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Azkargorta: ‘¿La alineación? Una hora antes, por favor’

Xabier Azkargorta no ha cambiado. El vasco, seleccionador boliviano en 1993, está igual que hace 25 años en algunas cosas. Por ejemplo, eso de guardarse la alineación hasta último momento.

— Profe, ¿qué equipo pondrá el martes?

— ¿La alineación? ¡Por favor! La daré una hora antes.

El martes 18, la próxima semana en el Hernando Siles de La Paz, Azkargorta volverá a dirigir a aquél equipo con el que Bolivia obtuvo la histórica clasificación al Mundial de Estados Unidos de 1994.

Será en “El partido de la gratitud” que se jugará recordando las Bodas de Plata de ese hito jamás repetido.
“No aseguramos que los desplazamientos sean rápidos porque los años no pasan en vano, pero seguro que precisión habrá”, matizó Milton Melgar, uno de los capitanes.

“Ni nosotros sabemos cuál será el equipo”, le siguió —entre risas— Juan Manuel Peña, uno de los más jóvenes de aquella selección.

Carlos Trucco, en el arco; Marco Sandy, Gustavo Quinteros y Miguel Rimba, en la zaga; Carlos Borja y Luis Cristaldo, como laterales volantes; Julio César Baldivieso, Milton Melgar, Erwin Sánchez y Marco Etcheverry, en el mediocampo; y William Ramallo, adelante. ¡Qué alineación!
Fue la que Azkargorta mandó a la cancha de Miraflores el 25 de julio de 1993, un día histórico, cuando Bolivia recibió a Brasil y le ganó por 2 a 0 en las eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos 1994. Con matices, era la base de ese torneo.

Salvo Quinteros, el resto estará “a disposición” del vasco en la programación, donde los más de 20 futbolistas que fueron parte del proceso de las eliminatorias y el mundial estadounidense volverán a reunirse para reencontrarse con aquella afición que los ovacionó hace 25 años y con la nueva que quiere ahora verlos de cerca.

— ¿Pondría de nuevo a ese equipo, profe?

— No sé todavía. Tanto para el partido del sábado en Santa Cruz (donde la Verde jugará con un combinado de exseleccionados paraguayos) como para del martes en La Paz tendremos que saber primero quiénes llegan y cómo llegan. Encima no podrán jugar dos partidos seguidos en cuatro días, por ahí uno se lesiona y habrá que ir observándolos cómo están. Ya saben, veremos el “aquí y ahora” de cada uno.

— Esa frase, ‘aquí y ahora’ usted la trajo hace 25 años y a mucha gente se le quedó para siempre. ¿Puede explicar a los niños y jóvenes de ahora qué significa?

— Esa frase era ley de vida de los legionarios, de los verdaderos legionarios hic et nunc en latín. Para qué esperar lo que vas a hacer mañana si lo puedes hacer hoy. Es un concepto de vida, porque eso de decir “ya entrené ayer” o “voy a entrenar mañana”, no;  sino, “voy a entrenar hoy y con todo”.

— El ‘aquí y ahora’ de ese su equipo significa, entre otras cosas, que la mayoría ya tiene 50 años o más…

— Seguro, pero va a ser un partido de confraternidad. Seguramente vamos a tener que medir todo eso muy bien más allá de las emociones y de lo que uno quiera hacer.

— ¿Cómo será ‘El partido de la gratitud’? ¿Qué verá la afición?

— La idea que se está manejando es la de volvernos a ver, jugar un poco, reeditar lo que pasó, recordar todo lo que fue con esos triunfos mancomunados entre todos. Nos volveremos a ver seguramente muchos de la selección, pero también bastantes y ojalá miles de personas que vivieron esas jornadas; y también las que no estuvieron, o aquellas que quieren volver a ver a nuestros jugadores aunque ya mayores como es lógico.

— ¿Qué significó la clasificación?

— Fue más que un tema deportivo, fue un tema de comportamiento de un equipo, de un plantel, de una selección y de todo un país. Ese grupo de jóvenes más todo un país hizo una demostración de que éramos capaces de ganar sumando todos, cada uno su parte, con mucha emoción y talento. Fue una demostración de que éramos capaces de triunfar y que en 25 años no se ha perdido ese sentimiento, sino al revés, se refuerza y creo que así va a ser siempre.

— ¿Le queda alguna anécdota?

— Sí, seguro, pero las feas las dejaré para un lado. Una de las que más recuerdo es cuando Platiní (Erwin Sánchez) falló el penal (ante Brasil) y bueno… tambaleó. Antes yo ya había decidido el cambio por Chocolatín Castillo y le pedí a la gente que lo aplaudiera y lo levantara a Platiní. Bueno, luego vino la locura de los goles.

Otra es a la vuelta de Montevideo y cuando todo el mundo quería irse contra el árbitro colombiano (Armando Pérez Hoyos) por todo lo que se observó, yo escribí una columna en el entonces periódico del finado Mario Mercado en la que puse: “No excusas”. Y nosotros seguíamos en poder de nuestro destino, porque puntuando en Ecuador íbamos al Mundial. No podíamos distraernos con otras cosas.

— ¿Cuán importante fue la gente?

— Por ejemplo, fue muy importante el recibimiento tras la caída en Brasil, porque nos arropó de gran manera pese a la dura derrota que habíamos sufrido (6-0). En ese momento surgió el actuar de un periodista como el (Fernando) Turco Berdeja, quien dijo esa famosa frase de “nos han metido 6 y qué”. Y tenía razón con el “¡y qué!”, porque a pesar de que perdimos 6-0 en Brasil seguíamos siendo primeros del grupo. Todas esas cosas fueron sumando y sumando.

— El martes se recordará el final de esa eliminatoria y la clasificación de Bolivia. ¿Qué pasó en Guayaquil?

— Primero que yo prohibí en el banquillo escuchar algo relacionado con el partido en Río de Janeiro, lo bueno fue que nosotros nos adelantamos en el marcador y el enfrentamiento entre Brasil y Uruguay era de entrar o quedar fuera, es decir el que ganaba iba al Mundial y el otro quedaba fuera; entonces, cuando Ecuador nos empató se me acercó el difunto doctor (Miguel Elías) Zaiduni, y me dijo: “Profe, tranquilo, porque va ganando Brasil”. Entonces yo le protesté seriamente: “No hombre”, le dije, porque yo quería clasificar por méritos propios y no por el favor de terceros. Y así fue.

(14/09/2018)