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China: Liga supermillonaria… y mucho más

Lo que se propone el fútbol chino, lo consigue”, señaló al diario Marca el técnico español Juan Ignacio Martínez, a cargo del Shanghai Shenxin, de la Segunda División del país más populoso del mundo. Algo de ello hay: el fin de semana comenzó la Superliga China 2017 y el periodismo universal reflejó el hecho con generoso despliegue. Arrancando absolutamente desde cero, ya han logrado dos objetivos: 1) Armar una liga profesional importante. 2) Instalar en el consciente colectivo internacional que, futbolísticamente, China también existe; y va por más. Todo en apenas seis años.

El 31 de enero, al cerrar el libro de pases de invierno en buena parte del mundo, el fútbol chino dio otro golpe: gastó —o invirtió— la suma récord de $us 311 millones en fichajes. Batió su propia marca de enero de 2016 de $us 366 millones. Segunda, lejos, quedó la Premier League con $us 274 millones, según consigna Transfermarkt.com, el sitio alemán especializado en fichajes y valores de mercado. El argentino Carlos Tévez ($us 83 millones  por dos años), los brasileños Oscar ($us 63 millones) y Alexandre Pato ($us 19 millones) y el belga Axel Witsel ($us 53 millones) son las figuras más fuertes de esta última ronda de contrataciones.

Muchos sonríen por el dinero que empresas y clubes chinos están volcando sobre el fútbol. También sonreían cuando empezó el boom industrial chino: “hacen juguetes, chucherías…”, se decía. Ahora fabrican barcos, aviones, trenes, autos… Y no de juguete. En general, a los latinoamericanos les hacen gracia tantas cosas… Pero el resto del mundo avanza, en todo. Solo nos falta ser superados por clubes o ligas de África. Hace 20 o 30 años muchos reían porque Estados Unidos y Japón invertían montañas de dólares en dinamizar sus campeonatos; hoy ambos son muy competitivos. Estados Unidos asistió a los últimos siete Mundiales y Japón a los últimos cinco. A eso aspira China en un plazo prudencial. Otro tanto aconteció con los países árabes. Invirtieron y crecieron. Y vaya este dato de la realidad: el Mundial 2022 se hará en Qatar, un país 735 veces más pequeño que Brasil, 239 que Argentina, 111 que Perú, 98 que Colombia, 95 que Bolivia… Pero tiene el poder económico y la capacidad organizativa. Y si no la tiene, la contrata. El fútbol argentino tiene a Messi, pero no puede organizar un asado.

¿Que China pueda ser campeón del mundo algún día? Eso es otra cosa; para ello se necesita alumbrar a un supercrack y mucha tradición. Las potencias de este deporte tienen de 120 a 150 años de desarrollo futbolístico, es un tema cultural arraigado en sus sociedades.

Pero no solo la Superliga —16 equipos— hace contrataciones millonarias; hasta los equipos de Segunda se refuerzan por cifras que son prohibitivas incluso para los clubes más grandes de Sudamérica. Y de otras latitudes. Jaime Ayoví, delantero ecuatoriano de Godoy Cruz, iba a jugar la Copa con el equipo mendocino, pero recibió una superoferta de un club chino de Segunda y salió corriendo. La revolución del balón en China va en serio, de la mano de su desarrollo industrial, comercial, tecnológico y educativo. El presidente Xi Jinping es un superaficionado a la número 5, dio el puntapié inicial y empezó este fenómeno al que resto del mundo balompédico primero no dio crédito, ahora asiste con asombro.

“Se va a seguir invirtiendo”, declaró en Olé Han Wei Chen, exfutbolista chino criado en la Argentina, quien en 2013-2014 jugó en el River Plate uruguayo.

“La Superliga en China está en una etapa de crecimiento futbolístico e institucional. Hay ciudades que sí son fanáticas del fútbol como Beijing, Shanghái y Guangzhou. Años atrás la gente no miraba el fútbol local porque se decía que era todo apuestas, que estaba todo arreglado. En los últimos cinco años se empezó a profesionalizar más y se mejoró en el tema de los árbitros también”, agrega Chen. Y pone el énfasis en el nuevo perfil de los fichajes: “Lo que va a cambiar es la edad de los que lleguen: quieren futbolistas en plenitud como Oscar (25 años) para darle un nivel de fútbol más intenso y no con figuras que se están por retirar. Buscan jugadores que estén tres o cuatro años y que les transmitan el fútbol a los jóvenes”.

En seis años se creó un nuevo y poderoso mercado. Ya hay un centenar de futbolistas y 25 entrenadores extranjeros de renombre en la patria de Confucio.

Se han creado clubes y adecuado estadios, nace el marketing. La gran movida comenzó en 2011, con la contratación de Darío Conca, un zurdo argentino del Fluminense, que durante un año fue el futbolista mejor pagado del mundo, más que Lionel Messi y Cristiano Ronaldo incluso.

“¿Es un paso atrás?”, le preguntaron en Olé al ingeniero Manuel Pellegrini, quien de dirigir al Manchester City pasó a conducir el Hebei Fortune, de Qinhuangdao, una moderna ciudad de 3 millones de habitantes a 300 kilómetros de Pekín. “Es un paso absolutamente hacia adelante”, respondió el prestigioso director técnico chileno. Y descartó de plano haber priorizado lo económico. “Me sedujo un proyecto nuevo. Había cumplido 12 años en Sudamérica, en los mejores clubes de los países que estuve, y otros 12 en Europa también muy exitosos. Tuve muchísimas ofertas en una serie de países, pero al final me motivó más el conocer un mundo totalmente distinto: desde lo deportivo y lo cultural”. Es creíble, Manuel ya hizo fortuna dirigiendo a Real Madrid, el City, Villarreal, Málaga, River Plate, San Lorenzo, Liga de Quito, la ‘U’ de Chile, Católica…

Detrás de los pases millonarios hay toda una acción programada y coordinada en función de futuro: crecer, formar buenos jugadores, convertirse en un país futbolero, ir a los Mundiales, ser sede de uno, conformar un gran mercado futbolístico, ser líderes en Asia. Para empezar, han tomado algunas prevenciones: bajar de cuatro a tres el cupo de futbolistas extranjeros; el arquero de todos los equipos debe ser siempre un chino; inclusión de al menos dos jugadores Sub-23 chinos en todos los clubes; montar 20.000 academias de formación; llevar las actuales 11.000 canchas de fútbol a 70.000; y tener 50 millones de ciudadanos chinos jugando al fútbol para 2020, social o federativamente. Crear una liga poderosa fue el primer paso, hay un plan más ambicioso detrás. Tal vez se deba esperar 10, 15 o 20 años para ponderar los resultados, pero crecerá, ténganlo por seguro.