Dejó más de una conclusión
La Verde mostró como premisa ser un equipo corto y desplegado a lo ancho, con cinco zagueros y cuatro volantes, que no dejaron de recuperar, pero sin capacidad ni visión de generar, de hacer del contragolpe una herramienta real.
Si se quiere ver el vaso medio lleno habrá que convenir que Bolivia, con una formación no solo inédita, sino abastecida por varios debutantes, le complicó la vida a una Colombia que si bien dominó y acumuló unas cuantas oportunidades de gol no jugó bien y solo marcó diferencia a través de un lanzamiento penal. Si se quiere ver el vaso medio vacío tampoco admite demasiada discusión que el visitante solo apostó a contener y defenderse, ignorando la creación en campo contrario, lo que acarreó como consecuencia la inexistencia de ataque.
La Verde mostró como premisa ser un equipo corto y desplegado a lo ancho, con cinco zagueros y cuatro volantes, que no dejaron de recuperar, pero sin capacidad ni visión de generar, de hacer del contragolpe una herramienta real.
Entonces, el partido transcurrió en el marco de una tónica virtualmente invariable. El local manejando el balón, exagerando en los pases, sin dosis de sorpresa y fallando ostensiblemente en el toque final, el de mayor trascendencia. Los nuestros achicaron espacios, obligaron a que el adversario cayera más de una vez en posiciones de adelanto, pero no hubo cómo asistir al único delantero, salvo en una ocasión, a los 26’ del complemento, cuando Marcelo no encontró la manera de rematar en el área colombiana.
Los maderos salvaron a la selección en ambos episodios. También el aplomo de Carlos Lampe (protagonizó una estupenda doble tapada) y, está señalado, esa multiplicación de esfuerzos para interrumpir los circuitos del cuadro que proponía, aunque acusando las intermitencias de Rodríguez y Torres, los llamados a conducir que en definitiva carecieron de brillantez.
El resultado lo definió una infracción perfectamente evitable. Hasta ingenua. Rato antes, Coimbra ya había tocado la pelota con la mano, aunque de espaldas a la trayectoria. Luego, arremetió frente a la escapada de Cuadrado y esta vez el brasileño Ricardo Marques sancionó la pena máxima. James Rodríguez la convirtió sin un dejo de padecimiento y suerte. Es que el arquero atajó y el rebote le cayó manso al de Real Madrid.
La derrota permite al menos dos puntos de vista a la hora del análisis. Y ninguno deja de nutrirse de sustento. Porque no se contraponen. Y esa vinculación hace a lo sucedido —sin superar la barrera de lo discreto— en el Roberto Meléndez.
(24/03/2017)