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Premios para los deportistas

No es coherente premiar con 30.000 dólares a un campeón sudamericano y solo con 5.000 a uno mundial, se trata más bien de un desconocimiento en función de la importancia de ambos títulos, lo que se traduce en otra muestra del trato informal que reciben los deportistas bolivianos de parte del Estado.

Hace una semana, el Gobierno nacional se asoció al éxito de la dupla boliviana de ráquetbol que obtuvo por primera vez un campeonato del mundo en la disciplina y les entregó a Yazmine Sabja y Valeria Centellas esos 5.000 dólares para que se repartieran; efectivamente fue un gesto encomiable de parte de las autoridades, aunque no justo ni cabal.

Esa cifra fue cinco veces menor a la que recibieron los bolivianos ganadores del oro en los Juegos Sudamericanos Cochabamba 2018; es decir, pareciera que triunfar en una cita regional resulta más valioso que hacerlo en una de orden mundial, cuando la cosa es absolutamente al revés.

Más allá del grosero error que debería llevar a regular con seriedad este tipo de recompensas, si acaso la idea es sostenerlas y que no sean una simple salida momentánea, los deportistas siguen pidiendo a gritos verdaderas políticas de apoyo a lo que hacen, o sea recursos efectivos para su preparación que les faciliten condiciones adecuadas para su crecimiento y el del deporte boliviano en general, a fin de contar con mayores opciones de triunfos y que éstos no sean solo esporádicos.

En el último tiempo, los gobernantes de ahora deben ser los que más muestras han dado sobre su intención de reconocer la real importancia que tiene el deporte para actuar en consecuencia, no en vano fue creado el Ministerio de Deportes, pero no han acompañado aquello con métodos efectivos, con políticas reales, lo que más bien evidencia un descuido alarmante a esta parte de la sociedad.