoderó del balón y el rival respondió con imprecisiones a granel, impropias de la competición internacional. Si a eso se agrega las actitudes de unos y otros (diametralmente opuestas a la hora de ocupar espacios, por ejemplo) no es difícil comprender la distancia que sentenció el final.

El Tigre no dio lugar a que nada nublara, siquiera ocasionalmente, el triunfo. Y por eso Vaca vivió, de seguro, uno de los partidos de Copa más tranquilos de su trayectoria, al extremo de casi no intervenir.

La historia —en lo que a la clasificación respecta— se resolvió al cabo del lapso inicial, tras los aciertos de Veizaga y Chumacero. La tripleta de Escobar durante el complemento otorgó ambiente de fiesta carnavalera que el “olé” descendido desde las graderías supo interpretar.

Es un gran momento del cuadro que dirige César Farías. Está claro que en la fase de grupos encontrará a rivales de otra talla —léase, de mayor jerarquía—, pero éstos también deberán preocuparse porque el rodaje aurinegro no solo está avalado por la condición de invicto, sino porque su volumen de juego se ha encumbrado en grado más que interesante y, además, va acompañado de regularidad, en casa y afuera, eso que tantas veces les ha faltado a las representaciones nacionales.

Superar dos rondas preliminares (exhibiendo solvencia, solidez y convicción) no es poca cosa, pero esto continúa. Y lo que ya no contiene sorpresa está llamado a confirmarse, pero también a creer que lo avanzado puede constituir el preludio concerniente a que lo mejor aún está por llegar.